viernes, 30 de septiembre de 2011

Asuntos Privados en Lugares Públicos (2006) – Alain Resnais

Una de las últimas entregas del cineasta francés Resnais, y muy celebrada por cierto, galardonado como mejor director del 2006 con el León de Plata en el Festival de Venecia, asimismo fue reconocido como mejor película nacional para ese año. Están justificados los reconocimientos pues Resnais presenta una interesante película sobre relaciones humanas, sobre la constante lucha por vencer la soledad. Es una historia presentada en cierta clave cómica, pero con un drama de trasfondo, que puede llegar a conmover por momentos. La película, cuyo título original en francés es Coeurs (Corazones), está basada en la obra del dramaturgo Alan Ayckbourn, "Asuntos privados en lugares públicos", y de ahí adopta el titulo para países foráneos. Utiliza interesantes elementos narrativos que también sirven indivisiblemente como elementos expresivos, y ahí radica siempre un gran atractivo de lenguaje audiovisual en una película. Además, tiene ciertas escenografías la cinta, que crean un ambiente completamente distinto al resto de los escenarios, comunica diferentes sentimientos, y crea otra atmósfera. Es una película agradable, que puede parecer ligera a un vistazo somero y superficial, pero encierra hermosura, y un drama humano que a todos toca enfrentar en algún momento. Buena selección la del reparto de Resnais, con algunos actores que repiten su presencia de anteriores títulos del francés, y que definitivamente no desentonan en sus interpretaciones.




Nicole (Laura Morante), está buscando apartamento para ella y su novio, es el frío Paris, donde también nieva. El vendedor es Thierry (correcto André Dussollier), un hombre mayor que trabaja con Charlotte (muy buena actuación de Sabine Azéma), una aún atractiva mujer madura, con quien comparten tiempo y algunos buenos momentos. Nicole está comprometida con Dan (Lambert Wilson), un ex soldado retirado recientemente y que se refugia de su improductiva e insatisfactoria vida en el alcohol. El barman que se encarga de suministrarle tragos es Lionel (Pierre Arditi), quien trabaja de barman por las noches, y de día debe cuidar a su procaz padre, que le hace la vida imposible a sus cuidadoras, una de las cuales resulta ser Charlotte, una mujer madura y sufrida, sola, pero profundamente determinada y religiosa. Thierry vive con su hermana Gaelle (Isabelle Carré), viven solos, y también libran su particular lucha por combatir la soledad. El holgazán e inútil Dan no consigue trabajo, vive a expensas de Nicole, mientras Thierry continúa su singular relación laboral con Charlotte, que le hace llegar unos videos con programas grabados, pero que contienen censurables imágenes de sí misma, mientras se sigue sometiendo a los maltratos y humillaciones del anciano padre de Lionel. No soportando la tensión, Nicole echa a Dan, y Thierry continúa su divertido entretenimiento erótico con Charlotte, quien tiene un acercamiento a Lionel y sus vivencias de niñez. Dan trata de empezar de nuevo, y conoce a la atractiva Gaelle, quien diariamente sale sola, en busca de compañía. Nicole vuelve y trata de enmendar su relación con Dan, pero es algo insalvable. Tras “intimar” con el anciano padre, Charlotte, que tiene un gracioso desencuentro con Thierry, tiene un interesante acercamiento final con Lionel. Al final, los seis personajes acaban solos.





Atractiva la propuesta de Resnais, seis variopintos personajes combaten algo que desconoce de edades: la soledad, y es que los protagonistas, ya sean jóvenes, maduros o ancianos, están todos solos, detestan esa soledad, y tratan de remediarlo, aunque ese remedio no sea precisamente la mejor opción. Estos personajes, sin saberlo, tendrán constantes encuentros y desencuentros, se relacionan, se distancian, comparten sus historias, en un enredado y entramado tejido amoroso que Resnais desgrana y nos presenta refinadamente. Muy interesante el trabajo que hace al utilizar la nieve como elemento transitivo, que nos transporta de historia a historia, de personaje a personaje; el constante y repetido uso de la nieve, ese elemento gélido, crea un efecto que refuerza la soledad de los protagonistas, el distanciamiento, la frialdad de sus situaciones. Asimismo, la nieve es utilizada como recurso omnipresente incluso dentro de una casa, cuando hablan Charlotte y Lionel, trasciende escenarios y situaciones, no hay duda, es un elemento profundamente expresivo, la soledad es fría, es gris, es triste. En medio de todo esto, el único escenario distinto es el bar donde Lionel trabaja, donde Dan acude diariamente, donde se conoce con Gaelle, y donde Nicole da el último intento por salvar su relación. Interesante la caracterización visual de ese escenario que sirve a más de un personaje, es intenso, es chillón, es sicodélico y misterioso. A ese respecto, alguna crítica he leído que esa caracterización es interpretada como un estética feísta, y que sirve para cuestionar la estética global del filme, algo que no comparto, para nada. Notables también los trabajos que hace Resnais con la cámara, movimientos de exploración, la cámara se mueve, acompaña la narración, es un sello inconfundible e inevitable para Resnais, y es que la película está dotada de momentos innegables de escenificación teatral. En más de una ocasión, Resnais aprovecha ese planteamiento escénico, pero a la vez aprovecha los recursos propios del cine, como unos excelentes planos cenitales en determinado momento. En un final tan incierto como agridulce, todos terminan solos, pero en cierta forma, para bien o para mal, siempre podrán contar con algo: al final del día, saben que encontrarán lo mismo con lo que empezaron.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Posicionamiento Web Perú