miércoles, 23 de mayo de 2012

El precio de un hombre (1953) - Anthony Mann


Entretenido y atractivo western el que tenemos ante nosotros con Naked Spur, que se conoce como El precio de un hombre o Colorado Jim en zonas latinoamericanas. Anthony Mann dirigiría una cinta que presenta ciertas variables del western más convencional, y nos presenta la historia de un individuo, un caza recompensas, que tiene cierto oscuro pasado a cuestas, y que ahora busca sacar rédito a una recompensa, capturando a un buscado pistolero por cuya cabeza se ofrece una considerable suma de dinero. Para la misión, se le sumarán impensados socios, un ex militar y un viejo oportunista, que, sumados al bandido, iniciarán el trayecto junto a la atractiva novia del facineroso. De desarrollo sencillo y compacto, el filme será un viaje por todas las peripecias y martirios que deberá sobrevivir el sufrido caza recompensas, acompañado de sus menos que confiables y no planeados socios, mientras se va enamorando de la bella fémina, que va cambiando de bando conforme avanzan en la travesía por el Oeste yanqui. Uno de los atractivos del filme es sin duda su alturado reparto actoral, empezando por el entrañable James Stewart, como el protagonista buscando recompensa, además del gran Robert Ryan como el pistolero cuya existencia significa dinero, y la inmortal y bella Janet Leigh como su compañera. Compacta y bien rodada, enriquecida con algunos elementos visuales notables, la cinta configura un correcto ejercicio del género por excelencia norteamericano, el western.

     


Iníciase la acción con Jesse Tate (Millard Mitchell), un maduro hombre, que es abordado por Howard Kemp (Stewart), individuo que está buscando a un pistolero, y, con dinero de por medio, convence a Tate de que le muestre un rastro fresco de quien piensa es el que busca. Avanzan hacia el rastro, se topan con unas colinas, se generan derrumbes, y se encuentran en su camino al teniente Roy Anderson (Ralph Meeker), quien los ayuda, pues se suceden las caídas de rocas. Tras escalar la colina, encuentra a Ben Vandergroat (Ryan). Pero Vandergroat no está solo, está con su chica, Lina Patch (Leigh), que junto a Ben son sometidos, revelándose que por la cabeza del buscado bandido, se ofrecen $5,000, dinero que ahora se deberá repartir entre los tres socios. Emprenden el viaje los tres recelosos captores, a Ben le conviene prolongar el viaje y estimular sus codicias. Durante el trayecto, Anderson se muestra inquieto y acosa a Lina, los tres están preocupados por el dinero, mientras un indio los acecha a lo lejos. Acampan ya de noche, descansan, Ben, maniatado, se muestra ameno con todos. Siguen avanzando al día siguiente, avistan ellos a los indios, que los alcanzan, están tras de Anderson únicamente,




Severa batalla se produce, venciendo a los indios, pero resultando herido Howard, Lina lo atiende, tiene él delirios de una mala experiencia pasada con una mujer. Continúan al día siguiente, Howard y Lina se van acercando, Ben lo nota, y astutamente le dice que lo distraiga cuando sea su turno de vigilar. Así se hace, estando en una cueva, intenta Ben escapar, pero sin éxito. Avanzan, se van enemistando con el codicioso Anderson, pero una vez superado el obstáculo de un río, la avaricia despierta en Jesse, tentado por una supuesta gran cantidad de oro que Ben ha escondido tras sus robos. Tras maquinar, libera al bandido, y con Lina, los tres salen a hurtadillas en busca del oro, pero apenas tiene oportunidad, Ben se libera, reduce y elimina al viejo. Además hace disparos para atraer a Howard y Anderson, es una trampa; Lina interviene y salva a los emboscados. Ya salvados, se produce un tiroteo, del que finalmente resulta eliminado Ben, pero el cadáver cae al río, y Anderson, por salvar la recompensa, es llevado por el caudal. Solo Howard y Lina quedan, él quiere el dinero para recuperar una tierra suya, pero ella lo conmueve, le dice que deje el dinero, y que inicien una nueva vida juntos, cosa que finalmente Howard hace.




Compacto filme, que tiene como uno de sus principales aciertos y alicientes, la forma en que el director retrata el vasto e imponente escenario, como siempre en un buen western, los amplios espacios abiertos cobran importancia vital, y el director sabe plasmarlos en el filme. De esa forma, nos presenta las inmensas e imponentes montañas, la verde flora que se combina con el cielo azulado, el cromatismo que consigue con esa naturaleza sirve de excelente escenario para las acciones, una composición que deleita, incluyendo majestuosos y estupendos nevados, un magnifico retrato de la naturaleza en todos su esplendor para albergar la historia representada. Grandes panorámicas, poderosos ríos también, pacíficos lagos, nublados cielos, aprovecha el director el amplio abanico de posibilidades que se le ofrece, y enriquece mucho así el aspecto visual de su filme, potenciado por una buena fotografía, enmarcarán siempre todo lo que sucede. Y claro, el reparto, que es gran aliciente, comenzando por James Stewart, que tiene algunas sorpresas cowboyeras a parte de la presente, como El hombre que mató a Liberty Balance (1962) del gran John Ford, o con Arizona (1939de George Marshall, acompañado por la legendaria Marlene Dietrich; la participación de Stewart como siempre realza el filme, correcta la interpretación del cumplidor Jimmy. El otro gran protagonista, el memorable y también habitualmente eficiente Robert Ryan, con también experiencia en el rubro -The Professionals (1966) de Richard Brooks-, si bien su papel no le exigía demasiado, como de costumbre sabe cumplir el buen Ryan, su presencia siempre es positiva. El elemento atípico y tan atractivo como pintoresco es la hermosa Janet Leigh, la inolvidable rubia también es seria en su interpretación, el elemento femenino dentro del filme. Cuenta además la película con un acompañamiento musical sencillo, liviano, que sabe complementar lo que sucede. Así se configura un western sencillo pero rescatable, en el que los indios, otros protagonistas también, tienen ahora un papel casi testimonial, y a parte de la fuerza visual descrita, no encuentro mayores virtudes en la cinta. Digerible y decente ejercicio de western, enaltecido por sus figuras.










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