Visión cruda que resalta la brutalidad de los indios apaches. Robert Aldrich nos los presenta crueles, desalmados y sanguinarios, en una gran confrontación contra blancos donde la incomprensión, mayormente la racial, desencadena muertes y derramamiento de mucha sangre. En medio de toda esa carnicería, se presenta también un choque generacional, entre el soldado McIntosh, interpretado por Burt Lancaster, encarnando la experiencia, la edad mayor que ya recorrió el camino, que tendrá que enseñarle algunas cosas al joven teniente Garnett DeBuin, encarnado por Bruce Davison, el inexperto caudillo cuya juventud lo vuelve sensible, ingenuo, sorprendido e incapaz de comprender los violentos eventos que está presenciando por vez primera.
El líder apache Ulzana escapa de su rancho junto con unos seguidores suyos, que en su sangrienta huida está asesinando a todo blanco que se le cruce en su camino, y parece no tener intención de mitigar esta sed de sangre. Al inexperto Teniente Garnett se le encomienda la misión de traer de vuelta al prófugo y se le brinda una tropa para lograrlo. Durante su misión, su inexperiencia hace que se sorprenda de la brutalidad de los indios: muertes, torturas, bizarros asesinatos, lo van dejando sorprendido e indignado, su cristiana e inocente visión no le permite creer que un ser humano sea capaz de semejantes actos. Tendrá el apoyo del experimentado McIntosh, y del indio Ke-Ni-tay, y es gracias a ellos que logran vencer y capturar al prófugo homicida, después de una lucha en desventaja, pues los indios los tienen estratégicamente sitiados desde lo alto de las montañas en el desierto, territorio donde el.los se sienten más que cómodos. Finalmente, solo otro indio, Ke-Ni-tay, es capaz de detener al sanguinario Ulzana, que al verse derrotado, entona un solemne canto antes de rendirse y ser asesinado por el indio colaborador de la tropa de blancos.
Película hasta cierto punto controversial, cruda, brutal, que nos muestra múltiples enfrentamientos, siendo el racial el más palpable, como ya se mencionó, pero además está el cultural, que se traduce en las marcadas diferencias de las costumbres tribales, que son los conflictos que más harán al joven teniente horrorizarse de lo que presencia, incapaz de comprender esa diferencia. A esto se suma el conflicto religioso, el cristianismo confrontado al paganismo, fuerte contraste y fuerte choque el que se presencia. Este último dato, sumado a lo anterior, conforma una película que evidentemente contiene muchos contrastes, tiene muchas posibilidades para ser apreciada, y naturalmente, debe ser vista desde más de una óptica, pues la abundancia de choques y enfrentamientos de ideologías, culturas, razas es abundante. Todo esto enriquece al filme y a su visionado, que, al margen de algunas arbitrariedades que se puedan interpretar cometidas en sus representaciones, es una cinta de cowboys, una típica cinta de blancos yanquis contra indios, un poco más violenta de lo normal. No mucho más que eso.
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