jueves, 28 de febrero de 2013

La carreta fantasma (1921) - Victor Sjöström



Cumbre trabajo de uno de los directores de cine más emblemáticos, inolvidables y profundos que la etapa clásica de este arte en territorio europeo ha sabido alguna vez producir. Victor Sjöström, prodigioso pionero audiovisual y narrativo, hábil en la creación y utilización de artificios audiovisuales,  tiene en este filme muy probablemente lo que es su mayor aporte al arte cinematográfico.  El gran maestro del cine mudo sueco se basa en el relato homónimo de Selma Lagerlöf para adaptar y llevar a la pantalla grande esta oscura y metafísica historia, muy acorde al contexto histórico y geográfico en el que le tocó desarrollarse. Es esta la historia de  una antigua creencia nórdica, según la cual, si alguien fenece en la noche de año nuevo, deberá someterse al castigo de conducir durante un año entero la carreta del título, una fantasmal carreta en la que transportará las almas de desgraciados pecadores muertos. El personaje que se encargará de tomar la posta en el sórdido ejercicio, interpretado por cierto por el propio maestro Sjöström, es un individuo ruin, alguien que esparce la miseria, el sufrimiento, aún entre sus seres más queridos, característica que lo hace idóneo para la labor, si bien el genuino arrepentimiento y ganas de mejorar le abrirán las puertas de una final redención, de una absolución plena. Soberbio ejercicio, rebosante de nuevas técnicas e innovaciones exquisitas que abarcan multiplicidad de planos, desde lo narrativo, hasta lo expresivo, y lo visual, lo visual, el elemento con el que su filme se vuelve imperecedero,  indeleble. Inmortal trabajo del maestro Sjöström, involúcrase con su arte el cineasta en todos los planos, dirige un filme mítico, de culto, que se convertiría con el pasar de los años,  como suele pasarle a las obras magnas, en trabajo referencial para posteriores genios del séptimo arte. Rodada en exquisito blanco y negro, dotada de una expresividad irrepetible, es uno de los trabajos ineludibles del cine arte, del gran cine clásico danés y europeo.


      


Tras mostrarse la clásica insignia de la SF, un texto nos informa de una monja del ejército de salvación que padece una ardua enfermedad, agoniza, y ha ido a refugiarse a la casa de su madre. En su padecimiento, la monja, Edit (Astrid Holm), solicita con insistencia la presencia de un personaje, David Holm, algo a lo que su madre se opone. No es una noche cualquiera, es la noche de Año Nuevo, y pese a la negativa de la progenitora, buscan a Holm, no encontrándolo, y es que el sujeto se encuentra con otros dos individuos, bebiendo en un cementerio. Holm (Sjöström) narra entonces una historia, un camarada suyo, Georges (Tore Svennberg), contaba que si alguien moría la noche de año nuevo, siendo pecador, su castigo seria conducir una fantasmal carreta y transportar desgraciadas almas al infierno. Curiosamente, el sujeto termina muriendo esa misma noche. Una pelea se desata entre los tres libadores, siendo Holm herido mortalmente y recibiendo la metafísica visita de su camarada, es Georges, que maneja la carreta, y que viene a transferirle ahora la sórdida labor. El alma de un abatido Holm presencia las oscuras actividades de su antiguo amigo, mientras, paralelamente, Edit, en su lecho de muerte, continúa persistentemente pidiendo la presencia de Holm. El horrorizado pecador va entendiendo lo que le espera, es un castigo necesario, pues Georges le va haciendo rememorar sus ruines acciones en vida, haciendo padecer no sólo a su esposa e hijos, que lo abandonaron, sino también causando mucho daño a su joven hermano.





