Cumbre trabajo de uno de los directores de cine
más emblemáticos, inolvidables y profundos que la etapa clásica de este
arte en territorio europeo ha sabido alguna vez producir. Victor Sjöström, prodigioso pionero audiovisual
y narrativo, hábil en la creación y utilización de
artificios audiovisuales, tiene en este filme muy probablemente lo
que es su mayor aporte al arte cinematográfico. El gran maestro del
cine mudo sueco se basa en el relato homónimo de Selma Lagerlöf
para adaptar y llevar a la pantalla grande esta oscura
y metafísica historia, muy acorde al contexto histórico y
geográfico en el que le tocó desarrollarse. Es esta la historia de una antigua creencia nórdica, según la cual, si
alguien fenece en la noche de año nuevo, deberá someterse al castigo
de conducir durante un año entero la carreta del título, una
fantasmal carreta en la que transportará las almas de desgraciados pecadores
muertos. El personaje que se encargará de tomar la posta en
el sórdido ejercicio, interpretado por cierto por
el propio maestro Sjöström, es un individuo ruin, alguien que esparce la miseria, el sufrimiento, aún
entre sus seres más queridos, característica que lo
hace idóneo para la labor, si bien el
genuino arrepentimiento y ganas de mejorar le abrirán las
puertas de una final redención, de una absolución plena.
Soberbio ejercicio, rebosante de nuevas técnicas
e innovaciones exquisitas que abarcan multiplicidad de
planos, desde lo narrativo, hasta lo expresivo, y lo visual, lo visual, el
elemento con el que su filme se vuelve imperecedero, indeleble.
Inmortal trabajo del maestro Sjöström,
involúcrase con su arte el cineasta en todos los planos, dirige un
filme mítico, de culto, que se convertiría con
el pasar de los años, como
suele pasarle a las obras magnas, en
trabajo referencial para posteriores genios del séptimo arte.
Rodada en exquisito blanco y negro, dotada de una expresividad irrepetible, es
uno de los trabajos ineludibles del cine arte, del gran
cine clásico danés y europeo.
Tras mostrarse la clásica insignia de
la SF, un texto nos informa de una monja del ejército de salvación que padece una ardua enfermedad, agoniza, y ha ido a refugiarse a la casa de su
madre. En su padecimiento, la monja, Edit (Astrid Holm),
solicita con insistencia la presencia de un personaje, David Holm,
algo a lo que su madre se opone. No es una noche cualquiera, es
la noche de Año Nuevo, y pese a la negativa de la progenitora, buscan
a Holm, no encontrándolo, y es que el sujeto se encuentra con
otros dos individuos, bebiendo en un cementerio. Holm (Sjöström) narra
entonces una historia, un camarada suyo, Georges (Tore Svennberg),
contaba que si alguien moría la noche de año nuevo,
siendo pecador, su castigo seria conducir una fantasmal carreta
y transportar desgraciadas almas al infierno. Curiosamente,
el sujeto termina muriendo esa misma noche. Una pelea
se desata entre los tres libadores, siendo Holm
herido mortalmente y recibiendo la metafísica visita de su
camarada, es Georges, que maneja la carreta, y que viene a transferirle
ahora la sórdida labor. El alma de un abatido
Holm presencia las oscuras actividades de su antiguo amigo,
mientras, paralelamente, Edit, en su lecho de muerte, continúa
persistentemente pidiendo la presencia de Holm. El horrorizado pecador
va entendiendo lo que le espera, es un castigo necesario, pues Georges le va
haciendo rememorar sus ruines acciones en vida,
haciendo padecer no sólo a su esposa e hijos, que lo abandonaron,
sino también causando mucho daño a su joven hermano.
