Cinta de romance, acción, aventuras, situada en nuestra vecina Colombia, territorio atractivo, indómito e imponente, en el que se desarrollará una historia que tiene por protagonistas a Stewart Granger, a la siempre hermosa Grace Kelly y al correcto Paul Douglas. Interesante es el reparto, lo que francamente no es tan interesante es la historia, una suerte de triángulo amoroso entre los tres personajes mencionados, ni tampoco el uso que le da director a lo que podría haber sido una inmensa fuente de recursos escenográficos, de riquísimas tomas paisajísticas en una zona que tiene tantas prestancias a ese respecto como lo es Sudamérica, y es que el trabajo mostrado en las panorámicas, en los escenarios naturales, es mucho menos contundente de lo que pudo haber sido considerando la locación. En cualquier caso, las actuaciones eran uno de los alicientes, y después de todo no desentonan, y ver a la diva Kelly en un filme es una experiencia que siempre debería ser agradable.
En la selva, un buscador de esmeraldas de nombre Rian X. Mitchell (Granger) es atacado, rodeado de las fieras, es rescatado por unos monjes, que lo llevan a un centro de recuperación. Allí es atendido por Catherine Knowland (claro, la bellísima Kelly), que después le enseña los alrededores, sus propiedades y plantaciones, pues es la orgullosa dueña de una gran plantación de café. Tras encontrar una mina de esmeraldas, Rian busca a su antiguo socio, Vic Leonard (Douglas), en busca de financiación, quien está renuente, pero le extrae dinero en una borrachera y lo duplica apostando en un singular juego de petardos. Lo convence después de todo y parten en su nada sencilla empresa, plagada de dificultades, sin colaboradores, deben reclutar marineros improvisados. Empiezan el trabajo en la mina, y son hostigados por el bandido lugareño El Moro (Murvyn Vye), mientras a Rian no le cuesta mucho tener un idilio con Catherine.
Ella está indecisa por las amenazas del bandido, pero muy enamorada del buscador de esmeraldas. Durante una pelea de trabajadores, la mina cede, hay un derrumbe y Rian es atrapado, siendo rescatado por Vic. Tras ese contratiempo, sin operarios, sin fondos, encuentran apoyo en el hermano de Catherine, Donald (John Ericson), esto deja sin trabajadores a la plantación de café, lo cual enemista a Rian con Catherine y Vic, que se enamora de ella. La mina trabaja con mujeres, y el desafortunado Donald muere, mientras la plantación se ve seriamente amenazada por las crecidas de un río, y Vic, que colabora con Catherine, propone la disyuntiva de salvar la plantación a costa de volar la mina y desviar el curso del río. Rian, al inicio indispuesto, acepta, conmovido, volar la mina, pero son atacados por El Moro, y tras una violenta lucha y balacera, la montaña es derrumbada, el moro derrotado y el rumbo del río cambiado. El filme finaliza con Rian que regresa con la hermosa Catherine.
Finaliza así una película que cuenta con cierto atractivo, los actores involucrados en el proyecto, el siempre eficiente actor de reparto Paul Douglas, Grange como galán y la Kelly como la irresistible belleza del filme, que ofrecen actuaciones aceptables. Uno de los contras del filme, sin embargo, es que pese a estar en una tierra riquísima visualmente como lo es Colombia, el filme no muestra casi nada de esa vasta riqueza paisajística. De hecho, casi siempre las acciones se desarrollan en interiores, en algunos ríos, las únicas locaciones externas vienen a ser las cuevas, las minas de donde quieren extraer las esmeraldas; sin duda un adecuado tratamiento de los escenarios le hubiera dado otra dimensión al filme, dimensión que siempre otorga un impecable trabajo de tomas paisajísticas, se me viene a la mente el maestro referente, Herzog. Es así que no llega a ser una película excelente, es limitada visualmente, pero es realzada por su reparto, y es que, valgan verdades, unos de mis mayores alicientes de verla fue ver a Grace Kelly, ver a esa belleza yanqui, y en eso, al menos, no salí decepcionado.
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