Continúa el flashback, recuerda asimismo cómo llegó al hospedaje de las monjas de Salvación, fue el primer huésped de Edit, que lo ayudó, pero David se comportó como un patán, maltratando a la monja, e incluso infectándola del virus que en el presente está terminando con su vida; pero ella, empero, le dijo esperaba verlo en la próxima noche última del año. Sus pecados son muchos, y su castigo, necesario, recuerda cómo buscaba a su esposa (Hilda Borgström) e hijos, quería vengar su humillante abandono. El atormentado Holm acompaña al saliente conductor, en algunos de sus trabajos, transportando almas, desplazándose incluso por el mar la fantasmagórica carreta. David no desea realizar esas funciones, pero Georges le hace ver que tuvo muchas oportunidades, tuvo cosas hermosas, y lo arruinó todo, ahora la espera un nuevo y más intenso castigo. Le llega la hora a Edit, y Georges muestra su espectral presencia, va a buscarla, pero la abnegada monja le pide encarecidamente que le de unas últimas horas de vida, le suplica le otorgue un último suspiro, pues le es necesario ver al hombre que ama, le es necesario ver a David Holm, quien, metafísicamente presente, está también en la escena, y logra apersonarse, ella lo ve, tienen un final suspiro juntos, y ella fenece. David es otro ya, materializado de nuevo como humano, quiere redimirse, va con su mujer, consigue salvar a sus vástagos de su mujer, que, pretendía envenenarlos, víctima de la desesperación. Tras intensa confesión y llanto, Holm quiere cambiar, su mujer le cree, lo apoyará, se quedan juntos, juntos en el mundo terrenal, y dispuestos a madurar sus almas antes que Dios las recoja.




Finalizado un rápido repaso por los eventos del filme, abordemos ahora el análisis por apartados debidamente diferenciados:


NARRATIVA

El primer tema por el que el presente filme se convierte en severa joya cinematográfica viene a ser la forma en que el cineasta juega y reestructura su armazón narrativa, es de esta forma que asistiremos a una suerte de narrativa inversa, es decir, los flashbacks nos irán descubriendo las razones de los sucesos. No asistimos a un convencional desarrollo causa-efecto, sino lo inverso, un efecto-causa, los flashbacks nos mostrarán con mayor profundidad lo sucedido, flashbacks apuntalados por textos, abriendo paso a otros apartados temporales. Las elipsis se concatenarán, los fundidos también, prolongando la narración, y generando eslabones que, como se ha dicho, se van sucediendo a la inversa, conoceremos primero las consecuencias, para ir luego adentrándonos las causas, generando esto un efecto singular en el espectador, que por momentos se siente desafiado a entender lo que sucede, esos flashbacks tendrán finalmente las inequívocas respuestas que buscamos. Este memorable recurso casi obliga a que el espectador se involucre, hace casi ineludible que el espectador debidamente comprometido con esta joya, se implique, se esfuerce en entender una historia que se va presenciando en opuesta dirección a lo convencional. El fanático, apreciador y admirador de esta cinta, y de su creador, entonces tendrá la labor de realizar casi un doble análisis, análisis paralelos, como los planos de la historia, y además se sentirá poderosamente seducido a llevar a cabo los repetidos visionados del filme, descubriendo, como es usual, nuevos y fascinantes detalles en cada visionado, comprendiendo más las acciones, y fundiéndose a la vez el espectador con el trabajo. Interesante labor pues la que le espera al individuo que se aventura a presenciar el filme, dos dualidades de planos confluyen en el filme, pasado y presente se amalgamarán, realidad y metafísica también, dos bifaces corrientes que el espectador deberá saber mentalmente analizar, para posteriormente sintetizar en un final conclusión y entendimiento. Si bien no pionero o absoluto iniciador del exquisito recurso, sabe Sjöström extraer oro de su uso, generando toda la seducción y desafío en el interior de un espectador y cinéfilo debidamente comprometido con esta obra de arte.









