El gran realizador Elia Kazan dirige este mítico filme,
inmortal por la excelente puesta en escena, la rica historia que se erige detrás de su brillante despliegue,
además de la participación de una de las máximas referencias actorales que el
séptimo arte haya tenido, el inconmensurable Marlon Brando, en una de sus más memorables interpretaciones. Se representa en el
filme la historia de un ex peleador, que vive en una zona portuaria, en la que
una oscura y bien establecida mafia se ha apoderado del lugar, realizando
fechorías, e incluso asesinatos en el lugar. Se realiza uno de estos delitos,
liquidan a un joven lugareño, que resulta ser hermano de la fémina que corteja
el peleador, desatándose una situación en la que se le exige que hable lo que
sabe, que delate a los culpables, pero, como hace la aterrada población del
puerto, se deberá mantener la ley del silencio, que fuese el titulo doblado en
zonas ibéricas. Gigante filme que se erigiría en la edición de los Oscar de
1955, llevándose ni más ni menos que ocho de las entonces respetables y
codiciadas estatuillas de la industria yanqui. Descansa el filme en buena
medida en la solvencia y solidez interpretativa de su reparto estelar,
encabezado, naturalmente, por Brando, y secundado por un siempre eficiente Karl
Malden, y la bella Eva Marie Saint
en su primer papel importante, su debut en la pantalla grande, en un filme que
representa mucho más de lo que a primera impresión parece, con el reconocido
escándalo anti comunista en Hollywood reciente, en el que Kazan se vio
directamente involucrado.
En un puerto yanqui, un individuo está siendo ejecutado,
es liquidado por soplón. Poco después, vemos a Terry Malloy (Brando), con sus camaradas, él vio
lo sucedido, su propio hermano, Charley (Rod Steiger) estuvo involucrado. La hermana de la
víctima, Edie Doyle
(Saint), está afectada, es consolada por el cura, el padre Barry
(Malden). Hay inquietud en el lugar, pero el líder de la banda responsable,
Johnny Friendly (Lee J. Cobb),
da correctivo a su gente, mueven mucho dinero. Luego, en el bar local donde se
reúnen, se le asigna a Terry un excelente trabajo en el lugar, sabedores de que
atestiguó lo sucedido. En el puerto, se está buscando a quienes puedan dar el
soplo de sus acciones, los mayores gánsters se descartan, mientras también hay
disputa por los mejores oficios portuarios. Conoce Terry a Edie, mientras el
padre Barry ofrece el sótano de su iglesia a los sometidos y abusados
estibadores del puerto, para que concierten ahí sus reuniones, mientras se le
pregunta a Terry que hable lo que presenció. En la reunión, el objetivo es
encontrar al asesino del hermano de Edie, pero todos allí tienen una ley tácita
de guardar silencio, por temor a represalias. Las represalias fluyen de
cualquier forma, todos son perseguidos y golpeados. Terry posteriormente se va
conociendo más con Edie, el áspero joven la corteja, hay atracción, ella está
encantada.
Sin embargo, a ella le molesta mucho las amistades que
Terry tiene, y se molesta más cuando éste se niega a declarar lo que sabe sobre
la muerte de su hermano. Johnny se encarga de amilanar a Terry y que continúe guardando silencio, y poco después, durante un trabajo, Kayo Dugan (Pat Henning), es liquidado. Mientras el padre Barry se indigna y sermonea a la gente, Terry y
Edie materializan su atracción con un beso. Ante la presión, Terry confiesa
tibiamente lo sucedido, pero no delata a su hermano. La furibunda masa pretende
ajusticiar a Terry por su silencio con una golpiza que
en vano Charley trata de evitar. El joven ex peleador escapa, va con Edie, pero la muchedumbre lo
persigue, y poco después se conoce la noticia de que Charley está muerto. Es
atacado Terry en el bar y billar del lugar, Barry le dice que confiese
en un juicio y se castigue a los culpables. Se realiza el juicio, en el que los
peces gordos de la mafia portuaria están implicados, y Terry finalmente lo
confiesa todo, los delata, siendo repudiado y amenazado. Edie le aconseja que
se marche del puerto. Una gran pelea se desata después, los de la banda de Johnny
dan golpiza a Terry, pero ya todo está
resuelto, nadie está de lado de Johnny. Finalmente, todos vuelven al trabajo, después de mucho, se respira
tranquilidad.
