La correcta directora italiana
Lina Wertmüller nos ofrece este filme, en el que se siguen identificando
plenamente sus mayores y principales aristas, aunque cierto es que mucha de la
fuerza de anteriores ejercicios se pierde en este filme más buen edulcorado,
pero que mantiene el norte básico del cine de la Wertmüller. Nos relata la
italiana la singular historia de un trío de amigos, jóvenes italianos,
idealistas estudiantes que se fueron de vacaciones, desviando su ruta hasta la
desolada área de Bangladesh, y
es en la India donde aprenden sobre la técnica económica que hizo al ilustre Muhammad Yunus
ganar el premio Nobel de Economía. Ahora, pretenden aplicar ese modelo, de
prestamistas a los más pobres, en su tierra, Nápoles, pero esto les
traerá más de un problema, con su familia, con la localidad, y con la mafia, la
camorra, mientras lidian a su vez los jóvenes con un problema muy normal de su
edad: el enamoramiento. Como nos tiene acostumbrados, nos pintará la italiana
una fotografía de su nación, de sus principales características, falencias, sin embargo, no puede evitar
sentirse este ejercicio ya como algo repetitivo de sus previos y más efectivos
filmes, además de sentirse excesivamente edulcorado con la historia
sentimental, que de alguna forma termina llevándose la mayor atención de un
filme que no es lo mejor de la directora, y que obtiene aprobado por escaso
margen.
En un aeropuerto, familiares esperan a tres jóvenes,
ellos vuelven de viaje, un viaje que desvió su original itinerario para
terminar yendo los amigos a Bangladesh. Ellos son la bella Marina (Gabriella Pession),
Antonio (Sergio Assisi)
y Chicchino (Tommaso Ramenghi), viajaron con motivos de realizar su tesis
de doctorado, y en territorio hindú, aprendieron sobre Muhammad Yunus,
y su modelo de economía, basado en brindar préstamos a los más pobres, para que
éstos prosperen como empresarios y devuelvan el dinero con su trabajo; ahora
quieren aplicar esa idea en su tierra, Nápoles. Chicchino conoce un día a un
niño muy humilde, el mismo que los tres jóvenes adoptan y bautizan como Yunus.
Los muchachos comienzan a intentar su empresa, explican el procedimiento a los
más pobres, pero no logran calar en ellos, Yunus se desenvuelve como su asesor
para que los demás confíen en ellos. Giuditta (Piera Degli Esposti), la abuela de Marina, repetidas
veces intenta desanimar a la muchacha y sus camaradas de su propósito, pero
ellos siguen conociendo prospectos, entre los que está un ocurrente cantante. Los tres socios intentan obtener
apoyo de un personaje bancario, no consiguiéndolo, y la abuela tampoco permite
a Marina vender sus poco valiosas joyas.
Antonio también intenta obtener apoyo financiero de su
padre, obteniendo negativa, idéntico resultado que sacan cuando recurren a unos
prestamistas. Antonio y Marina se besan, siempre
se gustaron, pero temen lo que esto pueda despertar en Chicchino. Marina
recibe la declaración del propio Chicchino, con él fluye también un efímero
idilio, y poco después, finalmente la abuela de Marina les concede un préstamo. Mientras ambos jóvenes cortejan a Marina, sin saber lo que pasa del otro lado, los tres hacen su primer
préstamo, a una comerciante local, la humilde tía Rosinella (Angela Pagano). Los tres piensan en su predicamento
amoroso, el pequeño Yunus hasta les lleva unas prostitutas que quieren un
préstamo. Finalmente los tres hablan de su situación,
ella quiere a Antonio, y Chicchino, derrotado, afirma seguirá el negocio por su
cuenta; la joven Linarella (Grazia Daddario) se le declara,
despertando furia en Peppe (Ciro Esposito), que asegura ella es
suya. El negocio comienza a andar, y cuando parece ir bien, unos mafiosos los
amenazan, todo conduce al propio padre de Antonio, que es de la Camorra,
mafioso usurero, el joven engañado quiere irse, pero Chicchino lo hace
recapacitar, y se queda finalmente con Marina, y con su empresa.
Ciertos momentos de interés
despierta el filme de la cineasta, cuya historia se centra en tres jóvenes
idealistas, la juventud que cree que va salvar el mundo -esto más que nada
representado en la bella Marina-, enfrentada a la experiencia de los adultos maduros, pesimistas, o
realistas, que le dice que solo encontrará pérdidas en su descabellado intento,
el clásico enfrentamiento generacional que tiene lugar en un barrio napolitano
muy pobre. Y en medio de todos, emerge la figura más interesante, la figura del
infante, el pequeño Yunus, que a su escasa edad, ajeno a los estudios
universitarios de los jóvenes, tiene una educación que no se obtiene en las
aulas, tiene la educación de la calle, y él manifiesta ser el más sensato de
los cuatro protagonistas, ilustrando incluso a Chicchino que entre un hombre y
una mujer no puede haber únicamente intereses amicales. El pequeño incluso les
enseña a cómo encajar mejor entre los pobres, es la picardía y la criollada
del que vive en la pobreza. Nuevamente, la Wertmüller nos presenta una historia delineada por sus ya conocidos trazos,
un bosquejo de su natal Italia, la vital ciudad de Nápoles es el escenario, la
miseria, austeridad, pobreza y la camorra, la delincuencia que envilece todo.
Son estos temas calcados de exitosas obras como Camorra (1985), nuevamente esa tónica es manifestada, pero con mucha
mayor inocuidad en esta oportunidad, con mucha menos mordacidad, un tono dulzón
enmarcado en el idealismo ingenuo juvenil, y la historia amorosa ahoga el
diluido tema central de la mafia usurera, y termina siendo por momentos la
historia más interesante del filme, lo cual va en detrimento de la obra, que
tiene otra directriz. Así, los jóvenes tendrán que pagar su derecho de piso, la
juventud tendrá que estrellarse contra el muro de la realidad, de la praxis, el
modelo que funcionó en la India ni de cerca funcionará en Italia, en Nápoles,
son realidades diferentes, se enfrentarán a singulares prospectos de
beneficiados, chocando los ilusos estudiantes no solo con sus familias y
vecinos, sino con fuerzas a ellos mayores, que no pueden entender, y menos
combatir. De las cintas más inocuas de la Wertmüller, a quien, eso sí, no se le
puede reprochar que no siga con sus aristas ya cimentadas, aunque haya bajado
el tono notablemente.
finisima!!!
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