AMBIENTACION / EXPRESIVIDAD

Otro apartado a resaltar viene a ser la concepción de los escenarios, empezando por los encuadres, que descansan en las sólidas y sobrias composiciones, que abarcan personajes, locaciones, y también las sombras, además de las luces y sus contrastes. Se  generan enfoques específicos a determinados detalles, para después liberar el foco de atención a la escena toda, se sienten ahí ciertas influencias de Griffith, naturalmente, su innegable herencia, pero fundida con el sello personal europeo del sueco. Así, los encuadres del nórdico cineasta sabrán reforzar lo que transmiten las situaciones, además de complementarse con específicas concepciones de cada escena, dotando a las secuencias de un tibio halo teatral. La metafísica aventura, salvo ciertos momentos de necesario desenfreno y emoción, va fluyendo con una serena pero tensa sencillez, al margen de la singular estructura narrativa ya comentada, todo se desarrolla con parsimonia, con laxitud en algunos casos, posándose sutilmente la cámara sobre los protagonistas, y prolongando por breves segundos la acción, generando esto una apreciable y mayor solemnidad en los sucesos que, de nuevo, desembocan en una sutil y agradable atmósfera teatral. Profundizando en el plano de ambientación del filme, y de expresividad, que van de la mano, se puede añadir en ese sentido que hay algo en lo que, si bien no es innovador, no es pionero Sjöström, sí es algo en lo que manifiesta su dominio, su directriz, dotando a cada escenario de una luminosidad característica, propia, de una propia y envolvente personalidad, que se amalgama con la representada locación, ya sea interior, o exterior. Así, observaremos un gélido, intenso y denso azul para los exteriores, para las calles, pero, sobre todo y más importante, para las secuencias corazón del filme, las secuencias por las que el filme entra en un selecto grupo atemporal cinematográfico, arte puro, arte innovador. Me refiero por supuesto a las secuencias metafísicas, las secuencias en que las almas abandonan las inertes masas de carne humanas, el frío azul hospeda las metafísicas representaciones de las almas, de los desgraciados condenados a conducir la carreta, y de los transportados. De esta forma, el propio David Holm interactúa con el saliente conductor, y el azul alcanzará la máxima  intensidad entonces, la atmósfera de la gelidez, del desamparo, de la falta de vida, de la distancia insalvable de un mundo fantasmagórico, ese azul lo invade todo, simbólico azul reservado para los exteriores, pero, sobre todo, para los entes no vivientes, los fantasmas y las bizarras circunstancias que a ellos puedan atañer.











Ahí es que nacen las míticas e indelebles imágenes del lóbrego conductor de la carreta fantasma, conduciendo las almas a la perdición, y también la secuencia, por nombrar un ejemplo, del aterrorizado pecador, que se entera del castigo correctivo, de la labor que deberá desempeñar para limpiar sus pecados, no hay esperanza, en un memorable pasaje del filme. Nace aquí un punto en el que se debe hacer la necesaria y pertinente diferenciación en cuanto a ambientación sobre una cinta muda. El original trabajo de Sjöström es mudo, por obvia definición, carecerá de sonidos, empero, como tan a menudo pasa, posteriormente se le anexaría un acompañamiento musical, especialmente sensible en las secuencias recién comentadas. El purista, sabrá adscribirse al original trabajo, huérfano de sonidos, mientras que por otro lado, está la versión sonora, por supuesto sin diálogos, pero con una música de ultratumba que por momentos acompaña bien las bizarras secuencias fantasmales, con agudos violines que ponen los pelos de punta, y maximizan la sordidez de lo que se presencia, de los muertos, de los espectros. Cada uno escogerá su particular camino para vivenciar el filme. El debate está servido, y para los gustos, ambas opciones. Siempre dentro de la ambientación, por el otro lado, tendremos el surreal sepia que invade e impregna los interiores, las locaciones caseras, dotando de una mayor calidez a los momentos representados, dotándolos por supuesto, de una calidez humana, pues este ambiente está reservado para los seres humanos, los vivos y su tibio existir, la esperanza mora en esas secuencias, la esperanza mora en el calor de los interiores, recintos que parecen destinados a la salvación, como en efecto sucede. Por momentos, incluso dentro de una misma secuencia, el color ambientador se modificará súbitamente solamente por cambiar el enfoque de exterior a interior, y ese súbito cambio alimenta la diferenciación de ambientes, casi sentimos la variación de frío a calor, nos involucra más en los hechos, se evidencia más la técnica expresiva. Al igual que sucederá con los intensos azules, el sublime sepia se derramará también sobre todo el entramado de claroscuros, de luces y sombras, complementando ricamente lo que el cineasta quiere transmitir sin palabras –lo que, bien hecho, sólo consiguen los mejores-, lo que nos quiere transmitir con imágenes, con colores. El epítome del trabajo en sepia es, claro, la secuencia de final reconciliación, el revivido Holm es perdonado por su mujer, ambos juntos iniciarán un nuevo camino, la redención los ha salvado a ambos. Es así, genera el maestro distintos ambientes, acondiciona sus escenarios, expresivos todos, cada escenario tiene una específica y poderosa función expresiva, mientras los desesperanzadores azules pueblan y densifican a los muertos, el fantástico sepia se encargará de traer esperanza, de traer redención, el desenlace del filme es el mejor ejemplo, un sollozante David se hace acreedor de la absolución, su genuino arrepentimiento le abre las puertas nuevamente de lo humano, de lo tibio, de la esperanza, de Dios.










