El neoyorkino Richard Fleischer, multifacético director, que
particularmente se destacara en el género de cine negro, dirigiría este
ejercicio memorable dentro de esa línea, dentro del film noir. Cinta conocida
por ser una evidente inspiradora de la posterior The Killing (1956) del notable Stanley Kubrick, desarrolla la sencillamente
narrada historia de unos asaltantes, uno de ellos, experimentado ya, que desea
perpetrar idéntico robo a un auto que traslada dinero, empresa que ya ha
realizado antes, y cuyo éxito le dio relativo renombre en el hampa. La cinta
será un minucioso y sólido recorrido por las actividades de los delincuentes,
mientras van escapando de la implacable policía, más aún cuando uno de los
agentes sea asesinado, motivando la vengadora furia de otro efectivo policial,
centrándose mayormente el seguimiento a los procederes del compañero policía, y
del líder del golpe. Notable ejercicio dentro de su género, que si bien no
alcanza el nivel de obra maestra, es un buen y memorable ejemplar de una
corriente que para entonces, 1950, se encontraba en pleno proceso de aparición,
para cobrar luego la fuerza que todos conocemos. Lo más importante viene a ser
el tratamiento y estilo narrativo de la cinta, quedando los principales
protagonistas, Charles McGraw,
William Talman y Adele Jergens, en un segundo plano, en una cinta
producida por la mítica RKO que se vuelve imprescindible para los amantes del
género.
Inicia la acción con imágenes de una comisaría, donde los
efectivos y empleados están atareados, y se informa de un aparente asalto a
un estadio. El teniente Jim Cordell (McGraw), se apersona con su compañero, a lo
que resulta ser una falsa alarma. Después, Dave Purvis (Talman), asaltante, se
entretiene viendo a una exuberante y seductora vedette en un cabaret, tras lo
cual se reúne con el esposo de ésta, planean un próximo y prometedor asalto, a
un vehículo blindado, que transporta dinero. El calculador Purvis pule detalles
con obsesión, no desea dejar rastros suyos, y se entrevista con la vedette,
Yvonne LeDoux (Jergens), con quien tiene un amorío, engañando a su compañero.
Al recibir a los demás compinches del asalto, Purvis los convence, al notarlos
inicialmente reacios, refiriéndoles ser el afamado perpetrador de un idéntico
atraco que se hizo en el pasado. Se acerca la hora, y eventualmente llega,
atacarán en el estadio deportivo de la ciudad, al que van protegidos con
máscaras anti gas, pues sueltan un nocivo agente en el ambiente. Durante la
ejecución del golpe, inesperadamente se desata una balacera con la policía, de
la que salen heridos, tanto uno de los asaltantes, como un hombre de ley, el
teniente Phillips (James Flavin),
compañero de Cordell, pero los asaltantes logran escapar.
Phillips fenece, Cordell está furioso, siguen a los
sospechosos, se van encontrando pistas, el auto, las vestimentas, etc, y aunque
inicialmente consiguen evadir a sus perseguidores, los detectives se van
acercando a los prófugos. El asaltante herido termina convirtiéndose en un
lastre, y el frío Purvis lo elimina sin vacilar, quedándose con buena parte del
botín. Las fuerzas de la ley se les aproximan cada vez más, otro asaltante es
eliminado, y Purvis se encuentra clandestinamente con Yvonne, cuya injerencia,
sin embargo, Cordell ya ha deducido completamente, y la tiene debidamente
vigilada. Es así que ya han identificado al principal orquestador de todo,
Purvis, y es a través de ella que finalmente logran dar con su
paradero, cuando se reúnen en un restaurante. El asaltante los evade
astutamente, y planea abandonar el lugar, irse en avión, con Yvonne, pero Cordell,
con Danny Ryan (Don McGuire),
nuevo y novato colaborador, les da caza implacable hasta el mismo aeropuerto.
Allí, herido Ryan, se enfrentan nuevamente a balazos, llevándose Purvis en esta
ocasión lo peor; herido, termina siendo eliminado por una hélice de un avión.
Finalmente, Cordell se lleva el reconocimiento de los medios por el caso
resuelto, mientras Danny, que sobrevivió, ha ganado experiencia.
Atractiva cinta que nos tiene
toda, o muy buena parte del metraje, a la expectativa de lo que sucede, y es
que el realizador Fleischer, notable director de cine negro, tiene uno de sus
principales aciertos y toques distintivos de su cinta, en la forma en que narra
todos los acontecimientos con un ritmo frenético como si de una auténtica huida
se tratara, como si fugitivos realmente estuvieran siendo los protagonistas,
dotando de agilidad y dinamismo a su cinta, cosa harto benefactora, dada la
naturaleza del filme. De esa forma, nos narra prontamente, sin descanso, sin
tiempo que perder, todo lo imprescindible, vamos rápidamente de una secuencia a
otra, con ausencia de pausas, pero siempre con correcta estructuración, agilizando
el relato y dándole consistencia, solidez, dinámica coherencia y sentido. Asimismo,
enriquece la cinta con momentos en que la dosis de tensión se multiplica,
quedando detalles de secuencias como la inspección policial a su vehículo, en
la que la tensión se incrementa, el motor que no enciende, y el herido que a
duras penas puede disimular su condición; esos pequeños detalles, como la
sangre en la carrocería, son los que terminan por sumir a los fugitivos en la
ruina. Interesantes elementos deja la cinta, todos los elementos
imprescindibles del género, los elementos infaltables del film noir están presentes, tenemos las lóbregas imágenes,
tenebrosas locaciones, una marcada oscuridad, en las que unas omnipresentes
sombras invadirán todo, y sabrán otorgar el ambiente de clandestinidad y
perenne peligro, de persecución, de huida, de angustia e incertidumbre; y
claro, la cinta completa es el seguimiento y persecución a los delincuentes, el
proceso investigador de un policía que busca no solo resolver el caso, sino
vengar a un camarada caído en acción. Dejará asimismo ciertas imágenes
interesantes la cinta, como uno de los primeros ejercicios de vedettes en el cine, uno de los más vistosos y
atrevidos hasta entonces a cargo de la bella Adele Jergens, sugestivos instantes, y la imagen que se deja de la
policía, enalteciendo su trabajo, su labor, y su por entonces supuesta
eficiencia. No es una maravilla la cinta, pero con un intenso y correcto ritmo,
además de un tratamiento tipo
del género, se configura una decente cinta de la extinta RKO.
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