Hablando primero de la forma, de
las técnicas utilizadas por el gran Kazan en su filme, resaltan nítidamente las
bellas y atractivas imágenes que se construyen, la fuerza de esas imágenes,
generándose claroscuros, contraluces, es un juego poderoso que potencia mucho
el aspecto visual del filme, con esos contrastes, las vuelve más impactantes, más
severas. Este correcto y muy atractivo trabajo tiene en la secuencia del beso
de Terry y Edie uno de sus mayores exponentes, manifestándose esos contrastes,
la luz y las sombras, su correcto tratamiento se plasma en una de las
secuencias mejor logradas y más importantes del filme, la cuota de romance que
sublima el filme. Asimismo, otra secuencia donde se distingue el notable
trabajo de iluminación, es la secuencia en la que se pretende ajusticiar a
Terry, la muchedumbre pretende hacerlo confesar a la fuerza, y su hermano
Charley lo defiende, otra vez, el poder visual del filme se manifiesta.
Secuencias como las citadas hacen que no sea descabellado emparentar al filme
con un ligero halo de expresionismo, por la fuerza de sus imágenes, la contundencia del
trabajo y tratamiento de la iluminación, luces y sombras, tan vitales en la
mencionada corriente germana. Todo este tratamiento desemboca en una gran labor para la
representación del puerto, un gran realismo que no podía nacer de otra fuente
que del mismo medio, y Kazan tiene un no menor acierto filmando todo en
exteriores, en un verídico puerto yanqui, y utilizando además para los extras
y personajes secundarios, en su mayoría a auténticos marineros, auténticos
estibadores que dotan de mayor naturalidad a la mencionada locación, que así se siente
más genuina y real.
Mencionados los aciertos y
fortalezas formales, su correcta técnica de puesta en escena y el aspecto
audiovisual, se pasa a comentar la trama y
contenido subliminal del filme. Harto sabido fue el escándalo conocido como
la cacería de Brujas que por la década de los 50 tenía por objetivo localizar
todo colaborador o simpatizante con el comunismo en la industria hollywoodense, realizándose severa purga de los involucrados. Kazan fue uno de los que
confesara, confirmando cierta conexión con el partido comunista, y además
delatando a algunos camaradas, cineastas y guionistas, por lo que naturalmente,
fuese atizado en su momento. El filme se vuelve inevitable alegoría a lo
sucedido, un innegable símil con el personaje Terry, al que se le exige que
hable, que diga lo que sabe, a lo que se niega con todas sus fuerzas, pero
finalmente, cede a la opresión y lo hace, plasmándose en buena medida lo que
atravesaba el director, con los naturales matices del filme por supuesto. Difícil
encrucijada en la que se ve sumergido el protagonista, y por una razón justa y
razonable, evita ser soplón, acusar, eludiendo asimismo la violencia, pero al
final no puede evitar confesar, materializándose lo que se define en el propio
filme como la apología de la delación, materializa Kazan un paralelo evidente
sobre su propia situación. Con ese elemento que enriquece al análisis del
filme, se tiene también que reconocer el trabajo del titán actoral Brando,
memorable su interpretación, despreocupado, rebelde socarrón, un desadaptado,
outsider, desafiante, pero a la vez no desprovisto de ternura, con la que
enamora a Edie, y es que con ella pierde toda su fuerza e impermeabilidad
emocional. Consolida ya Brando su clásico y mítico perfil, salvaje e indomable
desadaptado, el outsider que marcha solitario, deslumbrando a la fémina por su
desencanto del mundo, por su falta de fe en todo, pero, tras esa áspera
cáscara, la mujer es capaz de rescatar su calidez, la cual tiene con intensidad
en su interior, pues con ella su sensibilidad y fragilidad afloran, y el
maestro Marlon hace gala de su amplio repertorio de registros y modulaciones,
todo un ícono y referente de actuación, que reconocido sería con su primer
Oscar. Secundándolo, el recordado
y eficiente como de costumbre Karl Malden, excelente actor de reparto, y la
debutante Eva Marie Saint, igualmente oscarizada debutante -vaya modo de debutar por cierto-, completan un filme
enriquecido con el simbolismo del criadero de palomas, las aves, emparentadas con el acto de delatar, de ser soplón, el corral de palomas que es uno de los
escenarios comunes y recurrentes del puerto. No en vano el titánico filme
recibiría ocho estatuillas, entre ellas cómo, no, se reconoce la estupenda
fotografía de Boris Kaufman y los decorados de Richard Day. Un
filme pues, imprescindible y mítico, de lo mejor del gran Elia Kazan.
Excelente película gracias, por su explicación ya que hubieron escenas que no comprendí.
ResponderEliminarGracias a ti por visitar el sitio y apreciar el trabajo realizado, Dannycela.
ResponderEliminarBuen trabajo. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti por apreciar el trabajo realizado.
EliminarLa vi de muy chico y marcó mi vida
ResponderEliminarGran cine clásico.. Marlon Brando en sus años mozos.. no hace falta mucho mayor aliciente para este filme inmortal..
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