martes, 7 de febrero de 2012

La Tierra Tiembla (1948) - Luchino Visconti

El remarcable Luchino Visconti, uno de los mejores y más versátiles directores italianos que se haya visto, dirige esta estupenda película, que tiene destacado lugar entre las mejores obras de una de las corrientes emblemas del cine itálico, el Neorrealismo. Visconti, ciertamente, a lo largo de su carrera, demuestra una versatilidad como pocos realizadores tienen, desempeñándose excelsamente en el campo neorrealista, y, como por todos es sabido, después extendería el abanico de sus posibilidades y realizaría soberbios trabajos con su famosa capacidad de plasmar belleza estética. Pero hablando del presente filme, es una de las piedras angulares del mencionado movimiento neorrealista, representándonos una historia muy humana, muy cercana a cualquiera que haya sentido alguna vez la impotencia de la injusticia, la miseria, encarnado en la historia verídica de unos pescadores en su natal Italia, victimas de abusos excesivos por los comerciantes mayoristas que se benefician sin esfuerzo de toda la pesca que tanto sacrificio y sudor les toma a los obreros pescadores. Bastante más compleja de lo que parece al inicio, Visconti desde ya plasma algunas de las constantes en su posterior filmografía, deslizando sutilmente algún mensaje de su filiación política, comunista, y, aunque haya sido un director conocidamente aristócrata, eso no le impidió rodar este monumento de cinta, mostrando la pobreza extrema, injusticia y abusos de que son víctima los miembros de la clase social inferior, los obreros explotados, los pescadores. La cinta no puede evitar, como todo filme de Visconti, contar con escenas de bien lograda belleza visual, sin duda una memorable cinta italiana.

         


La cinta nos introduce con un texto inicial al contexto socioeconómico de la historia, es el pueblo de Atrezza, cerca de Catania, una historia más de hombres explotados por hombres. Es de noche, los pescadores, como lo hacen a diario, se alistan para una nueva jornada. Cerca, hay una casa de familia y tradición pescadora, tal y como lo es toda la localidad, repleta de pescadores, que sufren y se esfuerzan a diario para conseguir la pesca que se llevan barata los mayoristas. En la populosa casa, N’toni Valastro (Antonio Arcidiacono), es un joven pescador que está harto de la situación, en contraposición a la actitud de su conservador abuelo. También vive con su hermano Cola (Giuseppe Arcidiacono), su madre y hermanas. En su pueblo, N’toni está enamorado de Nedda (Rosa Costanzo), a quien corteja, similar a su hermana Mara (Nelluccia Giammona), que también tiene un pretendiente, en una localidad donde las autoridades no hacen casi nada, tienen mucho tiempo libre. N’toni, no soportando más la in justicia de los comerciantes, y aún con renuencia de su abuelo, decide actuar sobre su situación, hablará con los mayoristas, y a la mañana siguiente, arroja al mar las balanzas con que se hace la compra venta, sus camaradas lo imitan, hay un fuerte enfrentamiento grupal con los comerciantes, y producto de esto va a prisión en Catania. Sin embargo, los comerciantes ven obviamente disminuidas sus ganancias sin aquellos que les dan sus mercancías, y son ellos mismos, los propios mayoristas, encabezados por Lorenzo (Lorenzo Valastro), quienes liberan a N’toni de prisión, hay algarabía en el pueblo. Pero el liberado N’toni se ha dado cuenta de lo necesarios que son ellos para los comerciantes, y propone que ellos mismos vendan su pesca, y para obtener dinero para iniciar su negocio, propone hipotecar su casa.




Cola está de acuerdo, y N'toni va calando en sus camaradas pescadores, un mes después ya han iniciado su negocio, el cual marcha muy bien, el joven pescador se siente muy feliz, y algo arrogante, encuentran un cargamento de anchoas que mejora aún más su situación, mientras sigue cortejando a Nedda, que le corresponde, hay un regocijo generalizado en la familia Valastro. Sin embargo, días después, el clima no se ve favorable para la pesca, pero su trabajo no puede esperar, y los hermanos, más el abuelo, salen a pescar en esas condiciones. No regresando en algunos días, la familia los espera expectante. Días después, su barca es encontrada y remolcada, los vientos los han hecho perder todo, velas, remos, y arruinado su barca. Es un severo revés, y el abuelo está consternado. La situación da un vuelco total, ahora están con nada otra vez, en el pueblo a N’toni no le dan trabajo, la familia la pasa mal, y el último recurso, los barriles con anchoas sobrantes, son rechazados por Lorenzo. Aparece un misterioso yanqui entonces, que habla y tienta a Cola, hay angustia, sin trabajo, pero N’toni está resoluto a permanecer en Atrezza. Las desgracias no terminan, se encadenan, ahora el banco exige se pague su retardada deuda, Cola se va, y el abuelo cae enfermo, es llevado a Catania a un hospital. N’toni se refugia en el alcohol, mientras su hermana Lucía (Agnese Giammona), es seducida por un oficial de policía, los Valastro están humillados. Para rematar, tienen 10 días para desalojar la casa, se van, y ven llegar nuevas barcas al puerto. Sobreviven como pueden en la playa, son parias, sin trabajo, N’toni termina aceptando un puesto con Lorenzo, y acaba exactamente donde empezó, en medio de miseria y explotado.





