sábado, 30 de junio de 2012

Los cuatro del apocalipsis (1975) - Lucio Fulci


El italiano Lucio Fulci es quien dirige este filme, cinta más bien discreta, y que no se deja clasificar con facilidad, pues se advierte cierto intento de asemejarse a una variedad de western, pero nunca llega ciertamente a consolidarse como tal. El filme nos narra escuetamente la historia de un cuarteto de personajes, singular conjunto, integrado por un tahúr buscavidas, una prostituta del pueblo, un alcohólico y un recluso negro, cuatro individuos sin mucho en común, pero cuyos caminos coinciden en una prisión. Posteriormente, serán expulsados del miserable pueblo donde están, teniendo como objetivo alcanzar otro asentamiento cercano, pero en el camino se enfrentarán a un implacable bandido, un pistolero que tiranizará su trayecto, mientras va naciendo un romance entre la prostituta y el tahúr. El director italiano Fulci manifiesta muchas de sus falencias en esta cinta, que pareciera querer encuadrarse dentro del género de los recordados espagueti westerns, pero al trabajo final mucho le falta para considerársele dentro del género que brillantemente elevara el gran Sergio Leone, se queda corto en muchos aspectos. Cuenta con un reparto de actores de segundo orden, sin ningún tipo de relumbrón, con Fabio Testi que hace de lo que podría considerarse el héroe o protagonista principal, y la bella pero insípida Lynne Frederick como la prostituta enamorada, en sus roles estelares.

        


Stubby Preston (Testi) es un bandido en un pueblo del oeste yanqui, que acaba de ser atrapado, es enviado a prisión, donde sus compañeros de celda son la bella Emanuelle 'Bunny' O'Neill (Frederick), una atractiva mujerzuela, Clem (Michael J. Pollard), un borracho que yace inconsciente en el suelo, y Bud (Harry Baird), un recluso negro. Mientras el eventual grupo se entretiene con una carrera de escarabajos, se produce una gran balacera en el pueblo, intercambio de balazos del que resultan muchos muertos, y el sheriff del lugar, con el pueblo destruido y su gente masacrada, expulsa a los cuatro indeseables individuos de allí. Los cuatro, en carreta, y con un Clame semi inconsciente y balbuceante, se dirigen hacia otro pueblo. Stubby es quien dirige al grupo, y todos se enteran en el camino que Bunny está embarazada. Durante el trayecto, se topan con una caravana tan numerosa como fervorosamente cristiana, se juntan a ellos momentáneamente, se topan también con el temible pistolero Chaco (Tomas Milian), que inicialmente se les une, va tomando el control del grupo, atormentándolos y humillándolos severamente.




Únicamente Clem parece caerle bien a Chaco, que lo adopta como una suerte de perro, pero a quien sin reparos dispara en la pierna, hiriéndolo, y yéndose a continuación. Liberados todos, llevan a cuestas a Clem, van siguiendo el rastro del Chaco, lo cual no es difícil por la senda de destrucción que éste deja a su paso. Stubby va perdiendo la paciencia en la búsqueda, ante el inclemente clima del desierto, que los azota con un ardiente sol, y luego los castiga con copiosa lluvia. Clem termina feneciendo producto de su herida, mientras Stubby y Emanuelle van materializando una atracción mutua que siempre existió. La inanición va haciendo mella en todos, hasta que Bud aparece con unas improvisadas provisiones. Encuentran en su ruta al reverendo Sullivan (Tomas Milian), viejo amigo de Stubby, Emanuelle se hace pasar por esposa de Preston, nace un genuino querer, mientras se acerca la hora de dar a luz para ella. El reverendo y otro personaje local se deben encargar de asistir el parto, logran traer al mundo al vástago, respirando todos aliviados. Posteriormente, Stubby se marcha, la deja con su hijo, encuentra al Chaco, a quien da ajusticiamiento, lo liquida, y se retira cabalgando solitario.




Se trata de un filme singular, singular en el sentido de que se desarrolla en el Oeste yanqui, los personajes que en él van discurriendo se corresponden con muchas de las figuras clásicas del western, pero no por esos meros elementos, el filme se alinea dentro del western, ni, en su defecto, como pareciera acercarse tibiamente, un espagueti western. Se configura un filme de muy poco interés, de nula ligazón al Oeste, pues, como se dice, si bien cuenta con ciertos personajes arquetípicos de la mencionada corriente, se apoya en éstos de manera tan superficial como insuficiente y poco efectiva, pistoleros, indios, el escenario mismo, son todos elementos que se sienten sumamente de relleno, innecesarios. Algunos estériles asomos a lo sanguinario de los espagueti se aprecian, pero otra vez, tan someros como el filme mismo, un filme supuestamente del Oeste, pero que de ello, únicamente tiene el escenario, dotado de un interés que se va diluyendo. Así, resulta no sencillo clasificar el filme pues no se puede caer en el facilismo de etiquetarla como un ejemplar del género del gran Leone, no basta meramente con un tratamiento somero de un escenario y personajes accesorios. Se advierte, claro, un evidente intento de plasmar el western y su grandeza, pero se siente que se queda el filme en eso, en un intento estéril, con algunos momentos de interés, pero no mucho más, y donde la historia central parece ser finalmente el soso romance del tahúr y la prostituta. Se siente finalmente un entramado de situaciones sin un norte demasiado definido, sin una directriz, no llegando nunca a un clímax, donde la irrupción del Chaco devuelve cierto interés. Las actuaciones son tan olvidables como este discreto filme.



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