domingo, 11 de marzo de 2012

Tony Rome (1967) - Gordon Douglas

Gordon Douglas nos presenta esta cinta, relativamente entretenido policial que tiene como mayor, y probablemente único aliciente para su visionado, a la participación de una leyenda del arte, no únicamente brillando en el cine, pues su campo de máximo fulgor, es la música, me refiero a La Voz, me refiero al inmortal Frank Sinatra. La película retrata la historia de un investigador, un detective privado, que se ve envuelto en una interminable maraña de intrigas, misterios, incertidumbres, cuando un adinerado personaje primero, y la hija de éste después, vayan a pedirle que resuelva un intrincando caso, el robo de una valiosa joya, y en la investigación, el detective, Tony Rome, deberá utilizar su máxima astucia e instinto, y enfrentarse a temibles sujetos para finalmente descifrar la verdad de lo sucedido. El encargado de encarnar a Rome, quién más, Sinatra, el inolvidable cantante interpreta a un detective singular, que vacaciona en Miami, y de paso resuelve casos, ganando dinero, mientras vive en su lancha, es un ganador, despertando deseo en todas las mujeres por su galantería y actitud, un personaje que no teme enfrentarse a nadie, y que puede desempeñarse y desenvolverse en los ambientes más amenazantes, rodeado y enfrentado a peligrosos hampones y asesinos. Como mencioné inicialmente, Sinatra actuando es siempre un aliciente, pero en esta oportunidad, termina siendo prácticamente el único, pues la cinta como tal, es un discreto trabajo.

          


Comienza la cinta con el agente del título, Tony Rome que se moviliza en su medio, viviendo en su yate, en las paradisíacas playas de Miami, sol, bellas mujeres en bikini. Entonces, dos personajes buscan al detective, lo conducen hasta un hotel, propiedad de uno de ellos, en los que una jovencita se encuentra inconsciente, aparentemente se embriagó. Se le pide que la lleve a su casa discretamente, a cambio, lógicamente, de dinero. Esta chica es la hija de un magnate, un millonario, Rudy Kosterman (Simon Oakland), tanto él, como su esposa, Rita (Gena Rowlands), están intrigados y avergonzados por lo sucedido, mientras Rome conoce también allí a Ann Archer (Jill St. John), atractiva, divorciada y despreocupada mujer a la que causa fuerte impacto. Al volver a su hogar, su lancha, Tony es ahora abordado por otros dos sujetos, que lo encañonan, y le exigen entregue un broche, al no tenerlo, es dormido con cloroformo. Poco después regresa la jovencita inicial, Diana Kosterman, que pide le devuelva, también, su broche, es entonces que se compromete a encontrar la joya, a cambio de un porcentaje de su valor. Comienza su investigación, es atacado y seguido en más de una ocasión, y su ex socio, el dueño del hotel, aparece muerto en su oficina, vuelve a la casa de los Kosterman.




Rome rastrea a algunos involucrados, llega con un millonario que también desea el broche, se enfrenta a sus matones, sigue relacionándose con Ann. Se entera que el broche ha sido devaluado, reducido, sus joyas fueron reemplazadas por unas de menor valía, y el sujeto directamente vinculado es un tal Nemo, al que Ann resulta conocer, y le da a Tony algunas referencias de cómo hallarlo. Va a un club que frecuenta Nemo, pero aún ahí es difícil encontrarlo, pregunta a joyeros de la zona, se va estrechando su margen de sospechosos, y el propio señor Kosterman es atacado estando con Tony. Su investigación lo conduce hasta unas féminas, va descubriendo que Nemo estuvo dos veces casado, va encontrando pistas de su paradero, esto lo lleva a un prostíbulo, en el que identifica a una mujer cercana a él, Sally Bullock. (Virginia Vincent), Ella está aún casada con Nemo, que es un corrupto y venido a menos doctor, y le da finalmente una dirección donde encontrarlo. Al llegar, el famoso Nemo ha sido eliminado, y Rome pelea con quienes enterraban el ataúd, finalmente se encontró al responsable de todo, aunque muerto. Todo resuelto, recibe agradecimientos y dinero de Kosterman, pero finalmente, cuando cree que podrá irse a Florida con Ann, ésta ha decidido tratar de arreglarse con su último esposo, Rome se queda solo, pero victorioso.




Termina así una cinta que combina algunos momentos de cierto interés e intriga, con otros de pesadez, languidez, pues la cinta se dilata más de la cuenta. Así, asistimos a dos horas, 120 minutos excesivos, indebidamente dilatada la película, dos horas para desenmarañar únicamente un misterio, y el interés que pueda despertar la intriga, termina por diluirse en las interminables entrevistas, investigaciones o encuentros que pueda tener Rome, en una historia que tranquila y más convenientemente, pudo ser narrada en una extensión de tiempo considerablemente menor. Naturalmente, mi afirmación será rebatida por los fanáticos de Sinatra, que quizás no salgan decepcionados de ver dos horas en acción a La Voz, dos horas interpretando un papel que parece para homenajearlo, para que se regodee en su gallardo porte, en su galantería, encarnando a un detective de mundo, recorrido, sofisticado, que, como se dice, se las sabe todas, viviendo en una lancha que ganó en los dados, paseándose por las playas de Miami, rodeado por las bellas féminas del lugar, enamorando a las mujeres, y hasta dándose el lujo de rechazar algunas mientras trabaja. Es un apostador, adicto al juego, es un ganador, vacaciona en esas paradisíacas tierras, mientras trabaja y gana dinero, y Sinatra encaja en el papel, con su distinguida presencia, esa inconfundible voz suya, su actuación y participación terminan por ser prácticamente el único aliciente. Aunque finalmente no se quede con la única mujer que sí atrajo su atención durante la película, se sabe que eso no importa mucho, una se fue, pero muchas otras vendrán para Tony Rome, que es como el amo del lugar, es un pez en el agua en Florida. Discretamente atractiva cinta, pero que los fanáticos de La Voz no pueden perderse, y ver a Sinatra en papel singular.



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