martes, 13 de marzo de 2012

El Cuervo (1963) – Roger Corman

Un clásico estupendo, una película inolvidable, un filme imprescindible, una joya del cine del terror, una apología al más grande literato del género, cinta descomunal que reunió a no pocos de los más brillantes actores de dos generaciones. Es El cuervo (1963), pues, una película ineludible e infaltable para todo buen cinéfilo que se precie de serlo. Continúan su gloriosa colaboración Roger Corman y Vincent Price, junto al póstumo aporte del maestro Edgar Allan Poe, y en esta oportunidad se les suman ilustrísimos nombres de la talla de Boris Karloff, Peter Lorre, además de una por entonces joven leyenda, el estupendo Jack Nicholson. Semejante constelación de mega estrellas es sencillamente imperdible, la sola lectura de su reparto seduce poderosamente y vuelve una necesidad imperiosa visionar la adaptación al cine de uno de los mejores poemas del terror jamás antes por un humano concebidos. Corman, que alcanzara la inmortalidad por su serie de puestas en escenas de no pocos relatos del inmortal Poe, se anima en esta oportunidad a llevar al cine una las composiciones más conocidas y famosas del universo literario, el poema de 1845 que da nombre a la cinta, y lo hace con las libertades y licencias propias de un especialista del tema, adaptando una suerte de negrísima comedia, delirante ejercicio en el que uno puede deleitarse viendo a sus intérpretes, y disfrutar con toda la atmósfera que un cineasta dómine del género sabe imprimirle a una adaptación de esta categoría. Es toda una cinta de cinco estrellas, necesaria película.

      


Se inicia la cinta con la voz de Price recitando los versos del inmortal poema de Poe, tras lo cual, vemos al Dr. Erasmus Craven (Price) en su habitación, lamentándose por la pérdida de su amada, Leonor. Su congoja es interrumpida por su hija, Stelle (Olive Sturgess), que le lleva un vaso con leche. Entonces avista en su ventana a un singular cuervo, al mismo que permite ingresar al recinto, y el ave parlante solicita le de vino, afirmando después que quiere recuperar su forma original, para lo que pide la ayuda de Craven, así como unos peculiares elementos. Van al laboratorio del difunto padre de Craven, encontrando todos los ingredientes que necesita para un conjuro. Al tomar la pócima, recupera la forma humana del Dr. Adolphus Bedlo (Lorre), perro con alas gigantes de cuervo, afirma que el poderoso Dr. Scarabus fue quien le hizo aquello, a quien, tras pelear, y, estando ebrio, desafió a un duelo de hechiceros, siendo perjudicado. Termina de convertirse enteramente en humano, Craven le dice que ya no desafíe al gran hechicero, pero cuando Bedlo le afirma haber visto la imagen de su amada Leonor en el castillo de Scarabus, cambia de opinión, y ambos van a enfrentar al poderoso mago. Stelle también decide acompañarlos, al igual que Rexford Bedlo (Nicholson), hijo de Adolphus, que en el camino es poseído por una extraña fuerza, pero finalmente logran llegar todos a los tenebrosos dominios de Scarabus.




Entran al castillo del mago, y se presenta finalmente el hechicero (Karloff), prontamente los persuade de que Leonor no está ahí, sino otra fémina, y los invita a compartir su mesa. El dueño de casa miente y afirma que mantenía una gran relación con el padre de Craven, pero Erasmus sabe de la gran rivalidad que tuvieron, y Bedlo, ofendido por lo que se le hizo, irrita e insiste a Scarabus por otro duelo, al que finalmente accede, y tras una desigual lucha, el poderoso anfitrión lo convierte en jalea. Van los huéspedes a acostarse, pero Rexford se escabulle entre la fachada del castillo, y ve a Leonor con Scarabus, y poco después encuentra a su padre, que dice haber permitido el truco de Scarabus, y ahora está inadvertido, juntos van a liberar a Stelle, que ha sido recluida en su habitación. Después, Leonor (Hazel Court), que sí está viva, planea con Scarabus acabar con Craven, que es convertido en piedra, y todos son capturados por el oscuro anfitrión. El cobarde Bedlo es convertido de nuevo en cuervo, que libera a Rexford, este a su vez libera a Craven, que desafía a Scarabus a un duelo. Singular e igualado choque se produce, sin embargo Craven manifiesta un soberbio poder, repeliendo todos los ataques de Scarabus y dominando poco a poco, hasta derrotar a su anfitrión, libera a todos y abandonan ahí a la traidora Leonor. De regreso en la residencia Craven, Bedlo dice a Erasmus sea el nuevo número 1 de la logia, él lo pensará, y deja finalmente al comedido personaje convertido en cuervo.






