

Atractiva la propuesta de Resnais, seis variopintos personajes combaten algo que desconoce de edades: la soledad, y es que los protagonistas, ya sean jóvenes, maduros o ancianos, están todos solos, detestan esa soledad, y tratan de remediarlo, aunque ese remedio no sea precisamente la mejor opción. Estos personajes, sin saberlo, tendrán constantes encuentros y desencuentros, se relacionan, se distancian, comparten sus historias, en un enredado y entramado tejido amoroso que Resnais desgrana y nos presenta refinadamente. Muy interesante el trabajo que hace al utilizar la nieve como elemento transitivo, que nos transporta de historia a historia, de personaje a personaje; el constante y repetido uso de la nieve, ese elemento gélido, crea un efecto que refuerza la soledad de los protagonistas, el distanciamiento, la frialdad de sus situaciones. Asimismo, la nieve es utilizada como recurso omnipresente incluso dentro de una casa, cuando hablan Charlotte y Lionel, trasciende escenarios y situaciones, no hay duda, es un elemento profundamente expresivo, la soledad es fría, es gris, es triste. En medio de todo esto, el único escenario distinto es el bar donde Lionel trabaja, donde Dan acude diariamente, donde se conoce con Gaelle, y donde Nicole da el último intento por salvar su relación. Interesante la caracterización visual de ese escenario que sirve a más de un personaje, es intenso, es chillón, es sicodélico y misterioso. A ese respecto, alguna crítica he leído que esa caracterización es interpretada como un estética feísta, y que sirve para cuestionar la estética global del filme, algo que no comparto, para nada. Notables también los trabajos que hace Resnais con la cámara, movimientos de exploración, la cámara se mueve, acompaña la narración, es un sello inconfundible e inevitable para Resnais, y es que la película está dotada de momentos innegables de escenificación teatral. En más de una ocasión, Resnais aprovecha ese planteamiento escénico, pero a la vez aprovecha los recursos propios del cine, como unos excelentes planos cenitales en determinado momento. En un final tan incierto como agridulce, todos terminan solos, pero en cierta forma, para bien o para mal, siempre podrán contar con algo: al final del día, saben que encontrarán lo mismo con lo que empezaron.