viernes, 19 de agosto de 2011

Los Camaradas (1963) - Mario Monicelli

Mario Monicelli, uno de los padres del neorrealismo italiano, presenta esta obra completamente marcada  por su sello. Es una obra de neorrealismo tardío, que plasma una situación difícil, sufrimiento de clases oprimidas, injusticias, explotaciones, desigualdad, arbitrariedad.  El blanco y negro utilizado, así como el ritmo  ayuda a crear ese ambiente neorrealista que supo darnos unas décadas atrás Monicelli. El enfrentamiento entre dos clases antagonistas, la clase oprimida, la clase proletaria explotada, y la clase opresora, los empleadores, que tratan con mucha injusticia y desconsideración a los trabajadores que ven una urgente necesidad de reivindicar sus condiciones laborales.
Al sufrir un trabajador un accidente y perder la mano, los trabajadores deciden de una vez organizarse y protestar formalmente, clamar por la reducción de las catorce horas de trabajo diarias y así evitar los riesgos de accidente por cansancio en la última hora. Pero no logran articular debidamente sus esfuerzos y no obtienen resultados positivos. Es entonces que entra en escena el enorme Marcello Mastroianni, que nos brinda una actuación soberbia, a su altura, interpretando a un profesor, alguien con más experiencia y cultura que los demás, la persona idónea para organizar mejor a los trabajadores y a sus ideas, que luchan por sus reivindicaciones armando una huelga indefinida. Si bien ahora el esfuerzo común está mejor encaminado, los empleadores no darán su brazo a torcer fácilmente, y las fuerzas de los huelguistas van flaqueando, más aun cuando un empleado muere en un enfrentamiento. Las cosas se agravan cuando muere un muchacho en otro enfrentamiento con la policía, un muchacho que vemos desde el comienzo de la película. Finalmente no se llega a ningún fruto después de toda su lucha, en un final desesperanzador.



                                                                               
Es ese un filme que presenta una historia cruda, un drama sin adornos, los sufrimientos y peripecias sin ornamentos de un grupo de personas. Monicelli se encarga de retratar de una manera integral, con su experimentada mano,  a esta clase explotada, succionada, impotente ante los incesantes abusos. Nos retrata su lado humano, su impotencia, su desesperación, sus anhelos, por un lado de los trabajadores que viven en carne propias las injusticias, y por otro al futuro, a la juventud, los niños que estudian para forjarse un futuro mejor que el de sus padres, pero aparece la muerte para truncar abruptamente ese futuro. Es este un filme con todos los ingredientes neorrealistas, un filme que quizás se atrasó unos años, una película de los 60 que estrenada 15 años atrás hubiera formado parte del tándem representativo de esa corriente cinematográfica.


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