TRANSICIÓN ONÍRICO-REALISTA, PRESENTE-PASADO

Asimismo, Sjöström refuerza el denso halo de oscuridad de su filme con un trabajo que está a la altura de lo que es, un gran maestro del cine mudo, de un cineasta que tiene en la imagen el corazón de su arte, y en ese sentido, su dominio de luces y sombras conforma una obra que está al alcance solo de los más grandes del cine. No se trata de un filme de horror, ni de terror, empero, es un filme de temática oscura, y si bien las sombras no son protagonistas absolutas, la directriz lumínica en muchos segmentos del filme prolonga la corporeidad de los personajes, se funden las sombras a ellos y se vuelven singular prolongación de los humanos, ofreciendo un panorama tétrico, lúgubre. Por supuesto, los poderosos claroscuros no podían faltar en un filme tan tenebroso, por momentos la oscuridad lo invadirá todo, por momentos sólo un objeto contrastará con ella. Un momento estupendo viene a ser aquel en el que Holm está libando licor con sus dos camaradas en el cementerio, aguardando el primer minuto del nuevo año, y observando un elevado reloj, el blanco y luminoso disco del reloj será el único elemento ajeno a la oscuridad, generando pues un fuerte y potente contraste, contraste expresivo, mientras las agujas se acercan a la hora señalada, a la medianoche, uno de los claroscuros más notables, y cruciales dentro de la historia. Pero son otras las secuencias que vienen a convertirse en leyenda, secuencias en las que la técnica utilizada genera pues un efecto pesadillesco, pues es como si presenciáramos mórbida pesadilla, los muertos caminan entre los vivos en forma de condenadas almas, atormentados entes que deben purgar sus pecados, y la superposición de planos que emplea Sjöström para plasmar una fusión de ambos mundos es descomunal. Magnífico el recurso para amalgamar ambas vertientes en una sola, es así como veremos las fantasmagóricas presencias entre los vivos, la carreta, igualmente tétrica, igualmente espectral, es una pesadillesca y avernal visión, carreta y conductor, ambos fantasmas, se desplazan por la tierra, se desplazan sobre el mar, en otro notable ejemplo del dominio de la técnica por parte del sueco cineasta. El efecto conseguido es ciertamente memorable, ciertamente inolvidable, indeleble e imperecedero, conseguiría con esto dejar imborrable impronta en el arte posterior y en sus más brillantes exponentes, como a continuación se detallará.