Culmina así Corman una cinta que inició con un inmejorable prólogo, la voz emblemático del Vincent Price recitando el magistral poema de Poe, esa voz, mezcla de terror, distinción, mesura y elegancia, que marcó generaciones enteras con sus diversas manifestaciones, ya sea en el cine o incluso en la música -prologó Thriller de Michael Jackson, con la legendaria e inmortal risa de ultratumba que es al tiempo impermeable, y The Number of the Beast de Iron Maiden-, nos introduce en ese tétrico universo con los míticos versos de Edgar Allan. En su singular concepción del universo del literato, Corman se toma las licencias de concebir a los personajes como poderosos hechiceros, viendo también inicialmente al genial Price dibujando con energía que sale de sus dedos, la figura de un cuervo, el surrealismo y lo fantástico de ese mundo rápidamente nos son manifestados. Y claro, resulta sencillamente deliciosa la forma en que se configura al elemento central, a la figura por antonomasia del terror romántico, el cuervo, es divertidísima su representación, asertivo cuervo, mandona ave, el emblema del terror de Poe tiene una personalidad fresca e irreverente, primero posándose sobre el busto de Palas en el dintel de la puerta, tomando vino después, asqueándose de la leche y repartiendo órdenes, son muy hilarantes los segundos en que se manifiesta la oscura ave. Asimismo, se sigue configurando la negra comedia con la representación de los personajes, magos todos, pero con toques de comediesca torpeza, empezando por Bedlo, mientras se pone las ropas que Craven le da, o cuando torea al enorme cochero calvo de éste, poseído por extraño conjuro de Scarabus, además de apreciarse por momentos instantes de fast motion, incrementando la carga de hilaridad en la cinta, una hilaridad, por supuesto, siempre oscura, siempre sórdida.






Prosigue el prodigioso tándem del terror, el tridente mágico, Poe-Corman-Price, siguen haciendo inmortales delicias del género, siguen haciendo historia juntos, y suman a su causa en esta oportunidad a otros pesos pesados, a otros insignes e inmortales nombres, del género y del cine. En esta muy libre adaptación, en esta negra comedia, todos los actores ofrecen un lucimiento personal, todos son poderosos hechiceros, tenebrosos magos, con toda la clase y distinción de artistas tan ilustres, y es pues excelente la elección de los actores, que elevan la cinta a la categoría de imperecedero filme de culto. Empezar mencionando la participación de Boris Karloff como el mago mayor, el que supuestamente es el invencible hechicero, pugnando por el poder con el padre de Craven, y Karloff aporta toda la fuerza que le caracteriza, la actitud y la presencia de una auténtica leyenda del cine terror, imprime su sello y toda la oscuridad inherente a su perfil para cargar a la cinta de misticismo y fuerza oscura. Se continúa con Peter Lorre, que caracteriza al mago más débil, el más burlesco de los hechiceros, al más cobarde y torpe, y Lorre, por supuesto, no puede dejar de cumplir, con ese físico tan singular suyo, es el comedido mago que hace reír con sus impertinencias y gafes, y siendo el que se transmuta en el cuervo. Y por supuesto, el genial Price, siempre sesudo, siempre distinguido, siempre con la elegancia y el porte de toda una personalidad del séptimo arte, es ciertamente un actor mayor, no pierde jamás su perfil de hombre parsimonioso y distinguido, resulta ser el mago más poderoso de todos, y junto a Karloff protagoniza el delirante duelo final, el máximo desafío en el que sus desbordantes poderes y hechizos chocan en singular duelo, donde la plástica irrealidad toma forma, los más peculiares trucos y conjuros chocan, intenso y surreal enfrentamiento en el que acabará imponiéndose el estupendo Vincent.











Quizás la figura más degenerada en la cinta respecto del relato literario, y que a alguno puede dejar escéptico o inconforme, sea la figura de Leonor, Leonora por los ángeles llamada, ahora convertida en una traicionera y comedida adúltera, hambrienta de poder, es hermosa, es angelical, es seductora, pero está contaminada de su traición. Pero se queda uno con las leyendas juntas, una súper constelación reunida, insólito aquelarre de genios del terror, símil ejercicio al que hiciera en su momento Jacques Tourneur con su comedia de los horrores, The Comedy of Terrors (1963), donde los tres prodigios estelares, incluso en ese mismo mágico año, ya se reúnen. Y para poner un soberbio condimento a semejante plana, está la ahora leyenda viviente, un jovencísimo Jack Nicholson, podemos apreciar a un Nicholson casi sin arrugas en su rostro, pero ya impregnado de toda la elegancia y distinción de uno de los mejores actores norteamericanos que se haya visto, y que, desde tan temprana edad, podía presumir del enorme privilegio de haber compartido plató y secuencias con los titanes referentes del género, codeándose una futura figura descollante con los maestros consumados, su inclusión en el filme colabora determinantemente en elevar la calidad y misticismo de la cinta. Corman termina el filme con la misma poderosa imagen con la que lo inició, con ambas personalidades juntas, por un lado, Vincent Price, y por el otro, el inmortal emblema del terror de Poe, la pícara y oscura ave que representa todo un género artístico, ambos juntos, conversando, manteniendo singular tertulia, y materializando uno de los más memorables fotogramas de la cinta, Price con el cuervo, el cuervo con Price, perdurable imagen que apertura y sirve de colofón a su vez al filme. Culmina así una cinta sensacional, inolvidable, una comedia de culto, historia de hechiceros, delirante locura, surreal universo, hermosa y oscura oda al inconmensurable y lúgubre mundo de uno de los más grandes literatos que haya existido jamás. Cinta de cinco estrellas, joya del terror, referencial y de culto, sobrevivirá a los años y a las décadas.







Emblemas del terror juntos.
Dándole vino a la singular ave.
Price con el cuervo. El cuervo con Price.

Poe y los dos perfiles en su rostro contenidos. Es un dios.

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