Continúa el flashback, recuerda
asimismo cómo llegó al hospedaje de las monjas de Salvación, fue
el primer huésped de Edit, que lo ayudó, pero David
se comportó como un patán, maltratando a la monja, e
incluso infectándola del virus que en el presente está terminando con su vida; pero
ella, empero, le dijo esperaba verlo en la próxima noche última del año. Sus
pecados son muchos, y su castigo, necesario, recuerda cómo buscaba a su esposa (Hilda Borgström) e hijos, quería vengar su humillante
abandono. El atormentado Holm acompaña al saliente conductor, en algunos de sus
trabajos, transportando almas, desplazándose incluso por el mar
la fantasmagórica carreta. David no desea realizar esas funciones,
pero Georges le hace ver que tuvo muchas oportunidades, tuvo cosas hermosas, y
lo arruinó todo, ahora la espera un nuevo y más intenso castigo. Le llega la
hora a Edit, y Georges muestra su espectral presencia, va a buscarla, pero la
abnegada monja le pide encarecidamente que le de unas últimas horas de vida, le
suplica le otorgue un último suspiro, pues le es necesario ver al hombre que
ama, le es necesario ver a David Holm, quien, metafísicamente presente, está
también en la escena, y logra apersonarse, ella lo ve, tienen un final suspiro
juntos, y ella fenece. David es otro ya, materializado de nuevo como humano,
quiere redimirse, va con su mujer, consigue salvar a sus vástagos de su mujer,
que, pretendía envenenarlos, víctima de la desesperación. Tras intensa
confesión y llanto, Holm quiere cambiar, su mujer le cree, lo apoyará, se
quedan juntos, juntos en el mundo terrenal, y dispuestos a madurar sus almas
antes que Dios las recoja.
Finalizado un rápido repaso por los eventos del filme, abordemos ahora el
análisis por apartados debidamente diferenciados:
NARRATIVA
El primer tema por el que el
presente filme se convierte en severa joya cinematográfica viene a ser la forma
en que el cineasta juega y reestructura su armazón narrativa, es de esta forma
que asistiremos a una suerte de narrativa inversa, es decir, los flashbacks nos
irán descubriendo las razones de los sucesos. No asistimos a un convencional
desarrollo causa-efecto, sino lo inverso, un efecto-causa, los flashbacks nos
mostrarán con mayor profundidad lo sucedido, flashbacks apuntalados por textos,
abriendo paso a otros apartados temporales. Las elipsis se concatenarán, los
fundidos también, prolongando la narración, y generando eslabones que, como se ha
dicho, se van sucediendo a la inversa, conoceremos primero las consecuencias,
para ir luego adentrándonos las causas, generando esto un efecto singular en el
espectador, que por momentos se siente desafiado a entender lo que sucede, esos
flashbacks tendrán finalmente las inequívocas respuestas que buscamos. Este
memorable recurso casi obliga a que
el espectador se involucre, hace casi ineludible que el espectador debidamente
comprometido con esta joya, se implique, se esfuerce en entender una historia
que se va presenciando en opuesta dirección a lo convencional. El fanático,
apreciador y admirador de esta cinta, y de su creador, entonces tendrá la labor
de realizar casi un doble análisis, análisis paralelos, como los planos de la historia,
y además se sentirá poderosamente seducido a llevar a cabo los repetidos
visionados del filme, descubriendo, como es usual, nuevos y fascinantes
detalles en cada visionado, comprendiendo más las acciones, y fundiéndose a la
vez el espectador con el trabajo. Interesante labor pues la que le espera al
individuo que se aventura a presenciar el filme, dos dualidades de planos confluyen
en el filme, pasado y presente se amalgamarán, realidad y metafísica también,
dos bifaces corrientes que el espectador deberá saber mentalmente analizar, para
posteriormente sintetizar en un final conclusión y entendimiento. Si bien no
pionero o absoluto iniciador del exquisito recurso, sabe Sjöström extraer oro de su uso, generando toda la seducción y desafío
en el interior de un espectador y cinéfilo debidamente comprometido con esta
obra de arte.
AMBIENTACION / EXPRESIVIDAD
Otro apartado a
resaltar viene a ser la concepción de los escenarios, empezando por los
encuadres, que descansan en las sólidas y sobrias composiciones, que abarcan
personajes, locaciones, y también las sombras, además de las luces y sus contrastes.