Poderoso y efectivo es el efecto de un filme que desfila, como se ha dicho, entre lo físico y lo metafísico, y es un desfile entre onirismo y realidad, entre pasado y presente, como probablemente ningún otro filme jamás se haya atrevido a abordar, y a plasmar de forma tan contundente. Esa transición, principalmente la onírico-realista, es lo que convierte al filme en un soberbio trabajo, poseedor de una textura visual, de un efecto fantasmagórico capaz de seducir poderosamente a un gran titán posterior, de la talla de Ingmar Bergman, coterráneo del maestro Sjöström, y es que Ingmar llegó a definir este filme como el, a su juicio, mejor filme de toda la historia. “El filme de todos los filmes”, a opinión de Bergman, menuda definición. Entendible es la aseveración conociendo el gusto y la obsesión del mundo bergmaniano, obseso con la transición y amalgama de sueño y realidad, la forma sutil en que se debe pasar de un universo a otro, ese apartado en el que justamente el presente filme se vuelve un referente, y es que se trata pues de un filme de cinco estrellas, que hace al espectador sentir el honor de estar presenciando imágenes que al propio Bergman conmovieron y cautivaron, es un maestro artista inspirando y dejando indeleble impronta en otro dómine del arte. Era lógico que causara tan severa impresión el presente trabajo en Ingmar, considerando que estamos frente a un filme en el que todo se desarrolla frente a una perenne fantasmagoría, lo espectral invade la realidad, y por momentos la rebasa sobradamente, la transición de un mundo a otro es perfecta, la línea entre onirismo y realidad jamás fue tan delgada, jamás tan tenue, jamás tan… inexistente. La amalgama de realidad y surrealismo es pues plena, es total, ambas corrientes narrativas confluyen juntas, unificadas cual inseparable trenza atemporal en una simbiosis expresiva irrepetible, pues en efecto, también presenciaremos, dada la estructura narrativa, una fusión de espacios temporales, pasado y presente se alternarán, en otro fantástico ejemplo de transición de un plano narrativo a otro. Sjöström reinventa el cine desde esta perspectiva, justificadas de sobra están las mayúsculas manifestaciones de admiración por parte del director de Fresas Salvajes, que luego, en hermoso gesto de hidalgo agradecimiento, rendiría inmortal pleitesía a su mentor artístico, convirtiéndolo en el envejecido protagonista del citado filme, uno de sus trabajos referentes, en el que justamente aborda este tópico, fusión onírico-realista.









TEMATICA / MENSAJE

El tema que aborda el sueco es sublime, es esperanzador, es conciliador. El humano es retorcido, sí, el humano se pudre, sí, no puede evitar descomponerse, pero no a nivel carnal, sino a nivel espiritual, lo que es más grave; muchas veces la podredumbre lo superará, pero el humano tiene un elemento que lo vuelve, a muchas fuerzas en teoría a él superiores, invulnerable, y ese elemento es la voluntad. Nuestro protagonista es el más ruin de los bellacos, es un patán, empero, muy en el fondo, siempre existió el deseo de reivindicarse, este deseo muchas veces fue superado y abrumado por las circunstancias, sin embargo, nuestro abyecto protagonista tendrá una final oportunidad de redimirse. Y en efecto, al tener auténtica voluntad de redimirse, las puertas de la absolución se abren de par en par, hasta el punto de vencer a la muerte misma, momentáneamente, claro está. Los pecados deben purgarse, de eso no hay dudas, los correctivos castigos ineludibles serán, sin embargo, un veraz y auténtico arrepentimiento, una genuina voluntad de cambiar y enderezar el rumbo, nos pueden hacer dignos del perdón divino, de una última oportunidad. No todo está perdido, el humano está condenado a equivocarse, a despilfarrar muchas veces cosas maravillosas, a renegar de lo que no debe renegar, pero al final, si se tiene la capacidad de entenderlo, se podrá acceder a la absolución. Hay experanza. La hay. La ideal encarnación de esto es David Holm, infame infeliz, no contento con ser un desgraciado, desgracia a los demás, trae miseria a su alrededor, es un agente negativo, un pésimo elemento, que encontrará en su auténtico arrepentimiento la llave de la tranquilidad y de la salvación. Conciliador y esperanzador el mensaje de Sjöström, la reflexión de la vida, y de lo que hay más allá de ésta, impregna y pulula su obra toda, otro elemento por el que su paisano Bergman lo adopta como su mentor artístico, pero además, como mentor espiritual, su hermandad de almas se plasma en una hermandad de artes. Y claro, la colaboración perfecta se consumaría lustros después con la mítica Fresas Salvajes / Smülltronstallet (1951), con un añoso Victor aportando su invaluable colaboración a su brillante pupilo, por entonces en ascendente y explosiva espiral cinematográfica.





ACTORES

Un final apartado sería el plano actoral, el plano actoral de un filme mudo. El dominio histriónico de sus protagonistas es, naturalmente, plasmado muchas veces en sus expresiones, es necesario, y es patente, es evidente, esas expresiones serán potentes, poderosas y fulminantes; la expresividad de ciertos momentos, de ciertos registros, es notable, y no sólo se limita a los protagonistas, pues, por citar un ejemplo, en la secuencia inicial, vemos a la madre de la agonizante monja, con expresión férrea, hay fuego en esas pupilas, y los encuadres del maestro capturan y refuerzan esa intensidad, potencian la expresividad y fuerza de los elementos humanos del filme. Estos humanos elementos se verán a su vez reforzados por los artificios audiovisuales del sueco, entre ellos, el ya conocido juego de luces y sombras, de contrastes, de poderosos claroscuros que sabrán generar efectos de acuerdo al azul o al sepia, pero que en todo caso siempre pondrán cuota en incrementar lo siniestro de las situaciones, lo lóbrego de esas existencias, de esos seres, de esas circunstancias. Tore Svennbaerg cumple con su interpretación, encarnación plagada de gravedad, de resignación, de tristeza y abandono infinitos, el bizarro sirviente de la muerte y los infiernos sabe que no tiene esperanzas, hasta que otro tome la posta, y Svennbaerg, de escasa producción cinematográfica, aporta seriedad, sequedad, un torcido y espectral ser, notable su seria actuación, siendo uno de los centrales protagonistas, cumple con buena nota lo que se le asignó. Astrid Holm, la sufrida monja del ejército de salvación, está sólida también, frágil mujer, enferma, bondadosa, pero sobre todo, con un amor inacabable que la desborda y se vuelve el final camino de redención del pecador que ama; la Holm, asimismo, cumple en su labor, su sufrimiento y abnegación convencen. Hilda Borgström , la más prolífica cinematográficamente hablando, tampoco desentona, la más atormentada y arrastrada por sus pasiones mujer del filme, deja patente toda su experiencia, su actuación es también seria y sólida, acompañando al innegable centro de todo. El innegable centro es por supuesto el director de orquesta, el cabeza de todo, es Sjöström, dejando maravillosa muestra de que es un hombre de cine pleno, absoluto, dómine no sólo tras las cámaras, sino también delante de ellas. Ampliamente experimentado en la actuación, Víctor deja para la posteridad una actuación en la que rebosaba de juventud, briosa encarnación, el director completa un elenco netamente sueco, netamente nórdico, y nos obsequia una actuación suya para el eterno escaparate, repleta de momentos desgarradores. Imposible olvidar al desgraciado sollozando sin consuelo al ver agonizar a Edit, arrastrándose arrodillado al entender lo bestial e inhumano de su maldad, la más patética representación se lleva a cabo. Imposible olvidar también a Holm desesperado al ver que su prole corre riesgo fatal, la desesperación lo desborda a él, al filme, al espectador. Imposible asimismo olvidar el desenlace, Holm llora amargamente, pues, ya redimido, ya humano otra vez, ni su mujer cree su deseo de cambiar, pero finalmente lo hará, alcanzando ambos el clímax.









