El descomunal Alfred Hitchcock,
uno de los nombres mayores en al historia del séptimo arte, produciría con
este filme la singular historia de la cinta que tiene en esta obra su original
versión, la británica, y que encontraría, poco más de dos décadas después, su
remake yanqui. Es el conocido y recordado relato de un individuo promedio,
que se encuentra de viaje con su esposa fuera de su país, pintoresco lugar en el
que se verá inmiscuido en una impensada maraña de intriga internacional, de
asesinatos y conspiraciones, en el que la vida de su pequeña hija estará en
riesgo inminente. La cinta será un viaje por las diversas peripecias que la
pareja de esposos deberán atravesar para recuperar a su raptada hija. Breve
filme, en el que probablemente el mayor atractivo sea ver al inolvidable y
mítico Peter Lorre ser dirigido por el gran dómine del suspense, en una película que se siente ciento por ciento Hitchcock, con toda la carga de suspenso e
incertidumbre, además de las dosis de humor tan típicas de Hitchcock. Un filme
pues imperdible, tenemos aquí a la embrionaria historia que en 1956 elevaran a
inolvidable e inmortal tanto el genial Jimmy Stewart como la hermosa Doris Day,
ésta última interpretando el célebre y premiado tema principal del filme.
Se trata de una cinta cuya existencia más personas de las que uno imagina
ignoran, necesaria de visionar, sobre todo para un buen aficionado del gran
titán Hitch, pues estamos ante una suerte de rareza, filme tan breve como
plenamente identificable como obra de su autor.
Entre una muchedumbre, en
territorio suizo, vemos a un extraño individuo desenvolverse entre ajetreos,
tras lo cual, vacacionistas disfrutan del paisaje, la pasan bien practicando
pasatiempos, desde esquiar hasta
tiros al plato. Entre los distinguidos individuos que vacacionan están Bob
Lawrence (Leslie
Banks), y su esposa, Jill (Edna Best), ambos
con su hija Betty (Nova Pilbeam). Tiene lugar después una cena, a Jill le
desagrada una amistad de su esposo, Louis Bernard (Pierre Fresnay), y el
susodicho Bernard es liquidado de un disparo, pero no sin antes dejar un
mensaje para Bob, escuetamente le dice que contacte el A. Hall. Un perturbado
Bob acude a la embajada británica a buscar al cónsul, pero no se le entiende en
la comisaria, todos hablan francés, y allí recibe una llamada telefónica en la
que se le dice que guarde silencio, o Betty, que fue secuestrada, fenecerá. El
oficial Gibson (George Curzon) los interroga, deduce que guardan silencio
amenazados, les informa que un importante diplomático será asesinado, necesita
que hablen lo que saben, pero los Lawrence escuchan, primero a los secuestradores, luego a su hija, saben que,
aunque viva, corre peligro, y guardan silencio, le dan prioridad a su prole.
Bob intenta mantener la calma, luego, asiste con
un dentista, también involucrado en el complot, que intenta drogarlo, y adormecerlo,
pero Lawrence lo neutraliza y lo droga a él. Al lugar llegan sus secuaces, el
inicial sujeto, que se llama Abbott (Lorre), y su ejecutor, Ramon (Frank Vosper), ambos
no advierten que Bob se hace pasar por el otro personaje, y hablan sobre los
planes que tienen para la hija, lo que el padre escucha atentamente. Se
moviliza entonces Lawrence, junto a su amigo Clive (Hugh Wakefield), hasta la capilla Ambros, es un lugar, no una
persona, donde una mujer en plena misa, compinche, reconoce a Lawrence, e
hipnotiza a Clive, pero Bob, tras una intensa pelea con Abbott, Ramon y otros
individuos, logra que su camarada escape, siendo él aprisionado. Clive escapa
con un mensaje para Jill, tiene que ir a la casa de ópera, el Albert Hall. Bob ve en la iglesia a su
atemorizada hija, mientras Jill y los demás acuden al Albert Hall, donde, en
una ópera, se perpetrará el asesinato, a Ramon se le indica el momento de la
ópera en que debe disparar. Llega el momento de actuar, pero Jill, sabedora de
lo que se trama, grita en el momento cumbre, distrae a Ramon, que falla el
disparo. Tras esto, la policía cerca la capilla, hay tiroteos, Betty intenta
huir por los exteriores, y finalmente la propia Jill es quien liquida a
Abbott, todo el complot es desbaratado.