Se generan enfoques específicos a
determinados detalles, para después liberar el foco de atención a la escena
toda, se sienten ahí ciertas influencias de Griffith, naturalmente, su
innegable herencia, pero fundida con el sello personal europeo del sueco. Así,
los encuadres del nórdico cineasta sabrán reforzar lo que transmiten las
situaciones, además de complementarse con específicas concepciones de cada
escena, dotando a las secuencias de un tibio halo teatral. La metafísica
aventura, salvo ciertos momentos de necesario desenfreno y emoción, va fluyendo
con una serena pero tensa sencillez, al margen de la singular estructura
narrativa ya comentada, todo se desarrolla con parsimonia, con laxitud en
algunos casos, posándose sutilmente la cámara sobre los protagonistas, y
prolongando por breves segundos la acción, generando esto una apreciable y
mayor solemnidad en los sucesos que, de nuevo, desembocan en una sutil y
agradable atmósfera teatral. Profundizando en el plano de ambientación del
filme, y de expresividad, que van de la mano, se puede añadir en ese sentido
que hay algo en lo que, si bien no es innovador, no es pionero Sjöström, sí es algo en lo que manifiesta su dominio, su
directriz, dotando a cada escenario de una luminosidad característica, propia, de
una propia y envolvente personalidad, que se amalgama con la representada
locación, ya sea interior, o exterior. Así, observaremos un gélido, intenso y
denso azul para los exteriores, para las calles, pero, sobre todo y más
importante, para las secuencias corazón del filme, las secuencias por las que
el filme entra en un selecto grupo atemporal cinematográfico, arte puro, arte
innovador. Me refiero por supuesto a las secuencias metafísicas, las secuencias
en que las almas abandonan las inertes masas de carne humanas, el frío azul
hospeda las metafísicas representaciones de las almas, de los desgraciados
condenados a conducir la carreta, y de los transportados. De esta forma, el
propio David Holm interactúa con el saliente conductor, y el azul alcanzará la
máxima intensidad entonces, la atmósfera de la gelidez, del
desamparo, de la falta de vida, de la distancia insalvable de un mundo
fantasmagórico, ese azul lo invade todo, simbólico azul reservado para los
exteriores, pero, sobre todo, para los entes no vivientes, los fantasmas y
las bizarras circunstancias que a ellos puedan atañer.
Ahí es que nacen las míticas e indelebles
imágenes del lóbrego conductor de la carreta fantasma, conduciendo las almas a
la perdición, y también la secuencia, por nombrar un ejemplo, del aterrorizado
pecador, que se entera del castigo correctivo, de la labor que deberá
desempeñar para limpiar sus pecados, no hay esperanza, en un memorable pasaje
del filme. Nace aquí un punto en el que se debe hacer la necesaria y pertinente
diferenciación en cuanto a ambientación sobre una cinta muda. El original trabajo
de Sjöström es mudo, por obvia definición, carecerá de sonidos,
empero, como tan a menudo pasa, posteriormente se le anexaría un acompañamiento
musical, especialmente sensible en las secuencias recién comentadas. El purista, sabrá
adscribirse al original trabajo, huérfano de sonidos, mientras que por otro
lado, está la versión sonora, por supuesto sin diálogos, pero con una música de
ultratumba que por momentos acompaña bien las bizarras secuencias fantasmales,
con agudos violines que ponen los pelos de punta, y maximizan la sordidez de lo
que se presencia, de los muertos, de los espectros. Cada uno escogerá su particular
camino para vivenciar el filme. El debate está servido, y para los gustos, ambas
opciones. Siempre dentro de la ambientación, por el otro lado, tendremos el
surreal sepia que invade e impregna los interiores, las locaciones caseras,
dotando de una mayor calidez a los momentos representados, dotándolos por
supuesto, de una calidez humana, pues este ambiente está reservado para los
seres humanos, los vivos y su tibio existir, la esperanza mora en esas
