Esta viene a ser una arriesgada colaboración, a mi parecer por dos aspectos básicamente: primero por agrupar tantos directores, siete, en lo que se podría definir más puntualmente como un grupo de cortometrajes. Segundo, un poco como consecuencia de lo primero, los segmentos de cada director tienen un espacio bastante reducido, diez minutos cada uno en promedio, lo cual limita los filmes. Esta colaboración presentará los siete enfoques de los directores sobre el tiempo, su significado e influencia, con distintos matices, todos con el símil de mostrar al menos una vez simbólicamente un reloj. Dicho esto, pasaré a un análisis que considero justo, analizar uno por uno los cortometrajes, lógicamente, serán análisis algo escuetos:
Aki Kaurismäki: Dogs Have no Hell, el reconocido finlandés Kaurismäki presenta su corto. Un maduro hombre nórdico decide ir a Siberia por motivos económicos. Veremos las acciones que toma para su partida, incluida la decisión de casarse con su mujer, una camarera. Aceptable y nostálgico corto que acaba con el tren que los transporta, avanzando, como el tiempo.
Victor Erice: Lifeline, a mi parecer, el más serio y rescatable trabajo de los siete. Utilizando el blanco y negro Erice dota de una solemnidad agradable a su relato. En la España fascista de los 40, la juventud y la vejez, el futuro y el pasado, conviven; el tiempo tiene una coyuntura en esa coexistencia, que se ve alterada después, cuando, ante la adversidad de la muerte amenazando a un bebé, todos acuden preocupados. Muy buen trabajo de primeros planos, al extremo de captar a un gato negro involucrándose en el drama, esto dota de intensidad al breve relato, que goza de un ritmo muy bueno. Muy completo este cortometraje, notable, impregnado de esa atmósfera que todo conocedor del arte de Víctor Erice sabrá identificar, reconocer y apreciar.
Werner Herzog: Ten Thousand Years Older, no podía fallarnos Herzog, un especialista en documentales. Junto con el anterior, los dos mejores cortos. Aquí nos relata la bitácora de una expedición británico-brasileña en la selva del país americano para visitar una tribu perdida en vías de extinción. Luego de un estudio inicial 20 años atrás, ahora se documenta esta visita, donde se verá los estragos del tiempo en los pocos sobrevivientes de la tribu, representados por el cuerpo tuberculoso de su líder. La escena final simbólicamente muestra al indígena perplejo sin entender el reloj, símbolo del tiempo que trajo el inevitable fin a su gente.
Jim Jarmusch: Int. Trailer. Night, este relato muestra a una actriz en su remolque, siendo retocada y acicalada para una secuencia, mientras conversa por celular con alguien. Blanco y negro, ritmo no muy definido para un cortometraje discreto.
Wim Wenders: Twelve Miles to Trona, Wenders presenta este entretenido viaje sicodélico de un hombre con sobredosis de una droga, no especificada cuál. La trama es su carrera contra el tiempo, el valioso tiempo que se le acaba para llegar a un hospital y tratarse. Veremos la doble travesía del hombre, el viaje por carretera, y el delirante viaje sicodélico producto de su intoxicación.
Spike Lee: We Wuz Robbed, definitivamente el menos atractivo. Cuenta, a través de relatos de todos los involucrados, la historia de las arregladas elecciones norteamericanas que acabará ganando Bush hijo.
Chen Kaige: 100 Flowers Hidden Deep, el asiático Kaige presenta este enigmático corto de un anciano aparentemente desequilibrado en busca de unos encargados de mudanza para mover sus muebles imaginarios. Ante las burlas de ellos, él sigue empecinado y hasta desea pagar por el servicio, cosa que se le rechaza por haber roto un trabajador un valioso jarrón, también aparentemente imaginario. El final es conciliador, coherente con el fino arte de Kaige, que francamente, encuentro difícil de “empaquetar” en 10 minutos, pero que logra conseguir nota aprobatoria.
Como se dijo inicialmente, una apuesta algo arriesgada, pero por eso mismo guarda algo de interesante, de distinto, y si bien la muy variopinta reunión de cineastas tiene resultados naturalmente dispares, era imposible que algunos directores no dejaran su sello, su clase y distinción, Reitero, mención con honra para el siempre apreciable ibérico Erice, Herzog asimismo por entonces todavía generaba ejercicios cinematográficos decentes, el asiático Kaige tampoco desentona. Una compilación que a su particular manera, mejor dicho, de siete particulares maneras, razona y medita sobre el tema central del tiempo, eligiéndose en este caso el instrumento de viento trompeta como símbolo compilador por llamarlo así. Habría una continuación con símil estructuración y orientación, pero eligiendo esta vez al refinado cello. Interesante el trabajo, interesante, distinto, genera más de un momento agradable, y algunos otros no tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario