Cine del mejor, cine de los
albores, una pieza de arte de cuando el cine era sólo imágenes, la palabra era
por entonces relegada a un segundo plano en favor del elemento, de la unidad
visual como fuente narrativa, expresiva, y, más tarde, estética. Fines de la
década de los veinte del siglo pasado, el clásico cine, el cine mudo, está
llegando a su crepúsculo, una edad completa llega a su ocaso, el sonido
irrumpirá para elevar en ciertos aspectos a este arte, y, en otros, para
iniciar el comienzo de un fin. De cualquier forma, tenemos en esta oportunidad,
el gusto de analizar un filme excepcional, no en vano de privilegiada posición
en este blog, filme magnifico de un cineasta magnífico, formidable obra de arte
de un director formidable. Victor
Sjöström, una de las mayores luminarias del cine, para 1928 tenía ya una tan
surtida como envidiable trayectoria, descollante ícono del cine mudo, participa
ineludiblemente en los últimos pasos de este estadio, y es que su carrera
propiamente, plena y madura ya, se acercaba también a su particular desenlace.
Singular filme el que comentamos, el sueco prodigioso se embarca a dirigir un
filme yanqui, al mando de una empresa yanqui, que entonces era una auténtica fábrica de
sueños, una fábrica de arte. El nórdico nos adentra en el mundo del
aparentemente ficticio pueblo de Agua Dulce, Sweet Water, lugar incesantemente
azotado por un salvaje viento del norte, al que arriba una mujer procedente de
Virginia, que escapa de un amor fracasado, y de sus propios demonios internos. Va a visitar a un primo suyo, pero la mujer de éste le hará la vida imposible,
al punto de tener que aceptar un matrimonio para no quedarse sin refugio, con
un esposo al que no se entrega físicamente. Pero al ser casi ultrajada, ella
descubre el amor real de su esposo, y asimismo aflora un genuino amor por éste. Todo un clásico del
cine mudo, que, por si fuera poco, está protagonizado por la inolvidable musa,
la diosa del cine silente, Lillian Gish.
La acción comienza, un tren se moviliza por tierras que
son víctimas de fuertes vientos, y la arenas que éstos mueven; en el tren, se
encuentra la bella y joven Letty (Gish), que pronto es abordada por Whit Roddy
(Montagu Love), un ganadero local. Ella le confiesa que viene de Virginia, se
dirige al pueblo de Agua Dulce, a visitar el rancho de un primo suyo. Roddy le
habla de los terribles vientos que azotan la localidad, pero ella dice no
temer, y poco después arriban al pueblo; Lige Hightower (Lars Hanson), un
vecino de su primo, es quien la recoge. Viajan en carreta, por el árido
territorio pleno de viento, arena, y caballos, y Lige le cuenta a Letty de la
creencia de los indios Enjuns, de que un salvaje caballo fantasma habitaba en
esos temibles vientos del norte. Finalmente llegan pues al rancho de Beverly (Edward Earle), su primo, que vive junto a su
esposa Cora (Dorothy Cumming), y sus pequeños hijos. Mientras
observan por la ventana los indomables vientos, los niños van cogiéndole
cariño a su tía, a la par que Cora se siente celosa, se muestra huraña. Letty prontamente se hace
conocida en el rancho, en una celebración, no pocos pretendientes le surgen,
incluido el propio Roddy, que sigue cortejándola, esto genera celos en Cora.
Pero luego Letty se entera que este personaje está casado y tiene hijos, Cora
no soporta lo deseada que es su prima, la obliga a elegir entre dos
pretendientes, la acusa de desear a Beverly, y le dice que no vivirá más en su
mismo techo.