secuencias, la esperanza mora en el calor de los interiores, recintos que parecen
destinados a la salvación, como en efecto sucede. Por momentos, incluso dentro
de una misma secuencia, el color ambientador se modificará súbitamente solamente por
cambiar el enfoque de exterior a interior, y ese súbito cambio alimenta la diferenciación
de ambientes, casi sentimos la variación de frío a calor, nos involucra más en
los hechos, se evidencia más la técnica expresiva. Al igual que sucederá con los
intensos azules, el sublime sepia se derramará también sobre todo el entramado
de claroscuros, de luces y sombras, complementando ricamente lo que el cineasta
quiere transmitir sin palabras –lo que, bien hecho, sólo consiguen los
mejores-, lo que nos quiere transmitir con imágenes, con colores. El epítome
del trabajo en sepia es, claro, la secuencia de final reconciliación, el revivido
Holm es perdonado por su mujer, ambos juntos iniciarán un nuevo camino, la
redención los ha salvado a ambos. Es así, genera el maestro distintos
ambientes, acondiciona sus escenarios, expresivos todos, cada escenario tiene
una específica y poderosa función expresiva, mientras los desesperanzadores
azules pueblan y densifican a los muertos, el fantástico sepia se encargará de
traer esperanza, de traer redención, el desenlace del filme es el mejor
ejemplo, un sollozante David se hace acreedor de la absolución, su genuino
arrepentimiento le abre las puertas nuevamente de lo humano, de lo tibio, de la
esperanza, de Dios.
TRANSICIÓN ONÍRICO-REALISTA, PRESENTE-PASADO
Asimismo, Sjöström
refuerza el denso halo de oscuridad de su filme con un trabajo que está a la
altura de lo que es, un gran maestro del cine mudo, de un cineasta que tiene en
la imagen el corazón de su arte, y en ese sentido, su dominio de luces y sombras
conforma una obra que está al alcance solo de los más grandes del cine. No se
trata de un filme de horror, ni de terror, empero, es un filme de temática
oscura, y si bien las sombras no son protagonistas absolutas, la directriz
lumínica en muchos segmentos del filme prolonga la corporeidad de los
personajes, se funden las sombras a ellos y se vuelven singular prolongación de
los humanos, ofreciendo un panorama tétrico, lúgubre. Por supuesto, los
poderosos claroscuros no podían faltar en un filme tan tenebroso, por momentos
la oscuridad lo invadirá todo, por momentos sólo un objeto contrastará con
ella. Un momento estupendo viene a ser aquel en el que Holm está libando licor
con sus dos camaradas en el cementerio, aguardando el primer minuto del nuevo
año, y observando un elevado reloj, el blanco y luminoso disco del reloj será
el único elemento ajeno a la oscuridad, generando pues un fuerte y potente contraste,
contraste expresivo, mientras las agujas se acercan a la hora señalada, a la medianoche,
uno de los claroscuros más notables, y cruciales dentro de la historia. Pero
son otras las secuencias que vienen a convertirse en leyenda, secuencias en las
que la técnica utilizada genera pues un efecto pesadillesco, pues es como si
presenciáramos mórbida pesadilla, los muertos caminan entre los vivos en forma
de condenadas almas, atormentados entes que deben purgar sus pecados, y la
superposición de planos que emplea Sjöström para
plasmar una fusión de ambos mundos es descomunal. Magnífico el recurso para
amalgamar ambas vertientes en una sola, es así como veremos las fantasmagóricas
presencias entre los vivos, la carreta, igualmente tétrica, igualmente
espectral, es una pesadillesca y avernal visión, carreta y conductor, ambos
fantasmas, se desplazan por la tierra, se desplazan sobre el mar, en otro
notable ejemplo del dominio de la técnica por parte del sueco cineasta. El
efecto conseguido es ciertamente memorable, ciertamente inolvidable, indeleble
e imperecedero, conseguiría con esto dejar imborrable impronta en el arte posterior
y en sus más brillantes exponentes, como a continuación se detallará.
