viernes, 23 de marzo de 2012

El hombre que mató a Liberty Valance (1962) – John Ford

El genial e inolvidable John Ford nos entrega una muestra más de lo que mejor sabe hacer: cine del lejano oeste, su especialidad, el western, enfrentamientos entre vaqueros, armas y tiroteos, duelos, tipos duros, y, en esta oportunidad, un blando y singular sujeto que entra en acción. Es la historia de un abogado, hombre de leyes, que va a un pueblo donde residió años atrás, un viejo amigo suyo ha muerto, un pistolero; al ser un eminente político, se le exige explicar su presencia en tal evento, y la película entera es el conjunto de sus reminiscencias. Llegado al pueblo, fue asaltado y agraviado por maleantes, entre ellos, el temible Liberty Valance, y ya en el pueblo, es socorrido por mujeres y el finado vaquero, durísimo sujeto, que le aconseja aprenda a tratar cómo se hacen las cosas en el Oeste, a balazos. La situación inevitablemente desemboca en un duelo, enfrentamiento con armas, en el que Liberty Valance acaba siendo eliminado, aunque haya una confusión generalizada por el autor de esa acción. Muy atractiva cinta, necesaria dentro de la gran filmografía de Ford, con un reparto que imposibilita no cogerle interés, que la vuelve irresistible, y cómo no, si tenemos al duro Lee Marvin encarnando a Valance, además de al habitual de Ford, con quien materializara inmortales y míticos ejercicios, John Wayne, otro emblema del western, y, como toque exótico, y por eso mismo atractivo, a James Stewart, como el hombre de leyes. Memorable cinta, que merece toda la atención y disfrute que sus ilustres colaboradores despiertan en el cinéfilo instruido.


                      


Iníciase la acción con un eminente diplomático, el respetado político Ransom Stoddard (Stewart), llega con su esposa Hallie (Vera Miles) al condado de Shinbone, afirma ir a ver a un amigo difunto. Ve el ataúd, pero su sola presencia despierta interés, y la prensa lo entrevista, debiendo él contar exactamente qué sucedió. Comienza su narración, de años atrás, cuando llegó por vez primera a Shinbone, y cuando fue asaltado en un carruaje por malhechores. Auxiliado por el buen Tom Doniphon (Wayne). Se recupera “Rance” Stoddard de sus heridas, se entera de que quien lo asaltó fue Liberty Valance, conocido y temido, a quien Doniphon describe como el más duro del condado, junto a él. Rance se va familiarizando con la gente, se queda ahí, trabajando como camarero, conoce a la joven Hallie, pretendida por Doniphon, analfabeta, a quien enseñará a leer y escribir. Vive a su estilo, ajeno a las maneras del oeste, pidiendo al comisario del lugar arreste a Valance, no termina de entender la forma en que allí se arreglan las diferencias. Aparece Valance (Marvin) un buen día en el restaurante, humilla a Rance, y Doniphon interviene. Pese a todo, se queda en el condado, en una suerte de escuela enseña a leer y escribir al pueblo, sigue con sus leyes, y se sabe que Valance, que no aparece, está reclutando fuertes pistoleros para un ataque.





Tom se siente celoso, y Rance sigue a lo suyo, involucrándose en unos comicios electorales que se dan en Shinbone. Pero durante las nominaciones, aparece Valance, se auto nomina, y fracasa, triunfa Stoddard, a quien dice que abandone el pueblo o lo eliminará; todos le piden que se vaya mientras puede. Liberty siembra caos, destruye un periódico local y hiere a su redactor por una noticia poco favorable de él, y Rance, harto de la situación, sorpresivamente desafía a Valance, y tras un risible inicio, en el que naturalmente el pistolero domina y humilla al abogado, de pronto éste suelta un disparo, liquida al temible bandido, o al menos eso es lo que parece. Valance ha sido eliminado, Hallie auxilia al herido Rance, ella está enamorada de él. Tom sabe que ha sido desplazado, derrotado, se embriaga, e incendia un cuarto que construía para su vida con Hallie. Hay algarabía y desenfreno en el pueblo por las elecciones, y Dutton Peabody (Edmond O'Brien), el periodista que sobrevivió, toma delantera. Rance se piensa ir, afectado por lo sucedido, y entonces Tom cuenta que fue él quien eliminó a lo lejos a Valance; Stoddard reconsidera, vuelve y es electo funcionario del congreso. Es el fin de las reminiscencias, la pareja Stoddard vuelve a Shinbone, donde todos celebran al hombre que mató a Liberty Valance.