Y el elegido resulta siendo Lige,
hombre al que la atemorizada Letty no desea ciertamente, y no se entrega a él,
generando impotencia en su nuevo esposo, que intenta forzarle, engendrando
miedo y odio por parte de la jovencita. Un decepcionado Lige dice no la tocará
más, se centra en su trabajo, y en una tarde con mucho viento, parte a
capturar equinos con otros ganaderos, y, tras haber intentado llevar consigo Lige a su atemorizada
esposa, tiene que dejarla en el rancho, sola, y amedrentada por el
inmisericorde viento del norte, que desata toda su furia. Poco después, regresa
Lige al rancho, pero con una novedad, se trata de Roddy, herido durante la
travesía de los caballos, que deberá quedarse a recuperarse de unas heridas en
el rancho a solas con Letty, hecho que incomoda a la desconfiada mujer. Es así
que pese a sus protestas, Letty se queda sola con el supuestamente herido Roddy,
que poco a poco intenta inquietarla. Paralelamente, el viento del norte y toda
su incesante brutalidad se desata, y Roddy intenta ya directamente violentarla,
ultrajarla. Letty, habiendo evitado el
abuso, liquida a su agresor con la propia arma de éste, y luego, afuera del
rancho, pretende enterrar el cuerpo, sólo para que el viento lo desentierre. Al volver Lige,
se entera de lo sucedido, se lamenta por lo que pasa la pobre Letty, y le dice que
pronto tendrá dinero para enviarla lejos de ahí, pero su esposa ahora lo ama,
quiere quedarse con él, trabajar juntos, cuidarlo y amarlo, y en efecto, se
quedan, unidos los dos.
Filme que puede verse desde un
plano físico, pero también desde otro metafísico, algo muy propio del cineasta
sueco, maestro del cine sin palabras, del cine de las imágenes. Esto no tardará
en plasmarse, desde el inicial texto, que nos habla de lo que presenciaremos,
la lucha del hombre, el frágil hombre, frágil pero implacable cuando invade
territorio de la naturaleza, nos afirma que ésa será la historia de una
singular fémina, ella será la representación viviente de esa lucha del humano
contra la indómita naturaleza. Y es que presenciaremos, por una parte, los
meros sucesos pragmáticos, una mujer que huye de su pasado y experimentará
singular aventura en una tierra azotada por vientos, encontrando el amor que le
posibilitará dejar al fin atrás todo; pero desde otro plano, veremos la lucha
personal, la lucha humana interior de una mujer contra sus particulares
demonios, la lucha por vencer los invencibles molinos de viento, y es que finalmente, ningún obstáculo es insorteable. El carácter de ella pronto se irá
delineando, ella viene huyendo, huyendo de su pasado, de sus errores en él contenidos,
ella se esmera en intentar proyectar una artificial fortaleza, afirmando no
temer al viento, cuando en realidad es una sempiterna presencia que la
atormentará y no dejará que su terror se diluya. En este sentido, es de
recalcar cómo la historia, al poseer pocos personajes, se especializa en
diseccionar y mostrar con mayor profundidad a estos protagonistas, se estrecha
el cerco de los elementos que los contienen, vamos viendo sus complejidades,
personajes aparentemente sencillos, sin mayor profundidad, van dejando entrever
sus particulares e interiores conflictos. Y por supuesto, la protagonista
principal es Letty, ella va deslizando su primer conflicto, pretendiendo no
temer a algo que en realidad la aterra sobremanera, viene desde ya sosteniendo
particular lucha interior, hay complejas fisuras que recorren la mentalidad de
nuestros personajes, que nos van haciendo empatizar con ellos, el receptáculo
es una inocua mujer que encontrará la forma de salir adelante.
Un bonito y potente simbolismo asimismo se
materializa, simbolismo de esos demonios, que no desparecen, en la representación de la creencia india, los
Enjuns que creían que un salvaje y satánico caballo habitaba en los vientos del
norte, dotando a estos vientos de su infernal brío; el fantástico y etéreo
equino es fantasmagórico, relincha y se agita poderosamente, mientras soplan
los furiosos vientos. Hermosa figura plasmada, que se funde con el elemento
representativo del salvaje viento, que viene a simbolizar el terror, el miedo
que persigue a Letty, el equino se amalgama con el viento, materializándose
oníricas visiones con materiales situaciones amalgamadas. Pero no sólo eso, los problemas,
los traumas, los fantasmas, no cejarán fácilmente en su intento de arruinar a su
víctima, y es terriblemente poderosa también la figura de cómo, ya asesinado el
frustrado agresor sexual, lo intenta enterrar la fémina, pero los demonios,
otra vez, no la dejarán escapar, los demonios, el viento, desenterrará el
cadáver. Estupenda representación, los fantasmas desentierran su terror, los
tormentos no la abandonarán con facilidad, es un simbolismo de cómo reviven y vuelven sus pesadillas, reviven sus tormentos. Sjöström no podía evitarlo, el dios nórdico debe impregnar de onirismo
todo lo que trabaje, su identidad es plena, su alineamiento a sus directrices
también, el ídolo de Ingmar Bergman deja patente y latente porqué es referencia
principal del gran titán posterior coterráneo suyo. Su fusión de realidad e irrealidad, surrealismo,
sueño, hacen que sea casi insólito que se trate de un filme en teoría dentro
del género yanqui por antonomasia, el western; es pues Sjöström haciendo western,
trabajando secuencias ambientadas con el fondo musical característico de esta
corriente, algo atípico que luego, con
el hermoso elemento alegórico antes señalado, convierte a este trabajo en algo
ya más acorde e identificable con la obra de uno de los mayores autores del
cine mudo.
No sería posible dejar de mencionar el curioso hecho de
que este filme se pusiera en marcha inicialmente gracias a la iniciativa de la
propia Lillian Gish, cuando la fémina artista se encontraba próxima a abandonar
los estudios de la Metro Goldwyn Meyer, fue de ella de quien nació el primer esfuerzo
para que el proyecto fuera tomando forma, consiguiendo posteriormente -por
razones que quien escribe aún desconoce a ciencia cierta, pero que no se
tardará en averiguar- la colaboración como director de orquesta del titán
cineasta sueco. Y la legendaria actriz, muestra las razones por las que fuese
considerada por no pocos años por la otra luminaria del cine, ícono del cine yanqui y mundial, el mítico David Wark Griffith, como su fiel musa. La
Gish, curtida, hermosa, plena, nos deja una actuación memorable, uno de los
pilares del filme, una entrega a la cámara, a Sjöström, y al cine, conmovedora,
una de las actrices referentes del cine mudo nos deja otra de su actuaciones
para el recuerdo. Imposible asimismo dejar de conmoverse al verla como un
lastimero cachorrito indefenso, frente a su nuevo esposo, temerosa, frágil,
inocua, a merced del insistente consorte, infinitamente elocuente es su
rostro; o, además, nos deleitaremos con ella en ese inolvidable plano final, mítica representación, ambos amantes
fundidos en metafísico abrazo, juntos ahora serán invencibles, afrontarán todo
lo que venga sin temor, su amor los hace invulnerables, y Lillian ahora nos
dibuja espiritual sonrisa, espiritual alivio, pues un final conciliador tiene
lugar, el amor redentor los salvará. La Gish llegó a incidir tanto en el filme,
que a poco estuvo de materializarse un final mucho más
trágico, en el que Letty era devorada por un viento del norte, pero
finalmente se optó por este, esperanzador y redentor final; es que la
inolvidable Lillian, actriz y algo más en este filme, es una de las razones de
que la cinta sea tan sólida, sin fisuras, perdurable, inolvidable.
Otro elemento curioso viene a tallar también en la
naturaleza del filme, la naturaleza muda del filme, elemento que cierta
polémica puede desatar, pues siendo un filme mudo, parte de su mística, buena
parte de esa mística, descansa casualmente en la mudez, en la capacidad
transmisora de emociones sin palabras, ni sonidos. Empero, la modernidad llega
sin pedir permiso, y, como sabido es, a muchos filmes completamente mudos
fueron anexadas bandas sonoras, siendo, para apreciar todos los ángulos, un
aporte en ciertos aspectos positiva esta anexión. Al presente filme se le
adhiere pues un acompañamiento musical que alcanza momentos verdaderamente
exquisitos, sublimes, que se desarrolla severo y dramático, humano e intenso,
sirve para multiplicar ciertos momentos, ciertas circunstancias y emociones
como el recelo y enajenación de Cora, o la constante aflicción de Letty.
