Thorpe lleva a la pantalla grande el inmortal clásico de Sir Walker Scott, situado en las arcaicas épocas de las cruzadas, los días de los caballeros, de los señores feudales y los grandes castillos, en los que el notable guerrero Ivanhoe lucha por rescatar a su rey, Ricardo Corazón de León, mientras despierta atracción en dos hermosas mujeres, de distintos orígenes y orientaciones religiosas. El realizador materializa su adaptación de decente forma, es un digerible ejercicio de cine épico, donde veremos, en medio de los odios y rencillas entre sajones y normandos, al mítico personaje batallando, librando intensos combates, mientras a su vez va recuperando la gracia de su padre, inicialmente disgustado con él, pero que finalmente unen fuerzas para su causa común, recuperar al rey secuestrado Corazón de León. Una de las cosas más logradas de la cinta viene a ser su buena representación de aquellos solemnes días, y también cuenta con un reparto actoral memorable, si bien alguno de los integrantes no estaba en su mejor momento aún. Robert Taylor hará un correcto trabajo encarnando al personaje principal, el inmortal caballero, que lucha por su honor y el de su rey, mientras atrae tanto a una por entonces joven Elizabeth Taylor, aún en crecimiento, floreciendo tanto su belleza como su habilidad histriónica, como a Joan Fontaine, ya ducha, con mayor experiencia y dominio de sus registros.
Es el siglo XII, ha finalizado la tercera cruzada, el rey Ricardo Corazón de León ha sido raptado, sus leales súbditos lo buscan. Aparece Ivanhoe, cabalgando elegante en su corcel, tiene acceso a una carta, en la que se indica que el rescate por Ricardo Corazón de León asciende a 150,000 francos de plata, suma que su hermano, el príncipe John (Guy Rolfe), gobernando entonces, no está dispuesto a pagar. En su camino, se topa con caballeros normandos, a quienes guía a una casa sajona acomodada a dormir, donde el señor es el distinguido Cedric (Finlay Currie), refunfuñón sujeto, en cuya casa vive la hermosa Rowena (Fontaine), con quien Ivanhoe tiene un romance. Resulta que Ivanhoe es hijo de Cedric, pero éste está enfadado con su hijo, no lo reconoce. Hay tensiones entre sajones y normandos, y todos están preocupados por el secuestrado soberano. Comienza a moverse para encontrar al rey, toma como escudero al bufón del castillo, Wamba (Emlyn Williams), y al ayudar a un judío, conoce a su hija, la bella Rebeca (Liz Taylor), ferviente amante de Inglaterra. Poco después el recio Ivanhoe participa en un concurso de caballeros, duelos a lanza en los que desafía inauditamente a cinco otros guerreros, vence a los cuatro iniciales, reverencia a Rebeca y Rowena, desaira al rey, pero cae derrotado con el quinto caballero, el bravo De Bois-Guilbert (George Sanders), es herido y atendido por su padre Cedric y Rowena, mientras el rey, furioso por el desaire, manda a buscarlo.
Cedric lo va perdonando, mientras una delegación del rey busca a su hijo, pero Ivanhoe también cuenta con personajes que lo apoyan y defienden, como Robin Hood (Harold Warrender). Es capturado después de todo, al igual que su padre, y cuando van a ejecutarlo, logra escapar de la custodia, y, junto a Cedric, libran ardua lid contra los guerreros del rey. Tras el severo combate, en el que desatan un incendio, vencen a la guardia del usurpador rey, que fracasa en su intento de liquidar a Ivanhoe, pero Rebeca ha sido capturada. La prisionera es acusada de hechicería e infidelidad al rey, recibe absurdas acusaciones y declaraciones en su contra, mientras la gran suma del rescate está siendo reunida, con apoyo de los judíos. El dinero finalmente se invierte en rescatar a Ricardo (Norman Wooland). Paralelamente, Rebeca ha sido encontrada culpable de tener poderes satánicos, y es condenada a ser quemada en la hoguera, pero interviene Ivanhoe, desafía el veredicto a una batalla con el mejor paladín, De Bois-Guilbert, apelación que no puede ser denegada. De Bois-Guilbert pretende a Rebeca, ofrece abdicar al duelo por su amor, pero es rechazado. Se inicia el singular duelo, tanto el rey como Rowena observan, Ivanhoe comienza perdiendo, pero impone su poderío frente al paladín de John, que feneciendo, reafirma su amor a Rebeca, sabedora de que Ivanhoe siempre amó a Rowena. Finalmente, Ricardo y sus caballeros recuperan el poder del usurpador hermano John.
Termina su cinta el realizador Thorpe, en la que uno de los aspectos más agradables viene a ser la forma en que recrea el añejo mundo de los caballeros, el Medioevo, los caballeros sirviendo a los reyes, las locaciones son atractivas, los enormes castillos feudales, las grandes estructuras rodeadas de agua, los puentes levadizos, las elevadas torres, y por supuesto, los caballeros con sus fulgurantes armaduras. Son los días de las interminables cruzadas, combates que se extendieron por centurias, se retrata correctamente la solemnidad del mundo de los caballeros, la grandeza de estos personajes, el escenario donde aparecerá el legendario héroe, el invencible Ivanhoe, respetado en toda Britania, fidelísimo a su soberano hasta el final, atrayendo a las féminas, y aliándose con otro mítico personaje, Robin Hood. Aprobatoria nota también para las secuencias de batallas, las medievales peleas, arcos y flechas, espadas, equinos y lanzas, los caballeros eran los seres más respetados y nobles de entonces, su honor era inquebrantable. En el apartado de actuaciones, Robert Taylor cumple con su seria interpretación del legendario paladín de Ricardo Corazón de León, tenemos también a Joan Fontaine, experimentada y sobria también en su caracterización, y claro, a Liz Taylor, hermosa y joven, luciendo ya la perfección de su rostro, su personaje va cobrando importancia, si bien siempre queda en segundo plano, y ciertamente queda en evidencia que los mejores años interpretativos de la Taylor aún estaban por venir. No detecto mucho más que resaltar en la cinta, que cumple, pero nada más, una aceptable adaptación del inolvidable clásico del gran Sir Walter Scott.
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