El descomunal Visconti culmina de esta forma su una cinta que desborda neorrealismo, en el que rápidamente expone el meollo del asunto tratado, unos jornaleros pescadores se encuentran en mala situación, explotados por unos comerciantes que se llevan el dinero fácil, el drama de la miseria, como lo dice el narrador, invade hasta los momentos de descanso, es una explotación y abusos que no parecen tener límites. Una cinta merecidamente con lugar privilegiado entre otras joyas neorrealistas, pues plasma un drama sumamente humano, sumamente cercano a la realidad, la dura y pura realidad, temas como la explotación, incluso se llega a hablar de esclavitud, y efectivamente, esos pescadores son una suerte de esclavos, lo único que los diferencia de esta condición es un mínimo salario de unos comerciantes, los patrones, que se llevan todo sin derramar una gota de sudor. En este sentido, como acoté inicialmente, el director comienza ya desde sus inicios a deslizar -con relativa sutileza, pues en el fondo el planteamiento está bastante claro- el enfrentamiento clasista, obreros versus empleadores, explotados contra explotadores, la clase trabajadora contra la clase más acomodada, pues si bien, ambas clases forman parte de la miseria total del contexto, los segundos están siempre un muy grande escalón por encima de los primeros. Visconti es un director que durante toda su filmografía va manteniendo ciertas constantes, y su mensaje político es uno de ellos, unos cimientos marxistas, aunque embrionarios, ya son mostrados, su filiación ya está siendo plasmada, lo cual nunca deja de ser significativo, viniendo de una director conocidamente aristócrata, de gustos y expresiones aburguesados. Resulta interesante también que esta sea una de las pocas, sino la única, película neorrealista cuyo desencadenante central y principal de toda la acción no sea la guerra, pues en algunos casos, como con Rossellini, es la guerra misma el corazón del despedazador drama, y en otros, como el estupendo De Sica, la situación post-guerra es lo que atañe a la cuestión, en esta oportunidad Visconti explora otra fuente del nacimiento del drama, siempre acorde, por supuesto, a su personal filiación. Correctos también los actores, cómo no, actores amateurs, actores de los estratos bajos, de la vida real de la zona, también incluso la verídica familia Valastro, austera y humilde, actúa, en la cinta, presta el apellido y colaboradores a la cinta, que es presentada en dialecto zonal, correctos y clásicos recursos neorrealistas.





Pero en medio de toda esa miseria, de toda esa injustica y esa lucha por lograr una paridad, el realizador es capaz de generar imágenes de bien lograda belleza visual, una estética que escapa un poco de a los parámetros neorrealistas, pero que, vale aclarar, no van en detrimento de la finalidad del neorrealismo, ni mucho menos, pues más se pueden ver como una habilidad del realizador para obtener arte de unas imágenes marcadamente habituales, materiales, pragmáticas. A este respecto es notable y atractiva la forma en que retrata las secuencias de pesca, las jornadas laborales de los pescadores, casi ritualistas presentaciones, mayormente de noche, cantando las grandes congregaciones de pescadores, entonando melancólicas y tristes, pero bellas canciones que parecen una auto arenga, en una actividad que se realiza con solemnidad casi litúrgica. Es por eso doblemente notable su ejercicio neorrealista, pues de esas imágenes que son pura realidad, sin ornamentos ni elaborados o cuidados trucajes de cámaras, es decir con estilo pragmático, neorrealista, es capaz de elaborar imágenes bellamente poéticas, visualmente hermosas, y, siendo este un drama de pescadores, naturalmente un importante origen de esa belleza es un elemento, el mar, su blanca espuma que danza perennemente con los peñascos, peñascos que parecen tomar forma y vida por momentos, y el contraste que se genera entre ambos, con el cielo coronándolos, todos forman un hermoso, silencioso e íntimo testigo de las vivencias y sufrimientos de los pescadores, Visconti genera belleza entre los andrajos, entre la miseria y desesperación. Su narración visual es, como debe serlo en un filme neorrealista, moderada y pausada, sin excesivos arreglos, y salvo un agradable travelling inicial al acompañar a un niño por el mercado -en el cual la cámara prácticamente nos habla-, la herramienta del director muestra un correcto ritmo mesurado y realista. Quizás la única salvedad que se le encuentre al filme es, sí, esa excesiva y ciertamente innecesaria narración en off, voz del propio Visconti, que va en contra del hermetismo neorrealista, rompe la burbuja de la realidad despedazadora, para darnos algunos alcances que no son indispensables, algún alcance con tintes poéticos, moralizadores, pero que no son acordes al neorrealismo, y que, por momentos y debido a su excesiva interrupción, llegan a ser hasta impertinentes, elementos de los que bien se pudo prescindir. Pero obviamente, los aciertos del filme superan infinitamente a algún desbarajuste, y la cinta termina siendo una imperdible obra maestra, vital cinta del cine italiano.






1 comentario:

  1. saludos disculpeme podria dar un link donde pueda descargar esta pelicula

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