lunes, 14 de noviembre de 2011

La caza al Octubre Rojo (1990) – John McTiernan

Interesante thriller de suspenso bélico sobre uno de los grandes eventos históricos del mundo contemporáneo: el enfrentamiento militar y tecnológico entre el bloque imperialista, con su máximo representante Estados Unidos, y el bloque comunista, el bloque formado por el gigante soviético, la URSS. El filme, que plasma uno de los enfrentamientos marinos de esa carrera de yanquis contra rusos, cuenta con un buen reparto, lo que indudablemente realza el filme y ayuda a que la atención no se disipe durante el relativamente prolongado visionado de la película. Así, veremos al experimentado Sean Connery en un impensado rol del caudillo y legendario capitán de submarinos soviéticos, cuyo principal colaborador es Sam Neill, quienes navegan en un ultra sofisticado submarino ruso, de simbólico nombre Octubre Rojo en alusión a la revolución de Octubre de 1917 en tierras soviéticas. Su intención es navegar hasta costas yanquis para rendirse y entregar la nave, misión más que temeraria, y cuyo éxito dependerá directamente de la colaboración de un norteamericano, interpretado por Alec Baldwin, ligado a la armada y que conoce al capitán ruso.

 


La historia comienza con Jack Ryan (Baldwin), que se prepara para salir en una misión. El capitán Marko Ramius (Connery) está al mando de un submarino súper avanzado que pone a la URSS a la vanguardia marina, es un proyecto secreto que zarpa con motivos ocultos del capitán, que elimina a un oficial soviético por acercarse a la verdad de esos motivos, van despertándose ciertas suspicacias, pero cuenta con el apoyo de su colaborador Vasili Borodin (Neill). El submarino parte, y, en teoría, no debe ser detectado por ningún radar, sin embargo es captado por la marina yanqui. Ryan, que conoció personalmente a Ramius, sospecha de sus intenciones de rendición, y debe participar en las acciones. Ramius informa a su tripulación de la verdadera misión, la rendición de la que él mismo informó a las autoridades soviéticas, esto despierta en ellos temor de las represalias americanas. Los yanquis detectan al Octubre Rojo, intentan hacer seguimiento de él y predecir su rumbo, esto debido a un sabotaje, que se descubre arruinó los sistemas del submarino, haciéndolo detectable a los radares.



Mientras, la flota rusa también lo detecta y desea detenerlo y destruirlo. Ryan se involucra directamente, y es transportado al submarino americano que detecta al Octubre Rojo, mientras delegados diplomáticos de ambos países negocian, de acuerdo a sus intereses, las tácticas más adecuadas a seguir. La URSS busca apoyo yanqui para hundir a su submarino, pero Ryan convence a los suyos de esperar y ver las intenciones de Ramius. Se establece comunicación con el Octubre, negocian la rendición, mientras el saboteador, un cocinero, desata radiación en el submarino, haciendo necesaria la evacuación de la tripulación. Los americanos aceptan la rendición de los rusos, pero éstos desean hundir al submarino, lo torpedean, y en medio de esas acciones, Borodin muere. Es una situación más que delicada, por la poderosa tecnología que se maneja y claro, por un nuevo episodio de la Guerra Fría, el riesgo de la Tercera Guerra Mundial está en el aire. Ryan, que ha abordado al Octubre, elimina al saboteador y ayuda a evadir torpedos, pero finalmente el submarino es destruido. Ryan y los oficiales del Octubre logran escapar, y quedan a salvo en costas americanas, finalmente, han tenido éxito en su misión.




Al margen de qué tan verídicos sean los hechos narrados en el filme, el director plasma una interesante historia de suspenso bélico, la eterna confrontación entre el imperialismo y el comunismo, que en esta oportunidad, y como era bastante predecible viniendo del realizador norteamericano McTiernan, los yanquis son los más cercanos a sentirse triunfadores del envite, pese a que el submarino fue destruido, pues rescatan vivo al desertor soviético, para humillación comunista. El director, especialista en el cine comercial y de acción  hollywoodense, presenta esta decente versión, que mantiene intriga e interés, no desentona durante sus más de dos horas de duración, recrea ese tenso y angustiante ambiente de guerra fría. Se deben pasar por alto las obvias licencias de actores norteamericanos encarnando a oficiales soviéticos, hablando en inglés, y resultará casi divertido verlos simultáneamente arengándose con cantos militares rusos. Con todo, la película entretiene, es un producto del cine comercial hollywoodense, y pese a eso, con buenas actuaciones, buena dirección, logra ser un producto aceptable. 

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