Poderoso y efectivo es el efecto de
un filme que desfila, como se ha dicho, entre lo físico y lo metafísico, y
es un desfile entre onirismo y realidad, entre pasado y presente, como
probablemente ningún otro filme jamás se haya atrevido a abordar, y a plasmar de
forma tan contundente. Esa transición, principalmente la onírico-realista, es
lo que convierte al filme en un soberbio trabajo, poseedor de una textura
visual, de un efecto fantasmagórico capaz de seducir poderosamente a un gran
titán posterior, de la talla de Ingmar Bergman, coterráneo del maestro Sjöström, y es que Ingmar llegó
a definir este filme como el, a su juicio, mejor filme de toda la historia. “El
filme de todos los filmes”, a opinión de Bergman, menuda definición. Entendible
es la aseveración conociendo el gusto y la obsesión del mundo bergmaniano,
obseso con la transición y amalgama de sueño y realidad, la forma sutil en que
se debe pasar de un universo a otro, ese apartado en el que justamente el
presente filme se vuelve un referente, y es que se trata pues de un filme de
cinco estrellas, que hace al espectador sentir el honor de estar presenciando
imágenes que al propio Bergman conmovieron y cautivaron, es un maestro artista
inspirando y dejando indeleble impronta en otro dómine del arte. Era lógico que
causara tan severa impresión el presente trabajo en Ingmar, considerando que
estamos frente a un filme en el que todo se desarrolla frente a una perenne
fantasmagoría, lo espectral invade la realidad, y por momentos la rebasa
sobradamente, la transición de un mundo a otro es perfecta, la línea entre
onirismo y realidad jamás fue tan delgada, jamás tan tenue, jamás tan…
inexistente. La amalgama de realidad y surrealismo es pues plena, es total,
ambas corrientes narrativas confluyen juntas, unificadas cual inseparable
trenza atemporal en una simbiosis expresiva irrepetible, pues en efecto,
también presenciaremos, dada la estructura narrativa, una fusión de espacios
temporales, pasado y presente se alternarán, en otro fantástico ejemplo de
transición de un plano narrativo a otro. Sjöström reinventa el cine
desde esta perspectiva, justificadas de sobra están las mayúsculas
manifestaciones de admiración por parte del director de Fresas Salvajes, que luego, en hermoso gesto de hidalgo
agradecimiento, rendiría inmortal pleitesía a su mentor artístico, convirtiéndolo
en el envejecido protagonista del citado filme, uno de sus trabajos referentes,
en el que justamente aborda este tópico, fusión onírico-realista.
TEMATICA / MENSAJE
El tema que aborda el sueco es
sublime, es esperanzador, es conciliador. El humano es retorcido, sí, el humano
se pudre, sí, no puede evitar descomponerse, pero no a nivel carnal, sino a
nivel espiritual, lo que es más grave; muchas veces la podredumbre lo superará,
pero el humano tiene un elemento que lo vuelve, a muchas fuerzas en teoría a él
superiores, invulnerable, y ese elemento es la voluntad. Nuestro protagonista
es el más ruin de los bellacos, es un patán, empero, muy en el fondo, siempre
existió el deseo de reivindicarse, este deseo muchas veces fue superado y
abrumado por las circunstancias, sin embargo, nuestro abyecto protagonista
tendrá una final oportunidad de redimirse. Y en efecto, al tener auténtica
voluntad de redimirse, las puertas de la absolución se abren de par en par,
hasta el punto de vencer a la muerte misma, momentáneamente, claro está. Los
pecados deben purgarse, de eso no hay dudas, los correctivos castigos
ineludibles serán, sin embargo, un veraz y auténtico arrepentimiento, una
genuina voluntad de cambiar y enderezar el rumbo, nos pueden hacer dignos del
perdón divino, de una última oportunidad. No todo está perdido, el humano está
condenado a equivocarse, a despilfarrar muchas veces cosas maravillosas, a
renegar de lo que no debe renegar, pero al final, si se tiene la capacidad de
entenderlo, se podrá acceder a la absolución. Hay experanza. La hay. La ideal
encarnación de esto es David Holm, infame infeliz, no contento con ser un
desgraciado, desgracia a los demás, trae miseria a su alrededor, es un agente
negativo, un pésimo elemento, que encontrará en su auténtico arrepentimiento la
llave de la tranquilidad y de la salvación. Conciliador y esperanzador el
mensaje de Sjöström, la reflexión de la vida, y de lo que
hay más allá de ésta, impregna y pulula su obra toda, otro elemento por el que
su paisano Bergman lo adopta como su mentor artístico, pero además, como mentor
espiritual, su hermandad de almas se plasma en una hermandad de artes. Y claro,
la colaboración perfecta se consumaría lustros después con la mítica Fresas Salvajes / Smülltronstallet (1951),
con un añoso Victor aportando su invaluable colaboración a su brillante pupilo,
por entonces en ascendente y explosiva espiral cinematográfica.
