El buen director norteamericano Sidney Lumet nos presenta esta película que valgan verdades, no es lo mejor de su filmografía, ni mucho menos. Cuenta con el atractivo de tener en el rol protagónico a la bella Jane Fonda, pero cuya belleza se perderá caracterizando a la alcohólica y desaliñada protagonista, una mujer que se ve inmersa en una surreal situación, cuando despierta una mañana con un cadáver al lado, incapaz de recordar nada de la noche anterior, y tiene que resolver la encrucijada, en la que se encontrará más de una sorpresa, y que pondrá en peligro su propia vida. Completan el reparto Jeff Bridges y el recordado Raul Julia, en una historia que tiene un inicio muy interesante y original, pero cuyo desarrollo acaba volviéndose rácano, simplón, sin interés, la historia no sabe llevar por buen camino el prometedor inicio, ni con buen ritmo ni con nuevos eventos.
Mientras una TV trasmite su programación, Alex Sternbergen (Fonda), despierta en su cama junto a un cadáver masculino, acuchillado, sin recordar absolutamente nada. Naturalmente, trata de escapar, sin encontrar cupos en el aeropuerto, pero conociendo incidentalmente a Turner Kendall (Bridges), un ex policía retirado por incapacidad que cuida de ella. Ya en confianza, le cuenta todo lo sucedido a Turner, que la va conociendo más, ella es una alcohólica sin mucho oficio ni beneficio, igual que él, que pasa su tiempo sin hacer nada importante. Se piensa en la posibilidad de que el cadáver haya sido colocado ahí para inculparla. Después, va a la casa de Turner, donde la alcohólica fácilmente se deja seducir, tras lo cual mantienen una intensa discusión, y ella se va, va a buscar a un querido amigo, el estilista Joaquín Manero (Julia), mientras un amigo policía de Turner investiga el caso. Al profundizar la investigación no queda duda de que el cadáver fue colocado ahí, se está sembrando la evidencia a Alex, y el culpable de todo es el propio Joaquín, que pretende liberar de culpa a la verdadera asesina, una amante suya. Turner descubre todo, va a buscar a Alex y pelea con Joaquín, hasta que llega la policía. Los culpables son encerrados, y Alex se queda con Turner.
Película que tiene un atractivo y atrapante inicio, con la Fonda que encuentra el cadáver y nadie sabe nada de lo que pasó, crea una inicial intriga que nos envuelve, y que no se esclarece sino hasta el final. Sin embargo, conforme avanza la historia, se va perdiendo el relato en detalles intrascendentes, anodinos, que hacen perder paulatinamente el interés, la narración se va por la tangente, y se pierde en bifurcaciones secundarias, y pese a tener algunos momentos atractivos, al final acaba ahogándose inevitablemente en ese innecesario desvarío, y más aún con una conclusión que era relativamente predecible, que se antoja un tanto simplona y que no colma las expectativas de tanto misterio. Uno de los atractivos de la cinta era ver a la hermosa Jane Fonda, pero este atractivo pronto se desvanece cuando vemos a la descuidada y despistada Alex, mujer greñuda, ebria y alcohólica, que no sabe lo que hace, parece estar siempre perdida. No es algo agradable de hacer, pero la película de Lumet, una de sus más flojas presentaciones, casi obliga a su reprobación, conociendo el potencial del realizador, y hace añorar al gran director de Serpico (1973), Dog Day Afternoon (1975) o la estupenda Network (1976).
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