Cinta que es ciento por ciento
identificable con todo el estilo y maestría del gigante realizador británico,
siendo este solo hecho ya bastante favorable para la obra, la enaltece y eleva
sus bonos, pues un filme cuyas directrices se alineen tan plenamente con este
director, de por sí ya tiene puntos a favor, y muchos. Así, como de costumbre
con Hitch, prontamente somos introducidos en el mundo de la intriga y la
incertidumbre, nuevamente un inicio frenético, en el que sin pérdidas de tiempo, y más
aún, casi sin tener tiempo de reparar en ello, nos introduce el director en su
mundo de suspenso, en el mundo del severo predicamento en el que un individuo
promedio se ve inmerso. El demencial puzzle rápidamente ha sido creado, típico
inicio del cineasta, entre confusas reglas y circunstancias, el embrollo ya
está creado, quedando ciertamente el espectador en una situación tan incierta y
confusa como el propio protagonista, siempre, la intriga e incertidumbre ya
están servidas, todo un sello del británico. Y particularmente en el presente
ejercicio Hitch hace gala de su economía narrativa, en un filme ligeramente más
breve que lo usual, sucintos 75 minutos de metraje, en los que naturalmente el
director impregna todo lo narrado de tensión, de frenetismo, en el que tanto el
protagonista como el espectador son bombardeados con información sin parar, sin
descanso, consigue el director que ambas perspectivas queden pues expuestas a
la situación de angustia, incierta pesadilla que no da tregua.
La brevedad del ejercicio casi
obliga pues al maestro del suspense a emplear rapidez expositiva y narrativa,
se manifiesta ahí el frenetismo en el relato, particularmente esto mostrado con
un barrido inclusive, la economía narrativa se plasma, y se muestra
únicamente lo indispensable. Mentiría ciertamente, si afirmara yo que conozco
el motivo por el que se haya determinado que el filme se configurara finalmente
con tan breve duración, sin embargo, no es muy difícil imaginar que esto no
respondió enteramente a un parecer de Hitch, quedando esto perfectamente
demostrado en la re versionada que dos décadas después materializaría. Y es que
exactamente 22 años después vería la luz la segunda versión, ya en tierras
yanquis, pudiéndose observar que es un perfecto remake, todo el material está
ya presente en esta obra, el diamante en bruto está aquí, el plano maestro está
aquí, comprimido de una forma tal que serviría para que luego en la segunda
versión se explayara todo el universo de Hitch, pero se mantienen memorables
momentos de la típica e ineludible comicidad del británico, como la secuencia,
en la capilla, del atormentado progenitor que advierte a su acompañante
-primero, su amigo, veinte años después, su mujer- que se acerca el peligro,
disfrazando sus palabras entre cánticos religiosos, un detalle de notar. Otros más numerosos detalles pues serían profundizados y enriquecidos en la segunda
versión, haciéndola más compacta, superando incluso a su predecesora, desde la
inclusión del fetiche hitchcockiano de aquellos años, el inolvidable James
Stewart, hasta la hermosa Doris Day y su clásica canción al piano, se siente y
advierte, pues, que la re versionada era necesaria, se siente que el propio
Hitch necesitaba apuntalar completamente esta gran historia. Eso sí, se
extraña, y cómo no hacerlo, al descomunal Peter Lorre, excelente como siempre, solvente como muy pocos, despiadado y frío, pero elegante en su impiedad, con cierto aire socarrón su
participación, es invaluable, Lorre y Hitchcock juntos, algo pues para recordar.
Para mirar con atención, la secuencia clímax del filme, claro, en el Albert Hall, con Edna
Best y su rostro de premura, más toda la suntuosidad de la ópera antes de que
frustre el asesinato, y es que las actuaciones de los protagonistas están muy a
la altura del filme, aunque sea Lorre el preferido de quien escribe. Excelente
filme, sin lugar a dudas indispensable para quien quiera llamarse un decente fanático del titánico Alfred Hitchcock.
Felicitaciones por la nota! Me tomo la licencia, para publicarlo en mi grupo de facebook: SOLO SINE.
ResponderEliminarMuy bueno todo.Extraordinario.
ResponderEliminarGracias a ambos por apreciar el trabajo. Sí, es una cinta extraordinaria.
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