Sjöström pone así el broche de oro a su máximo trabajo, de forma que pocos cineastas pueden, implicándose también en la representación, en la actuación, enriqueciendo su obra, una actuación extremadamente intensa, arrebatadora, en la que el director se involucró tanto que literalmente se convirtió en un pordiosero, vistiendo andrajos y andando entre gente de esa calaña para ir adentrándose en el personaje, cosa que finalmente consiguió. Asimismo, visitaría Sjöström a Selma Lagerlöf, la autora del relato primigenio, para obtener su aprobación en la adaptación, pero además para obtener el visto bueno en su representación. Esto lo conseguiría cuando, ya pactada y realizándose la entrevista con la escritora, le realice en vivo una representación de Holm, una representación de todo el papel, de todos los diálogos, en una sola performance, de un solo tirón. La Lagerlöf, habiendo ya presenciado su interpretación, y observando a un extenuado Sjöström descansar sobre el sofá, le ofrecería después un trago, como señal de aceptación, de aprobación de que se embarque en materializar su novela al cine. No hay duda, es un trabajo cumbre de un cineasta prodigioso, descollante en todos los ámbitos, es un maestro total del cine. Infinidad de anécdotas para un filme infinitamente rico, una obra mayúscula, magnifica, y que no en vano seleccionada ha sido en momento efemérico. El presente sitio cinéfilo alcanza la cifra redonda de cuatro centenares de artículos publicados, cuatrocientas críticas que alimentan el fuego del amor por el arte, que hacen madurar el espíritu, que, como reza el lema de Sjöström, ayudan a entender y pedir que se deje que el alma florezca, que madure, antes de ser recogida. Un ciclo termina, y otro comenzará, y las luminarias suecas son acompañantes en esta sublime efemérides. El cine no se detiene, el arte sigue fluyendo; la presente etapa de este sitio, no lo hará más. Nuevos senderos se inician, Sjöström, Dreyer, Bergman, serán quienes iluminen esos senderos.






El gran maestro. Maestro de los maestros. Gracias a la lumbrera.

9 comentarios:

  1. En tramite para verla...
    Me gusta mucho la forma en que se aborda el filme. De otra forma no tendría el interés por verla.

    Me recordó el 7Sello

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    1. El filme es todo. Lo que hago es meramente tratar de acercarme a lo que el autor quiso transmitir, y transmitirlo propiamente.

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  2. Gracias por visitar el sitio y apreciar mi trabajo. Suerte con tu blog.

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  3. Hola:

    Disculpa el atrevimiento, pero quisiera saber por qué ya desde hace buen tiempo no haces más críticas. Apreciom mucho tu trabajo.

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    1. Hola Cavernófilo. Gracias por apreciar el trabajo. Sí, no publico hace meses, bueno el ritmo de publicación alcanzado en cierto momento (una crítica diaria) era ciertamente absorbente. Es penoso, pero yo no trabajo como crítico de cine (qué feliz sería yo si así fuese), así que mi tiempo se divide entre ciertas cosas. Pienso en adelante publicar cosas más estructuradas, quizás por ahí un trabajo entero dedicado a un director o corriente, etc. Gracias de nuevo, comentarios escuetos pero concisos como el tuyo hace reconsiderar ciertos asuntos.

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  4. me parecio muy interesante gracias

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  5. Tio realmente espero que vuelvas a hacer criticas, tienes un talento increible!. El tuyo es mi blog favorito definitivamente. Tremendo trabajo.

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    1. Gracias por apreciar el esfuerzo y trabajo realizados. Te invito a revisar mi último blog:

      http://cinecedad.blogspot.pe/

      Servido.

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