ACTORES
Un final apartado sería el plano actoral,
el plano actoral de un filme mudo. El dominio histriónico de sus protagonistas
es, naturalmente, plasmado muchas veces en sus expresiones, es necesario, y es patente,
es evidente, esas expresiones serán potentes, poderosas y fulminantes; la
expresividad de ciertos momentos, de ciertos registros, es notable, y no sólo
se limita a los protagonistas, pues, por citar un ejemplo, en la secuencia
inicial, vemos a la madre de la agonizante monja, con expresión férrea, hay
fuego en esas pupilas, y los encuadres del maestro capturan y refuerzan esa
intensidad, potencian la expresividad y fuerza de los elementos humanos del
filme. Estos humanos elementos se verán a su vez reforzados por los artificios
audiovisuales del sueco, entre ellos, el ya conocido juego de luces y
sombras, de contrastes, de poderosos claroscuros que sabrán generar efectos de
acuerdo al azul o al sepia, pero que en todo caso siempre pondrán cuota en
incrementar lo siniestro de las situaciones, lo lóbrego de esas existencias, de
esos seres, de esas circunstancias. Tore Svennbaerg cumple con su interpretación, encarnación
plagada de gravedad, de resignación, de tristeza y abandono infinitos, el
bizarro sirviente de la muerte y los infiernos sabe que no tiene esperanzas,
hasta que otro tome la posta, y Svennbaerg, de escasa producción cinematográfica,
aporta seriedad, sequedad, un torcido y espectral ser, notable su seria actuación,
siendo uno de los centrales protagonistas, cumple con buena nota lo que se le
asignó. Astrid Holm, la sufrida monja del ejército de salvación, está sólida también,
frágil mujer, enferma, bondadosa, pero sobre todo, con un amor inacabable que
la desborda y se vuelve el final camino de redención del pecador que ama; la
Holm, asimismo, cumple en su labor, su sufrimiento y abnegación convencen. Hilda Borgström , la más prolífica cinematográficamente hablando,
tampoco desentona, la más atormentada y arrastrada por sus pasiones mujer del filme,
deja patente toda su experiencia, su actuación es también seria y sólida, acompañando
al innegable centro de todo. El innegable centro es por supuesto el director de
orquesta, el cabeza de todo, es Sjöström, dejando maravillosa muestra de que es un hombre de
cine pleno, absoluto, dómine no sólo tras las cámaras, sino también delante de
ellas. Ampliamente experimentado en la actuación, Víctor deja para la posteridad
una actuación en la que rebosaba de juventud, briosa encarnación, el director completa
un elenco netamente sueco, netamente nórdico, y nos obsequia una actuación suya
para el eterno escaparate, repleta de momentos desgarradores. Imposible olvidar
al desgraciado sollozando sin consuelo al ver agonizar a Edit, arrastrándose
arrodillado al entender lo bestial e inhumano de su maldad, la más patética representación
se lleva a cabo. Imposible olvidar también a Holm desesperado al ver que su
prole corre riesgo fatal, la desesperación lo desborda a él, al filme, al
espectador. Imposible asimismo olvidar el desenlace, Holm llora amargamente,
pues, ya redimido, ya humano otra vez, ni su mujer cree su deseo de cambiar,
pero finalmente lo hará, alcanzando ambos el clímax.
