martes, 18 de octubre de 2011

Ghost World (2001) – Terry Zwigoff

Entretenida y distinta la entrega del norteamericano Zwigoff, retratando un universo de dos personas que son distintas al resto, de dos personas que viven casi encerradas en sus crisálidas, y que experimentarán una asfixiante soledad, hasta que se encuentran uno con otro, y la soledad deja lugar a una relación de extraña dependencia. Explora Zwigoff los distantes mundos de la siempre complicada adolescencia femenina, y de un maduro individuo algo insípido y cansado de todas las personas, esos distantes mundos se acercarán al conocerse, tendrá lugar un desencanto, para después volver, sin mayores esperanzas, a sus desabridas rutinas, escapar de la experiencia sin mayor pena ni gloria. La película se ve realzada por convincentes actuaciones, tanto de las juveniles Thora Birch y Scarlett Johansson, como del curtido y extraño Steve Buscemi, un individuo que encaja perfectamente en su retraído y algo neurótico personaje; sumado todo a una interesante historia, configuran una película que logró tener aceptable respuesta por parte de la crítica.

       


Recién habiendo terminado la secundaria, Enid (Birch) y Rebecca (Johansson) se encuentran en esa etapa adolescente donde el mundo es su ostra, donde sienten que pueden lograrlo todo, viven despreocupadamente al inicio, típico de su edad. En medio de sus juegos y entretenimientos, contactan a través de las publicaciones sentimentales en periódicos a un extraño sujeto, Seymour (Buscemi) obsesionado con una mujer que conoció incidentalmente hace mucho. Ambas están buscando apartamento y trabajo, cada una lo busca a su manera, y van jugando y timando a las personas. Enid conoce realmente a Seymour y empieza a pasar tiempo con él, disfrutan su mutua compañía, y Enid piensa que su único interés en Seymour es para conseguirle una cita, mientras que Rebecca logra conseguir un trabajo. Enid también asiste a una clase de arte donde su ridícula y estúpida profesora la hace aburrirse, cansarse más de las personas, luego consigue trabajo, solamente para ser despedida en su primer día. Su extraña amistad con Seymour se va fortaleciendo, intensificando, esa relación va afectándola, cambiándola sin que ella lo note. Inesperadamente, Seymour contacta a la mujer con quien inicialmente estaba obsesionado e inicia una relación con ella, quedando Enid apartada y sola. Pero su interacción no puede ser eliminada, su atracción los controla y terminan teniendo sexo, tras lo cual Seymour queda prendido a ella, pero Enid siente luego repulsión por él y se aparta. Más de una verdad es descubierta al final, pero ambos vuelven a sus diarias costumbres, rutinas, ella se va en un inexistente bus, y terminan como empezaron, solos, desadaptados, apartados.




Fresca la película de Zwigoff, que no decepciona, tiene un correcto ritmo de narración, mantiene al espectador en cierto vilo, observando a las impredecibles y agrandadas púberes, independientes, atrevidas, que aparentemente, y según ellas piensan, tienen todo bajo control. Retrata las inquietudes propias de su edad, inexperiencia, brío, inseguridad, y cualidades específicas de la protagonista, como ser una inadaptada social, características que tenían que atraerse con las de Seymour, el apartado y casi ermitaño individuo que vive renegando de los demás. Ese será su punto de atracción, lo distintos que son de los demás, lo hartos de todos que están, lo poco que desean conocer y compenetrase con ellos, son dos outsiders, que al encontrar una compañía agradable, parece que su soledad llega a su fin, pero es algo ilusorio. El incierto final es desesperanzador, pues la soledad se alarga, ambos regresan a sus antiguas vidas, pero sobre todo ella, queda en una gran incertidumbre, y sigue su particular viaje buscando otra alma gemela que encaje en su mundo, otro outsider. Dentro de la actualidad del cine norteamericano. este trabajo se posiciona como algo entretenido y digno de prestársele cierta atención.



1 comentario:

  1. Un film que con sus fallos, logra ser un producto sólido, sutil y con miles de citas que son dignas de reflexión. La película está estupendamente interpretada con maravillosas creaciones de Thora Birch y Steve Buscemi, y encadena situaciones simpáticas de manera fluida, sin sensacionalismos, excentricidad y mordacidad en ambientes muy diversos. ¡Muy recomendable!

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