martes, 31 de enero de 2012

Una Mujer Francesa (1995) - Régis Wargnier

Muy interesante y atractiva producción francesa, relato de los avatares de una mujer proveniente de dicho país, que se verá completamente sobrepasada por su desbordante libido, una lujuria que la envuelve y domina, de la que no se puede deshacer jamás, y por la que es capaz de poner en riesgo un matrimonio consolidado, y a sus hijos. La cinta es un viaje por la reconstrucción de una historia real, la reconstrucción de una fémina que formó parte de la vida del realizador, y que evidentemente dejó fuerte impronta en su persona, materializando dicha impronta en la película que nos ocupa ahora. El director Wargnier realiza pues una muy decente puesta en escena para narrarnos la historia de Jeanne, hermosa mujer cuya lascivia la descontrola, y aunque ella luche por dominarla, termina siendo sometida por su insaciable libídine. Correcta ambientación, correcto ritmo y tratamiento para las escenas de mayor intensidad, las que, por supuesto, están impregnadas de una poderosa sexualidad, la sexualidad de la atractiva Emmanuelle Béart interpretando a la mujer que arde en deseos carnales, una interpretación bastante decente y que es uno de los atractivos de la película. Acompañando a la guapa Béart se encuentra un actor francés bastante eficiente y distinguido, el buen Daniel Auteuil, que encarna al sufrido esposo de la mujer francesa, que luchará por mantener su unión, pero que, al igual que ella, se verá superado por una lujuria incontrolable, y que termina por llevar a su portadora a la muerte.

         


La acción se inicia con un matrimonio, una ceremonia que se está llevando a cabo, pero de pronto es postergada, detenida por el suegro, allí está Louis (Auteuil), hermano del novio. Louis tiene una relación con Jeanne (Béart), se besan, es la Francia de 1944, y un tren con prisioneros de guerra ha arribado. Louis debe partir a combatir, quedando ella sola, con noticias, tiempo después, de que él no vuelve. Después, el mensajero que le informa de todo, la seduce con una treta, y ella termina aceptando la seducción. Pero Louis regresa, encontrándose con la desagradable noticia de que Jeanne se ha fugado, con otro personaje, un alemán llamado Mathias Behrens (Gabriel Barylli). Pero la busca y la encuentra, y ella afirma que aún quisiera salvar su relación, él le cree y la perdona. Pasan los días, y ella está embarazada, tienen gemelos, y él prefiere omitir la duda de si son suyos realmente, acuerdan dejar todo, irse lejos, a Alemania, a comenzar otra vez. Pasan los meses, viven en Berlín, donde los franceses son depreciados, el comportamiento provocativo y caliente de Jeanne genera indignación en Louis, mientras ella queda embarazada por segunda vez. Cuando se acerca la hora del parto, Louis es interceptado por los alemanes, desapareciendo indefinidamente. Es en esas circunstancias que reaparece Mathias, la busca, pero ella pide que no la busque más, no quiere perder lo que tiene. El padre de Mathias muere, pasa un tiempo, la pareja se ha mudado a Nancy, Louis ha partido otra vez a la guerra, y otra vez Mathias vuelve a buscar a Jeanne, con quien vuelve a materializar el adulterio.



Continúan teniendo encuentros clandestinos, de sexo desaforado y muy caliente, Mathias está enamorado de ella, le pide que vivan juntos, que se vayan con sus hijos, y ella acepta. Pero cuando está partiendo, el hermano de Louis los detiene, y le quita a la prole, lo cual le causa sufrimiento. De pronto, Louis regresa, y vuelven a vivir juntos como si nada hubiera pasado, con los niños, parecen ser felices ambos, pero ella en el fondo está alterada. Pasa el tiempo otra vez, por influencia de ella, se han mudado de nuevo, ahora en Damas, ella se da por vencida, afirma a Louis haber luchado por dejar atrás ese capítulo en su vida, pero no ha podido olvidar a Mathias, lo ama, y pretende irse con él, presente también en una ruinas que visitaban. Se desencadena una pelea, en la que Jeanne, por defender a Mathias, deja malherido a Louis. Ye recuperado, Louis decide cortar todo, se va a Indochina, enviándole periódicamente dinero a Jeanne para los hijos, pero no ha habido divorcio, ella lleva una doble vida, descuidando a su prole mientras sigue manteniendo furtivo sexo con Mathias, pero éste le da a elegir, entre él y su familia, y ella finalmente se va. Nuevamente, Louis la perdona, están juntos, y también nuevamente, debe partir a la guerra, ahora a Argelia, mientras una voz en off informa que Jeanne tuvo más amantes, Louis más guerras, y después ella tuvo un malestar, feneciendo a causa de ello. Louis se queda solo preguntándose porqué murió, quizás por amor.



El director Wargnier pone punto final a su cinta, que está dedicada a una mujer de la vida real, inspiradora del drama, inspiradora de la historia de Jeanne, mujer cuya incontenible sexualidad la hace perder el control, y aunque no pierda ni a su esposo, ni a sus hijos, finalmente acaba perdiendo la vida, aunque en circunstancias algo inciertas. Provocativa cinta que tiene como motor de toda la acción a la hermosa Emmanuelle Béart, encarnando a la mujer que sí amaba, pero cuyo problema era que el sexo era más fuerte en ella que el amor, haciéndola arriesgar y tirar a la basura todo lo que tiene, incluida su familia. Su libidinosa y extraña condición es profundizada por su madre, cuando relata su bizarro nacimiento, considerándola como una aberración, pero Jeanne fue feliz a su manera, y la actuación de la Béart es estupenda, intensa, caliente, con fuertes dosis de erotismo durante la mayor parte del filme. Ella es la figura en la que reposa toda la sexualidad de la película, recurrente durante todo el metraje, y que dota a la cinta de candente atractivo, es la mujer de fácil excitación, explorada con deliciosa cercanía e intimidad en numerosas secuencias en las que la actriz se convierte en un objeto carnal más que provocativo, capaz de atraer a cualquiera, llegando al extremo de provocar el deseo, hasta en pleno trabajo de parto, del taxista que la transporta. Y la Béart se complementa notablemente con esa sexualidad, mujer tan hermosa como intensa en la cinta, sexo incontenible, salvajismos e instintos animalescos, donde lo más básico, el placer carnal, lo domina todo. Agradable realismo y desnudez en la presentación del drama, y un siempre eficiente Daniel Auteuil para complementar una cinta muy atractiva, y alguna secuencia interesante se ve de él sumergido en agua, pensando en el suicidio, denotando humillación y ansiedad. Buen ejemplo de cine francés contemporáneo, que reposa en dos buenos actores principales, y claro, en un buen realizador dirigiéndolo todo.





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