Pequeño clásico de la Columbia con el entrañable Sidney Poitier, cinta en la que por primera vez un actor de color ganó el por entonces respetable y prestigioso premio de la Academia. El buen Poitier fue oscarizado interpretando al querido profesor Mark Thackeray, un profesor que llega al Londres de los años 60 para hacerse cargo de un colegio preparatoria donde todos los estudiantes son los típicos alumnos-problema, y le harán la vida imposible inicialmente, pero el buen profesor irá ganándose primero su respeto, y después su cariño y aprecio por tratarlos como adultos, y enseñarles cosas que verdaderamente les serán útiles cuando entren en la cercana vida adulta. Buena actuación del correcto Poitier, en una película muy querida de la época, y que también serviría para plasmar la efervescencia y rebeldía en la juventud que se vivía en la Inglaterra de esos años.
El profesor Mark Thackeray está llegando a una escuela en East End donde se hará cargo de una clase, y desde que viaja en un bus se va dando cuenta de la sociedad frívola, al escuchar discutir a unas parlanchinas mujeres maduras hablando indiscretamente de sus asuntos personales. Thackeray, que en realidad ha sido educado como ingeniero, está probando suerte como profesor, y llega entonces al colegio, conoce primero a sus colegas, profesores pesimistas, especialmente uno, Theo Weston (Geoffrey Bayldon), que no tiene mínima esperanza en los alumnos. Tiene el no muy buen antecedente que el profesor al que está reemplazando fue derrotado por lo alumnos y se retiró abruptamente. Ya en su primera clase, conoce a los ruidosos y maleducados estudiantes, que aprovecharán la menor oportunidad para hacer escándalo e interferir con las enseñanzas, principalmente el rebelde Denham (Christian Roberts) y la bella Pamela Dare (Judy Geeson). Va familiarizándose con ellos, sus problemas en el hogar, mientras no concuerda con sus colegas en su manera de manejarlo. De pronto, ante la insistencia de sus impertinencias, Thackeray pierde el control con los estudiantes, se cansa, les grita, pero después, cuando pasa su calentura, decide modificar su estrategia, y tratarlos como adultos, no ya como niños estudiantes.
El cambio los impresiona, sobre todo a las damas, va calando en ellos, y la vulgaridad de Denham va quedando eclipsada. Mientras Weston sigue pesimista, él logra un verdadero cambio en el aula, sobre todo cuando concierta una visita guiada a un museo. Va despertando la atracción de la alumna Pamela, la más sensible de todos, joven, pero una verdadera mujercita. Modifica completamente sus clases, conversan de diversos temas, ríen, enseñándoles cosas de verdadera supervivencia, cosas útiles como cocinar, gimnasia, etc., y su trabajo es reconocido hasta afuera de las aulas, cuando los padres de familia le agradecen por el sensible cambio en sus hijos, contrarrestando la ineptitud y falta de fe de los demás docentes. Mientras lucha también contra el natural racismo en las aulas londinenses, se acerca el final del año, y hace hincapié en los modales, y se va acercando a Pamela, cuya madre se preocupa por su comportamiento. Conoce su difícil vida, y la inmadurez de ella le hace pelearse con el profesor, que también se acerca a Denham, tras una pequeña sesión de boxeo en clase de gimnasia. Llegado el final del año, Thackeray consigue trabajo como ingeniero, ha terminado su tiempo juntos, es invitado a la gran fiesta de clausura del año, donde conmovedoramente una alumna le canta el clásico tema de la película, y le dan un obsequio, en una conmovedora secuencia que pone punto final a la cinta.
Es interesante el tópico central del filme, un profesor negro haciéndose cargo de una clase repleta de alumnos problemáticos londinenses, una situación menos que favorable en un país tan racista como el británico, pero el buen ingeniero, que hace las veces de profesor, se las ingenia para ganárselos, y no solo se gana su respeto, sino también su cariño, y en un particular caso, la admiración sentimental. Chaquetas de cuero, peinados de cabello largo, gafas negras, es la imagen de la juventud británica de la década de los sesenta, la rebeldía aflora, y en medio de todo ese caos, un profesor de color supo cambiar su sistema de enseñanza, y también cambió completamente a sus estudiantes. Mención especial y aparte merece la colaboración de la cantante Marie McDonald McLaughlin Lawrie, conocida como Lulu Kennedy-Cairns, y presentada en los créditos como simplemente Lulu, que interpreta el clásico tema de la cinta, "To Sir, with Love". Un pequeño clásico el que nos obsequia la Columbia, película disfrutable, aceptable, que tiene el gran dato de ser el primer, y hasta no hace mucho el único, galardón de la Academia que se le daba a un actor de color; podemos concluir que aún sigue siendo la única estatuilla en ese apartado, la única estatuilla de verdadero valor que se le ha otorgado a un actor negro que lo mereció, en años en que el Oscar era algo decente.
Felicidades, muy buena reseña.
ResponderEliminarGracias Edna, es una película que inspira y gusta mucho verdad?
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