
Ella está indecisa por las amenazas del bandido, pero muy enamorada del buscador de esmeraldas. Durante una pelea de trabajadores, la mina cede, hay un derrumbe y Rian es atrapado, siendo rescatado por Vic. Tras ese contratiempo, sin operarios, sin fondos, encuentran apoyo en el hermano de Catherine, Donald (John Ericson), esto deja sin trabajadores a la plantación de café, lo cual enemista a Rian con Catherine y Vic, que se enamora de ella. La mina trabaja con mujeres, y el desafortunado Donald muere, mientras la plantación se ve seriamente amenazada por las crecidas de un río, y Vic, que colabora con Catherine, propone la disyuntiva de salvar la plantación a costa de volar la mina y desviar el curso del río. Rian, al inicio indispuesto, acepta, conmovido, volar la mina, pero son atacados por El Moro, y tras una violenta lucha y balacera, la montaña es derrumbada, el moro derrotado y el rumbo del río cambiado. El filme finaliza con Rian que regresa con la hermosa Catherine.
Finaliza así una película que cuenta con cierto atractivo, los actores involucrados en el proyecto, el siempre eficiente actor de reparto Paul Douglas, Grange como galán y la Kelly como la irresistible belleza del filme, que ofrecen actuaciones aceptables. Uno de los contras del filme, sin embargo, es que pese a estar en una tierra riquísima visualmente como lo es Colombia, el filme no muestra casi nada de esa vasta riqueza paisajística. De hecho, casi siempre las acciones se desarrollan en interiores, en algunos ríos, las únicas locaciones externas vienen a ser las cuevas, las minas de donde quieren extraer las esmeraldas; sin duda un adecuado tratamiento de los escenarios le hubiera dado otra dimensión al filme, dimensión que siempre otorga un impecable trabajo de tomas paisajísticas, se me viene a la mente el maestro referente, Herzog. Es así que no llega a ser una película excelente, es limitada visualmente, pero es realzada por su reparto, y es que, valgan verdades, unos de mis mayores alicientes de verla fue ver a Grace Kelly, ver a esa belleza yanqui, y en eso, al menos, no salí decepcionado.
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