viernes, 11 de noviembre de 2011

El diario íntimo de Adela H. (1975) - François Truffaut

El gran François Truffaut se encarga de poner en escena su interpretación de la historia de una de las hijas del titán literario, el inmortal Víctor Hugo, en una trágica representación de la obsesión amorosa que sufre la mujer del título, Adele H, cuando no es correspondida en su desmedido amor hacia un teniente británico, y la fatal consecuencia que tendrá su obsesión. Truffaut es un virtuoso realizador, que ya nos ha entregado grandes piezas de cine, a él le debemos la excelente Les Quatre Cents Coups / Los Cuatrocientos Golpes (1959), que fue su increíble debut e iniciador de la famosa Nouvelle Vague o Nueva Ola Francesa, Farenheit 451 (1966), y también La chambre verte / La habitación verde (1970), que considero son de lo mejor de su filmografía, si bien realizó muchas otras notables cintas. Talentoso cineasta francés, en esta oportunidad no presenta un trabajo tan refinado como en otras ocasiones, pero no deja de plasmar algunas de sus obsesiones y constantes características, un amor desmedido, absorbente y desbordante, y dirige a unos correctos actores para configurar una decente y apreciable cinta de este siempre atractivo director europeo, si bien se deja extrañar el refinamiento de otras cintas, los complejos y significativos planteamientos de otros trabajos.

        


En el contexto de la guerra civil norteamericana, los británicos están con la indecisión expectante de actuar o no actuar, y en caso de actuar, cómo hacerlo, al igual que los franceses. En medio de rigurosas medidas de control para los inmigrantes, una atractiva jovencita que se hace llamar Miss Lewly, llega a la ciudad canadiense de Halifax buscando al desaparecido amado de su sobrina, el teniente Albert Pinson. Pronto se descubre que esa no es su verdadera identidad, ella es Adèle Hugo (Isabelle Adjani), hija de Víctor Hugo, y que es ella la que realmente busca al teniente, oficial británico que recibe sus numerosas cartas, pero las ignora. Ella proviene de Francia, y ha escapado de su hogar para perseguir al oficial, escribe a sus padres y espera que ellos envíen dinero para sobrevivir en esa cara ciudad. Finalmente se entrevista con Pinson (Bruce Robinson), que al parecer alguna vez se interesó en ella, pero ahora le es completamente indiferente, y solo atina a decirle que regrese a Francia. Pero la pobre Adèle no escucha razones, está obsesionada con él, pierde la cabeza por el teniente, y le afecta verlo con otras mujeres. Ávida escritora, se queda en Halifax, pero su salud decae, y el doctor que la examina es el primero en notar su abolengo.





Ella obtiene, a base de insistencia, permiso de su padre para desposarse, y va a ver a Albert esperanzada en que esto cambie su actitud, pero no lo consigue, renuncia a su dignidad y orgullo, le ofrece casarse y permitirle libertad de adulterio, pero no obtiene nada. Su razón empieza a verse afectada, miente a su padre afirmando ya estar casada y pide más dinero, pero Albert, apenas se entera, escribe a Víctor Hugo informándole la verdad. Los ruegos de su anciano padre no fructifican, ni el delicado estado de salud de su madre, Adèle se queda en Halifax, y hasta le envía una mujer a Albert para su particular entretenimiento. Desesperada, recurre a un hipnotista para que obligue a Albert a casarse con ella, mientras el teniente planea un plan para que ella se vaya al fin. Su descabelladlo pedido no fructifica, va perdiendo el juicio, su madre muere, se queda sin dinero, y llega al extremo de seguir al teniente hasta Barbados, donde lo encuentra ya casado, y ella, desequilibrada, arma escándalos. Se hace llamar señora Pinson, está completamente ida, es víctima de humillaciones, hasta que una mujer de Barbados la lleva con su padre, que la cuida en una institución mental, donde después de cuarenta años, muere.





Sin dotar de demasiado virtuosismo a su filme, sin demasiados atavíos u ornamentos, Truffaut nos presenta un lúcido ejercicio de su cine, en la historia de la desequilibrada Adèle, una cinta que se construyó con ayuda de las referencias históricas que se tienen de los personajes, matizándose obviamente con la singular lente del realizador francés. La bella Isabelle Adjani hace un correcto trabajo, si bien se sienten algunos instantes de ligera sobreactuación, su apasionada interpretación de la escritora obsesionada que pierde la cabeza por un teniente británico, termina siendo aceptable. Asimismo, Bruce Robinson también cumple en su papel del apuesto oficial inglés, causante del desquicio de la hija del genio Víctor Hugo. Truffaut, sin mostrarnos su mejor trabajo, consigue plasmar la cinta del irrefrenable impulso del amor, sentimiento cegador, que hace perder todo orgullo y dignidad a una joven hermosa, llena de vida, que termina marchitándose como una flor sin agua, hay poderosas frases que condensan sus sentimientos, su frustración, siendo una memorable cita, "Como no puedo tener la sonrisa del amor, me he condenado a su mueca". La cinta adolece de la profundidad, de los marcados temas filosóficos de otras obras suyas, de esa belleza intangible, pero esto se contrapesa con la estética, que es el fuerte de la cinta, y así veremos bellos escenarios donde se desenvuelven los protagonistas. No es lo mejor de Truffaut, queda algo chata y plana comparada con sus mejores películas, pero no deja de ser una cinta apreciable.



2 comentarios:

  1. La película es excelente, sin duda. pero escarbando la vida de la auténtica Adele, veo muchas contradicciones... Adele tenía ya 25 años cuando Pinzon le pidio matrimonio y ella lo rechazó. Bueno, ya estaba bastante grandecita como para saber lo que hacía, y si la razón del rechazo era temor a la familia, con 25 años temia lo que la familia pudiera decir? de por sí en esa época debería haber dado gracias a Dios que cuando ya se le había ido hace rato el tren un tipo pidiera su mano en matrimonio. Lo sigue a Pinzón 8 años después. Otra cosa rara... No será que nadie nunca más pidió su mano, entonces ella en un acto desesperado de querer conseguir un hombre lo sigue? Para entonces Adele tenía ya 33 años. Lo persigue otros diez años. Más que romanticismo veo a una loca desde un principio, desde que a los 25 años (!) rechaza a Pinzón. Por otra parte no culpo a Pinzón que la rechazara, Adele ( a juzgar por los retratos de la época) era MUY FEA! Puede que Pinzón para entrar en lo círculos sociales la pidiera en matrimonio, pero después pobre hombre se ve que reaccionó (a tiempo!) Obvio, se dió cuenta de la fealdad de Adele y que encima era una loca. Isabelle Adjani es bellísima no tiene nada que ver con Adele, aunque sin duda es una excelente actriz y desarrolló muy bien el papel de la loca Adele

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  2. Vaya, veo aquí a alguien entendida del tema. Gracias por el aporte, muy completo.

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