Ford materializa un muy atractivo filme, de esos que se recuerdan por mucho tiempo, con la singular historia de un inusual habitante de un pueblo con toda la dureza y lo recio que es el Oeste. Es la historia de un outsider en un mundo de vaqueros, un hombre de libros, abogado que vive de libros, de las leyes, de la lectura y el estudio, que llega a una tierra de nadie, a un mundo donde todo se resuelve a balazos, donde cada hombre se hace su propia justicia, lar armas mandan, y el evidente cambio de mundos le chocará, se estrellará con la nueva realidad, tan ajena a su mundo de leyes. De esta forma nace la impensada amistad entre estos personajes, opuestos caracteres, el frágil individuo, y el recio pistolero, pistolero de raza, que lleva el Oeste en sus venas, que vive por y para ese mundo, que le advierte todo el tiempo de cómo se resuelven las cosas allí: Dos antagonistas se vuelven camaradas impensados, amigos hasta el final, cuando el político, viejo y eminente, va al funeral del pistolero. Resulta curiosa la forma en que se da esta amistad, pues el abogado, habiendo sido asaltado nomás llegar al pueblo, opuesto a lo esperado que hiciera, retirarse prontamente, se queda a vivir en el lugar, en el salvaje Oeste. Vive ahí con su singular y amanerado estilo, rol casi femenino, lavaplatos, camarero, con el delantal, siendo ridiculizado por Valance, es ciertamente un outsider en ese condado, y esto queda remarcado con el, por decirlo de una manera, curioso desenlace, logrando inmortal fama lugareña como el hombre que mató a Liberty Valance, su mayor logro, un logro ajeno, que él sabe no le pertenece.







De lo mejor de la cinta, naturalmente, la constelación de estrellas en ella incluida, empezando por el inmortal John Wayne, Wayne es el Oeste, lo lleva en su sangre, en sus venas, en su ADN, su sola visión remite al escenario de los cowboys, a la rudeza del salvaje Oeste, los duelos, las armas, y resulta memorable verlo y oírlo diciendo que “Valance es el más duro, junto conmigo”, se autodefine como el más duro y recio, y vaya que lo es, personaje que presenta su mundo al forastero, que le enseña las maneras del lugar, cómo las cosas funcionan ahí. El otro tipo duro, es un aún por entonces joven Lee Marvin, pero ya con toda la rudeza que lo caracterizara toda su carrera, es el gran villano temible de la cinta, y configura un inédito y memorable duelo, durísimo duelo contra Wayne, las secuencias en que se desafían son para el recuerdo, la tensión que se palpa, se sabe que en cuestión de segundos estos temibles pistoleros pueden acabar el uno con el otro, es el más duro, contra el más duro, excelente duelo. Y en el otro lado, tenemos a un siempre correcto James Stewart, en una excelente doble caracterización: apareciendo añoso primero, haciendo un acento de hombre de mundo, recorrido y con el dominio de la experiencia, su porte siempre elegante y dominador se lucen en esos segmentos, para luego dar paso el joven personaje, inexperto, indefenso y confundido en tan salvaje entorno al que fue a parar, y la caracterización de Stewart, no es una sorpresa. El que fuera uno de los habituales del prodigioso Hitchcock es uno de los más ilustres actores yanquis, su elegancia y distinción realzan decididamente la cinta, y verlo junto a Wayne y Marvin es tan exótico y singular como atractivo, su inclusión es una pieza clave en la cinta, siendo  fundamental en el reparto, que es una de las bazas principales de la misma. Personalmente, me hubiera agradado ver algunos minutos más de la caracterización del viejo Stoddard, pero eso no va en detrimento jamás de la soberbia cinta que configura Ford, dómine del western, para narrar la historia que marcó existencias, una experiencia indeleble en las vidas de los protagonistas, que culmina con un Stoddard siendo felicitado, por su mayor proeza, la que lo hace una suerte de celebridad en Shinbone, el hombre que mató a Liberty Valance, ajena distinción que lo llena de vacío. Memorable cinta, de destacadísimo reparto, y con una dirección de un entendido en este género del séptimo arte. Película imperdible, claro que sí.








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