Particularmente remarcable a este respecto, la secuencia en la que Letty no se
entrega a Lige, la intensidad de la música encontrará severo y ardiente
crescendo, la falta de genuina atracción condena al fracaso inicialmente la
forzada unión matrimonial, es este el momento en el que el angelical rostro de
la Gish alcanza el máximo desamparo, la máxima fragilidad antes mencionada, más
elocuente que nunca la faz de la frágil y asustada fémina, ella no tiene
opción, el viento, sus temores, no dejan de perseguirla, una lucha, una
confrontación con esos miedos, es inevitable. La música, el elemento musical,
el acompañamiento sonoro, siempre generará polémica en filmes que al inicio
eran netamente mudos, y en este caso, tiene su muy particular aporte,
reforzando la imagen del desierto, del viento, siempre el viento, la arena,
siempre la arena, hoy y siempre, representan el temor, el terror, el terror
omnipresente y asertivo.
Inevitable era que para una empresa cinematográfica de
estas características, y dirigida por quien lo está, se sacrifique la narrativa
convencional, y se impregne el trabajo de indeleble halo visual; la narración,
la expresividad, la estética, volverán a reposar firmemente en las imágenes, en el elemento visual, que será revalidado en este filme por Sjöström, uno de
los dómines mayores de ese momento artístico. Ahora bien, lo antes comentado
tendrá singular materialización, pues si bien, naturalmente, para un filme de
acciones pragmáticas, mundanas, un filme con trama, en teoría, convencional,
yanqui, western, la narrativa se vuelve lineal, convencional, empero, el genial
Sjöström sabrá impregnar de narración a través de imágenes, sabrá hacer hablar
a las imágenes, dotarlas de expresividad. Así, prolongará la narrativa -que
reposaba cada vez más en las palabras-, la prolongará para que sigan su
transmitiva función a través de imágenes que sirven de cierre, imágenes que son
conclusión de determinadas secuencias, las imágenes vuelven a revitalizarse, recobran parte de la fuerza perdida a través de la vena artística del maestro Sjöström.
De esta forma, si bien las imágenes no rebosan, como en otras ocasiones con el
sueco, de impresionistas halos e iluminaciones en favor de una narración más líneal,
apreciaremos detalles que hacen a este filme una atípica joya, detalles
oníricos, entre otros, como el de la fantástica equina figura, el desenfreno
pleno que crece a la par con la demencia del viento. Este filme es una joya
total en muchos sentidos que inicialmente pueden pasar desapercibidos para el
no entrenado ojo, y es que la película, de historia aparentemente sencilla, es
plena y magistral, primeramente en su riqueza en la puesta en escena, las
actuaciones, y un sólido guión, obra y gracia de Frances Marion,
basado en homónimo relato de Dorothy Scarborough. Es una rareza, una propuesta de cine, sobre el papel, yanqui, western,
rodado con el personal estilo de un sobresaliente director sueco, largometraje que rebosa del genio de alguien del otro lado del océano, genio de otro continente impregnará un
producto de la MGM, empresa cien por ciento norteamericano. Para el cinéfilo entendido, es éste un filme imperdible, prodigiosa joya, de gran riqueza visual, que tiene
insuperable colofón con ese doble plano final maravilloso, el amor funde a los
amantes, y los embarca a un viaje en el que triunfarán ante todo. Es un filme
necesario, una exquisita rareza, Victor Sjöström y Lillian Gish juntos,
suficiente carta de presentación del atípico trabajo, un filme innegablemente
por tintes yanquis dominado, pero con el inconfundible toque del europeo
cineasta, de su artístico élan, tan indomable como los vientos del norte que
los Enjuns temían.
El maestro. |
Felicidades por tu blog!!
ResponderEliminarGracias Silvia. He descontinuado el ritmo, pero se publicará una sorpresa..
ResponderEliminarHola, estimado. Te cuento que tuve que ver esta película para la carrera de guión en Argentina y esta entrada en tu blog me resultó de mucho valor. Tiene todos los condimentos que necesitaba para preparar la clase que daré hoy y por supuesto, en mi informe va la cita a tu blog que es donde extraje la mayor cantidad de información. Un abrazo. Gracias por tu magnífico trabajo.
ResponderEliminarHola!. Muchas gracias por tus palabras!. Me alegra mucho y a la vez enorgullece haber contribuido al trabajo de un colega apreciador del buen cine. Gracias asimismo por contribuir tú a que se disemine más el sitio. Un abrazo igualmente y a seguir todos apreciando cine.
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