domingo, 23 de octubre de 2011

Psicosis / Psycho (1960) – Alfred Hitchcock

La prodigiosa obra maestra del inmortal Alfred Hitchcock, la película que puede poner los pelos de punta como muy pocas otras, el suspenso materializado, el terror encarnado, la tortura psicológica en su máxima expresión. La inolvidable película Psicosis es mítica y contiene numerosas secuencias que han pasado a la historia del cine, que es referencia de su género, es indudablemente ese tipo de películas que trasciende muchos niveles, llega a ser homenajeada en multitud de ocasiones, ya sea en series de televisión, ya sea en posteriores películas a modo de guiño, siempre ha recibido tributos, los sigue recibiendo y los seguirá recibiendo. Hitchcock consigue narrar una historia en apariencia sencilla, protagonizada por personajes en apariencia frágiles, inofensivos, inocuos, para dar una vuelta de tuerca descomunal y destrozar la psicología tanto de sus protagonistas, como de los espectadores, en uno de los finales más inesperados y devastadores. Es una película de los albores de los 60, pero es una obra maestra atemporal, haber sido realizada en esa época naturalmente le da otra dimensión, sin embargo, una pieza así, estrenada en cualquier época, hubiese alcanzado el estatus de clásico inmortal.

         

La historia comienza con una pareja de amantes, Marion Crane (Janeth Leigh) y Sam Loomis (John Gavin), que pasan apasionados momentos en un cuarto de hotel, planeando su futuro, sin embargo ella vive frustrada porque él debe dar la mayor parte de su salario a su esposa. Después, en su empleo como oficinista financiera, recibe la cuantiosa suma de $40.000 para ser colocada en el banco; su jefe, quien confía en ella, le encarga que deposite ese dinero de un cliente. Pronto ve la perfecta oportunidad de dejar todo atrás, huir y utilizar ese dinero para empezar una nueva vida. Su repentina huida se verá convertida en un dramático escape, plagado de suspenso, un ambiente persecutorio tenso y emocionante. Tras desviarse, en una noche muy lluviosa, llega a un alejado y solitario motel, el motel Bates, donde conoce a su administrador, Norman Bates (Anthony Perkins), un sencillo y tímido hombre solitario, que se muestra sociable y atento con ella, pero esa cortesía despertará los gritos lejanos, desde su contigua casa, de su anciana madre, quien reprueba sus lujuriosas intenciones con cualquier mujer. Momentos después, él y Marion comen una ligera merienda, y el ermitaño desvela un poco de su oscura personalidad, como su hobby de taxidermista de aves, y cómo vive sometido a las órdenes de su madre.




Después, tendrá lugar la legendaria secuencia del asesinato de Marion en la bañera, perpetrado por una oscura silueta femenina. Luego, Bates discute con su madre, limpia todo rastro del crimen, y se deshace del cadáver arrojándolo dentro de su auto a una laguna en un pantano. Después, ante la ausencia de la mujer, su hermana Lila (Vera Miles) y Sam la buscan, al igual que el detective Milton Arbogast (Martin Balsam) por el dinero desaparecido. El detective investiga y llega hasta el hospedaje de Bates, donde interroga al nervioso posadero, sin obtener una respuesta alentadora, tras lo cual va a la casa de Bates, a interrogar a su madre, pero sorpresivamente, nuevamente la silueta femenina aparece y lo elimina a cuchillazos. Impacientes, Lila y Sam van también a buscar a Marion siguiendo la ruta descrita por Arbogast, así como la información de que aparentemente, la madre de Bates tiene respuestas clave. Llegan a la comisaría local, donde el sheriff les hace una inesperada revelación: la madre de Bates lleva una década muerta y enterrada en el cementerio. La hermana y el novio van entonces al motel de Bates, se hospedan en una habitación y con argucias revisan las otras habitaciones, y Lila llega hasta la misma casa de los Bates, en busca de la madre, y ciertamente la encuentra, pero en una horrorosa situación: es un descompuesto cadáver, es un cadavérico montículo de carne y huesos. Tras un grito de desesperación, atrás aparece un travestido Bates con un cuchillo aprestándose a liquidarla, pero Sam lo detiene, el misterio increíble ha sido resulto. En la parte final un detective realiza una explicación científica, psiquiátrica de lo sucedió al trastornado Bates, que termina totalmente poseído por la personalidad de “su madre”, acaba recluido en una institución mental, mientras el auto de Marion es rescatado del pantano, y la palabra fin aparece.




Culmina así este estupendo ejercicio de suspenso, horror e intriga policíaca. La película está repleta de elementos que contribuyen al omnipresente suspenso, y esto es desde el comienzo, cuando el empleo de la voz en off, así como secuencias de su inmortal banda sonora, crean un ambiente tenso durante el escape de Marion con el dinero. Siguiendo en esa línea, la música tiene un lugar preponderante en la película, pues genera, sin palabras, esa atmósfera de incertidumbre, de intriga, angustia, misterio, todo esto potencia cada escena, cada situación y sensación. La manera en que mantiene el suspenso y misterio de los asesinatos hasta el final es probablemente la mejor virtud del filme, pues las vagas figuras o siluetas femeninas en cada muerte sugieren que es la posesiva madre la causante de todo, el manejo y dominio de Hitchcock de las circunstancias, de los momentos más intrigantes y enigmáticos, es excelente, se vale para ello de un buen uso de la luz y la oscuridad, así como de planos cenitales para narrar los hechos, pero dejar los detalles decisivos en suspenso. Vemos los asesinatos, vemos las acciones viles, pero no vemos lo más vil, el perpetrador, y eso es lo que causa mayor terror, el terror en off, en espacio off, lo que no vemos aunque sabemos que está a escasos centímetros. La secuencia final del descubrimiento del cadáver materno es inmortal y legendaria, su uso de sombras y luces está potenciado al máximo. El foco que se mueve balanceándose crea un movimiento casi de vida para el cadáver, alumbrando todos los ángulos de sus vacías cuencas oculares, en efecto, la primera vez que se visiona la cinta, esa secuencia puede llegar a tener un efecto irreproducible e inexplicable, el cadáver putrefacto y descompuesto que es conservado en el sótano. La combinación de todos estos elementos crea la obra maestra del maestro del suspenso, su masterpiece, es un trabajo soberbio, estupendo, de obligada visión. Un clásico imperdible.





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