sábado, 30 de junio de 2012

Illuminata (1998) - John Turturro

El neoyorkino John Turturro escribe, dirige y actúa en este filme pintoresco y visualmente atractivo sobre la vida artística en tierras norteamericanas a inicios del siglo XX, en una muestra más de que este director de ascendencia italoamericana es un decente ejemplar de cineasta entre la gran y absorbente mediocre mayoría de sus paisanos contemporáneos. Nos presenta Turturro la historia de un líder de una compañía de actores,  individuo que prepara su más novedosa y reciente obra, “Illuminata”, pieza que es presentada a los dueños de la compañía, pero ellos rechazan la obra, desencadenándose una serie de peripecias por parte de los actores involucrados para mejorar el repertorio de la obra, hacerse aceptar por los dueños, mientras se desatan particulares avatares entre de los intérpretes, amores truncos, ilusiones, entre otras circunstancias. Buena prueba de la versatilidad del director, como uno de los protagonistas del filme, además de una presentación audiovisual que se distingue y se hace característica de este buen director contemporáneo, cuya cinta, la presente, se encuentra además cimentada en las sólidas actuaciones de su reparto. Tenemos a Katherine Borowitz como la actriz principal de la compañía y la que despierta el amor trunco del líder del grupo, Turturro; asimismo está un estrafalario Christopher Walken, como un singular y afamado crítico de arte, la siempre eficiente y elegante Susan Sarandon, además de la bella Beverly D'Angelo en un papel secundario pero importante.

       


Una pareja de actores, una mujer y un hombre, practican una escena de una obra, la misma que despierta cierta expectación en el pueblo. Después de un intenso pero no satisfactorio cunnilingus a Simone (Georgina Cates), aparecen la actriz Celimene (Sarandon), y el ateo crítico de arte Bevalaqua (Walken), en un pomposo recibimiento a las famosas personalidades. Tuccio (Turturro), el líder de los actores, se prepara para su rol. Realizan un ensayo frente a un público, Tuccio improvisa su actuación con la bella Rachel (Borowitz), luego anuncia, poco después, que el día siguiente presentará su nueva obra, “Illuminata”, los actores se preparan para esto. Se realizan intercambios de opinión entre el público sobre la obra, mientras Rachel y Marco (Bill Irwin) reciben malas apreciaciones, pero Bevalaqua se muestra benévolo. Rachel da algunos alcances a Simone, ella está enamorada de Tuccio. La tensión entre los actores aumenta al aproximarse la presentación, hay recriminaciones. Los intérpretes siguen su preparación, algunos aconsejan a Rachel sobre su vital caracterización, ella practica para la obra “Casa de muñecas”.



La obra “Illuminata” es inicialmente rechazada por los dueños de la compañía, Tuccio deberá revertir la situación. Por su parte, Celimene también realiza sus presentaciones en la obra “La Virgen de Avil”, pero se encuentra bastante insatisfecha de lo que hasta entonces se está logrando, mientras el amanerado Bevalaqua interviene. Celimene sigue con su rigurosa auto crítica, conversa con Tuccio al respecto, y por su parte, Bevalaqua intenta seducir a un joven involucrado con la compañía de actores. La bella Aastergurd (D'Angelo), también parte de la compañía, es cortejada por un joven, tres son las parejas que se van desarrollando durante los ensayos de la obra, el joven Beppo (Leo Bassi) buena participación en ello tiene. Mientras los respectivos emparejamientos van disfrutando de sus particulares circunstancias, la obra finalmente obtiene aprobación de los dirigentes, para beneplácito de Rachel. Sin embargo, diferencias en sus concepciones y caracterizaciones llevan a Rachel a discutir con Tuccio, ella incluso afirma que no actuará, pese a amar al líder de la compañía. Un individuo, miembro del grupo de los protagonistas, enferma malamente, y fenece, pero la obra ya está aceptada, y es al fin representada.



Agradable y digerible cinta, manifiéstase en el filme el definido estilo de Turturro, en el que la primera ruptura de lo que podría llamarse convencional narración y expresión es la secuencia en que Tuccio anuncia que su Illuminata se presenta el día siguiente, se rompe entonces la linealidad del relato, en la que un halo, una suerte de película transparente envuelve a los actores que ensayaban, revistiendo su burbuja artística de surreal manto. Asimismo, la evidente teatralidad del ejercicio es correcta, refuerza la imagen de los actores representando la obra, siempre predominante el tratamiento de teatro, lo cual dota de una atmósfera más solemne y acorde a la historia al filme. Asimismo, los números, la interpretaciones musicales de los actores, si bien no abundantes, acercan a la cinta a esa naturaleza, al musical, reforzando y complementándose esto con el recurso antes mencionado, generando una obra plenamente identificable e involucrada con su cometido, la historia de los artistas actores a inicios del siglo XX, además de suavizar la tibia clave cómica con la que nos es presentado todo, generando un sencillo y digerible humor. El vestuario es otro de los aciertos, pintorescas vestimentas que nos remiten a inicios del siglo pasado, el arte y el entorno de los artistas, con su brillo y extravagancia, alcanzando niveles de presentación barroca, detalladas recámaras, ricas y cromáticas imágenes que crean una atmósfera de estrafalaria sofisticación.


 


De esa forma se nos presenta la disparatada historia de los artistas yanquis a inicios del siglo XX, los finiseculares actores bordan el nuevo siglo con la presentación de la obra Illuminata, en lo que se siente por parte de Turturro una plasmación de su propio universo, los avatares del artista durante la producción de su creación, de su arte, y las relaciones que se generan en ese proceso. Así, veremos hasta tres parejas correteando y revoloteando para consumar su atracción, asimismo veremos un desfile de la variopinta colección de personajes allegados a la escena artística de entonces. Coloridos y estrafalarios individuos, entre los que se destaca el gran Christopher Walken, en una singular caracterización del travesti crítico de arte, queriendo seducir a un individuo mientras se encarga de hacer rabiar a Celimene, peculiar el matiz del que se dota al personaje, el que representa los cánones de apreciación artística. Desenfrenada y cromática demencia, es el libidinoso y disparatado ámbito en el que se desenvuelven los creadores de arte, el arte culto del teatro, la actuación, bizarro su mundo, lleno de elocuentes y coloridas figuras, en el que se aprecian cunnilingus, masturbación de una fémina a un varón, amamanta otra actriz por su cuenta también, un frenesí de carnalidad y bohemia, en la que la figura de Beppo se agranda, así es el bosquejo que nos presenta Turturro de su país, su concepción de los artistas de inicios de siglo. Buena parte de la solidez del filme descansa en la solvencia de sus intérpretes principales, Turturro cumple con su habitual eficiencia en ese aspecto, Sarandon igualmente imprime su distinción y seriedad, Katherine Borowitz demuestra porqué es una actriz bien considerada en la actualidad, Beverly D'Angelo no desentona con su belleza y actuación, y por supuesto, el genial Christopher Walken, elevando todo filme en el que se involucre con su presencia y su sola persona. Cierra el filme Turturro con una imagen digna del filme, una representación actoral, siempre lo más distintivo, etérea la secuencia final, en la que la interlinealidad desafiará al espectador. Apreciable filme de un director yanqui contemporáneo que se resiste a dejarse llevar por el inacabable desfile de esperpento y frivolidad seudo cinematográfico actual.



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