Sjöström pone así el broche de oro a su máximo trabajo, de
forma que pocos cineastas pueden, implicándose también en la representación, en
la actuación, enriqueciendo su obra, una actuación extremadamente intensa,
arrebatadora, en la que el director se involucró tanto que literalmente se convirtió
en un pordiosero, vistiendo andrajos y andando entre gente de esa calaña para
ir adentrándose en el personaje, cosa que finalmente consiguió. Asimismo,
visitaría Sjöström a Selma Lagerlöf, la autora del relato primigenio, para obtener
su aprobación en la adaptación, pero además para obtener el visto bueno en su representación.
Esto lo conseguiría cuando, ya pactada y realizándose la entrevista con la
escritora, le realice en vivo una representación de Holm, una representación de
todo el papel, de todos los diálogos, en una sola performance, de un solo
tirón. La Lagerlöf, habiendo ya presenciado su interpretación, y observando
a un extenuado Sjöström descansar sobre el sofá, le ofrecería después un
trago, como señal de aceptación, de aprobación de que se embarque en materializar
su novela al cine. No hay duda, es un trabajo cumbre de un cineasta prodigioso,
descollante en todos los ámbitos, es un maestro total del cine. Infinidad de anécdotas
para un filme infinitamente rico, una obra mayúscula, magnifica, y que no en
vano seleccionada ha sido en momento efemérico. El presente sitio cinéfilo
alcanza la cifra redonda de cuatro centenares de artículos publicados,
cuatrocientas críticas que alimentan el fuego del amor por el arte, que hacen madurar el espíritu, que, como reza el lema de Sjöström, ayudan a entender y pedir que se deje que el alma
florezca, que madure, antes de ser recogida. Un ciclo termina, y otro comenzará, y las luminarias suecas son acompañantes en esta sublime efemérides. El cine
no se detiene, el arte sigue fluyendo; la presente etapa de este sitio, no lo
hará más. Nuevos senderos se inician, Sjöström, Dreyer, Bergman, serán quienes iluminen esos
senderos.
El gran maestro. Maestro de los maestros. Gracias a la lumbrera. |
En tramite para verla...
ResponderEliminarMe gusta mucho la forma en que se aborda el filme. De otra forma no tendría el interés por verla.
Me recordó el 7Sello
El filme es todo. Lo que hago es meramente tratar de acercarme a lo que el autor quiso transmitir, y transmitirlo propiamente.
EliminarGracias por visitar el sitio y apreciar mi trabajo. Suerte con tu blog.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarDisculpa el atrevimiento, pero quisiera saber por qué ya desde hace buen tiempo no haces más críticas. Apreciom mucho tu trabajo.
Hola Cavernófilo. Gracias por apreciar el trabajo. Sí, no publico hace meses, bueno el ritmo de publicación alcanzado en cierto momento (una crítica diaria) era ciertamente absorbente. Es penoso, pero yo no trabajo como crítico de cine (qué feliz sería yo si así fuese), así que mi tiempo se divide entre ciertas cosas. Pienso en adelante publicar cosas más estructuradas, quizás por ahí un trabajo entero dedicado a un director o corriente, etc. Gracias de nuevo, comentarios escuetos pero concisos como el tuyo hace reconsiderar ciertos asuntos.
Eliminarme parecio muy interesante gracias
ResponderEliminarGracias por apreciar el trabajo realizado.
EliminarTio realmente espero que vuelvas a hacer criticas, tienes un talento increible!. El tuyo es mi blog favorito definitivamente. Tremendo trabajo.
ResponderEliminarGracias por apreciar el esfuerzo y trabajo realizados. Te invito a revisar mi último blog:
Eliminarhttp://cinecedad.blogspot.pe/
Servido.