Singular filme el que nos ocupa en esta oportunidad, que se distingue por la sola presencia de uno de los más ilustres representantes del momento dorado de Hollywood, veremos en esta cinta al entrañable e inolvidable protagonista de Casablanca, el buen Humphrey Bogart en un papel más que atípico para él y sus habituales representaciones. Para esta película lo veremos encarnando un novedoso personaje, un piloto de aviones de combate, es miembro de la Fuerza Aérea norteamericana, que luego de la Segunda Guerra Mundial se dedica a ser piloto de pruebas para nuevos modelos de jets. El director Heisler es el responsable de mostramos esta inédita faceta de Boggie, que dejará de lado para esta peculiar ocasión los papeles que le caen como anillo al dedo, y no interpretará ya a su clásico papel de hombre duro, algunas veces detective privado, que debe resolver casos muy enmarañados, muchas veces involucrando asesinatos, crímenes pasionales, mientras conquista a la atractiva mujer, o mujeres, de turno, para en esta oportunidad subirse a los ultrasónicos jets de combate, mientras se le propone que pruebe un nuevo modelo de avión que aún no tiene su versión terminada con el asiento eyectable terminado, por lo que debe hacer demostraciones con un modelo previo. Eleanor Parker interpreta a la enfermera con la que mantuvo un romance durante la guerra, y con la que se ve que, donde fuego hubo, cenizas quedan.
La cinta inicia en una base aérea yanqui, zona restringida donde se están realizando pruebas, donde está teniendo lugar una excelente demostración de un nuevo modelo de avión. El piloto de pruebas es Matthew Brennan (Bogart), que no baja después de su proeza aérea, y es que va a suicidarse, todo desde ahora es una remembranza, un recuerdo de cómo se llegó a esta situación. Durante la Segunda Guerra Mundial, los combates aéreos con los alemanes son frecuentes, en aviones a chorro, los B-17 están de moda, pero Brennan no está satisfecho con su desempeño. Durante una importante misión, hay un fuerte duelo aéreo, Brennan libera una lluvia de bombas, y avista un impresionante avión futurista. Discute con sus superiores sobre el avión, mientras, inesperadamente, la guerra terminó, y es liberado, es el día de las condecoraciones, pueden volver a casa, hay felicidad. Con la guerra acabada, el único pesar al tener que irse es dejar a Joan "Jo" Holloway (Parker), una enfermera de la Cruz Roja con quien tuvo un romance, hasta pretende casarse con ella. Los poderosos jets con turbinas lo son todo ahora, el motor y hélice son cosas del pasado, Matt se reencuentra con Jo, y rechaza una propuesta de ocupar un puesto ejecutivo. Lejos ya de su anterior vida de piloto de guerra, ahora Brennan trabaja en circos, atracciones de espectáculos aéreos, y está apartado, alejado de Jo.
Un nuevo jet está siendo introducido, el JA-3, y Matt es elegido como jefe de pruebas de vuelo, inicia una exitosa serie de pruebas, mientras hay cierto recelo con el General Hewitt (Roy Roberts), uno de los encargados del proyecto, pero el fabuloso avión sigue desarrollándose. Leland Willis (Raymond Massey), el empresario de la compañía constructora, desea obtener la fama y los titulares en la prensa, y probar él mismo el nuevo avión, pero se accidenta en las pruebas, y se ve imposibilitado de estrenar la aeronave. Desea vender el JA-4, que es aún un prototipo, pero falta perfeccionar la cabina de eyección, por lo que desea que el JA-3 sea aprobado antes. El primer vuelo debe llegar hasta Washington, Jo está temerosa por lo inseguro del avión, y Brennan compite con Carl Troxell (Richard Whorf), que también siente atracción por Jo, y las pruebas del JA-3 son exitosas, ambos siguen haciendo sus respectivas pruebas, mientras Matt se involucra en una misión suicida que llega hasta el Polo Norte. Carl se aventura a probar entonces el JA-4, pero fenece durante sus pruebas, y Brennan, repentinamente, debe probar también el JA-4; el remordimiento lo invade, pese a lo cual pilotea el futurista avión, es el final del recuerdo, el final de esta prueba es el inicio de la cinta. La cabina ha sido modificada, puede realizar con éxito la prueba, en el aire, reflexiona sobre todo lo ocurrido, acciona la cabina eyectable, sobrevive, y se queda con su amada Jo.
Culmina de esta manera una cinta bastante singular, entretenida también, que mantiene el interés del espectador por ver qué es lo que finalmente sucederá con el avezado aviador, el valiente piloto de pruebas encarnado por un siempre impecable Humphrey Bogart, el inolvidable Boggie, melancólicamente intenso, duro y recio, él siempre acaba, al margen del papel que le toque interpretar, siempre termina imprimiéndole su inconfundible estilo, Bogart es casi hermético al resto del mundo, su persona está por encima de los papeles, es elegante y distinguido, un verdadero señor actuando, inevitablemente se roba la escena. Bogart es de esos personajes cuya sola presencia enaltece un filme, como es el caso de esta película bastante norteamericana, provista de narración lineal, se va directo a la acción, sin mayores ornamentos, en la que se plasma la competencia por el dominio aéreo en las fuerzas aéreas yanquis, el duelo por la superioridad aérea escapa a lo meramente tecnológico, compitiendo también los pilotos por una mujer, que finalmente se decanta por el buen Boggie, ganador en todo lo que se proponga, que supera con sobresaliente la prueba, se queda con el dinero y la dama, es el héroe por excelencia. Infaltable cinta para los admiradores de este baluarte de actor, sobre todo si se quiere uno deleitar con el inusual privilegio de ver a Bogart en el inédito papel de aviador, piloteando ultrasónicos jets. Interesante y recomendable.
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