miércoles, 27 de febrero de 2013

El viento (1928) - Victor Sjöström


Cine del mejor, cine de los albores, una pieza de arte de cuando el cine era sólo imágenes, la palabra era por entonces relegada a un segundo plano en favor del elemento, de la unidad visual como fuente narrativa, expresiva, y, más tarde, estética. Fines de la década de los veinte del siglo pasado, el clásico cine, el cine mudo, está llegando a su crepúsculo, una edad completa llega a su ocaso, el sonido irrumpirá para elevar en ciertos aspectos a este arte, y, en otros, para iniciar el comienzo de un fin. De cualquier forma, tenemos en esta oportunidad, el gusto de analizar un filme excepcional, no en vano de privilegiada posición en este blog, filme magnifico de un cineasta magnífico, formidable obra de arte de un director formidable. Victor Sjöström, una de las mayores luminarias del cine, para 1928 tenía ya una tan surtida como envidiable trayectoria, descollante ícono del cine mudo, participa ineludiblemente en los últimos pasos de este estadio, y es que su carrera propiamente, plena y madura ya, se acercaba también a su particular desenlace. Singular filme el que comentamos, el sueco prodigioso se embarca a dirigir un filme yanqui, al mando de una empresa yanqui, que entonces era una auténtica fábrica de sueños, una fábrica de arte. El nórdico nos adentra en el mundo del aparentemente ficticio pueblo de Agua Dulce, Sweet Water, lugar incesantemente azotado por un salvaje viento del norte, al que arriba una mujer procedente de Virginia, que escapa de un amor fracasado, y de sus propios demonios internos. Va a visitar a un primo suyo, pero la mujer de éste le hará la vida imposible, al punto de tener que aceptar un matrimonio para no quedarse sin refugio, con un esposo al que no se entrega físicamente. Pero al ser casi ultrajada, ella descubre el amor real de su esposo, y asimismo aflora un genuino amor por éste. Todo un clásico del cine mudo, que, por si fuera poco, está protagonizado por la inolvidable musa, la diosa del cine silente, Lillian Gish.

        



La acción comienza, un tren se moviliza por tierras que son víctimas de fuertes vientos, y la arenas que éstos mueven; en el tren, se encuentra la bella y joven Letty (Gish), que pronto es abordada por Whit Roddy (Montagu Love), un ganadero local. Ella le confiesa que viene de Virginia, se dirige al pueblo de Agua Dulce, a visitar el rancho de un primo suyo. Roddy le habla de los terribles vientos que azotan la localidad, pero ella dice no temer, y poco después arriban al pueblo; Lige Hightower (Lars Hanson), un vecino de su primo, es quien la recoge. Viajan en carreta, por el árido territorio pleno de viento, arena, y caballos, y Lige le cuenta a Letty de la creencia de los indios Enjuns, de que un salvaje caballo fantasma habitaba en esos temibles vientos del norte. Finalmente llegan pues al rancho de Beverly (Edward Earle), su primo, que vive junto a su esposa Cora (Dorothy Cumming), y sus pequeños hijos. Mientras observan por la ventana los indomables vientos, los niños van cogiéndole cariño a su tía, a la par que Cora se siente celosa, se muestra huraña. Letty prontamente se hace conocida en el rancho, en una celebración, no pocos pretendientes le surgen, incluido el propio Roddy, que sigue cortejándola, esto genera celos en Cora. Pero luego Letty se entera que este personaje está casado y tiene hijos, Cora no soporta lo deseada que es su prima, la obliga a elegir entre dos pretendientes, la acusa de desear a Beverly, y le dice que no vivirá más en su mismo techo.





Y el elegido resulta siendo Lige, hombre al que la atemorizada Letty no desea ciertamente, y no se entrega a él, generando impotencia en su nuevo esposo, que intenta forzarle, engendrando miedo y odio por parte de la jovencita. Un decepcionado Lige dice no la tocará más, se centra en su trabajo, y en una tarde con mucho viento, parte a capturar equinos con otros ganaderos, y, tras haber intentado llevar consigo Lige a su atemorizada esposa, tiene que dejarla en el rancho, sola, y amedrentada por el inmisericorde viento del norte, que desata toda su furia. Poco después, regresa Lige al rancho, pero con una novedad, se trata de Roddy, herido durante la travesía de los caballos, que deberá quedarse a recuperarse de unas heridas en el rancho a solas con Letty, hecho que incomoda a la desconfiada mujer. Es así que pese a sus protestas, Letty se queda sola con el supuestamente herido Roddy, que poco a poco intenta inquietarla. Paralelamente, el viento del norte y toda su incesante brutalidad se desata, y Roddy intenta ya directamente violentarla, ultrajarla. Letty,  habiendo evitado el abuso, liquida a su agresor con la propia arma de éste, y luego, afuera del rancho, pretende enterrar el cuerpo, sólo para que el viento lo desentierre. Al volver Lige, se entera de lo sucedido, se lamenta por lo que pasa la pobre Letty, y le dice que pronto tendrá dinero para enviarla lejos de ahí, pero su esposa ahora lo ama, quiere quedarse con él, trabajar juntos, cuidarlo y amarlo, y en efecto, se quedan, unidos los dos.






Filme que puede verse desde un plano físico, pero también desde otro metafísico, algo muy propio del cineasta sueco, maestro del cine sin palabras, del cine de las imágenes. Esto no tardará en plasmarse, desde el inicial texto, que nos habla de lo que presenciaremos, la lucha del hombre, el frágil hombre, frágil pero implacable cuando invade territorio de la naturaleza, nos afirma que ésa será la historia de una singular fémina, ella será la representación viviente de esa lucha del humano contra la indómita naturaleza. Y es que presenciaremos, por una parte, los meros sucesos pragmáticos, una mujer que huye de su pasado y experimentará singular aventura en una tierra azotada por vientos, encontrando el amor que le posibilitará dejar al fin atrás todo; pero desde otro plano, veremos la lucha personal, la lucha humana interior de una mujer contra sus particulares demonios, la lucha por vencer los invencibles molinos de viento, y es que finalmente, ningún obstáculo es insorteable. El carácter de ella pronto se irá delineando, ella viene huyendo, huyendo de su pasado, de sus errores en él contenidos, ella se esmera en intentar proyectar una artificial fortaleza, afirmando no temer al viento, cuando en realidad es una sempiterna presencia que la atormentará y no dejará que su terror se diluya. En este sentido, es de recalcar cómo la historia, al poseer pocos personajes, se especializa en diseccionar y mostrar con mayor profundidad a estos protagonistas, se estrecha el cerco de los elementos que los contienen, vamos viendo sus complejidades, personajes aparentemente sencillos, sin mayor profundidad, van dejando entrever sus particulares e interiores conflictos. Y por supuesto, la protagonista principal es Letty, ella va deslizando su primer conflicto, pretendiendo no temer a algo que en realidad la aterra sobremanera, viene desde ya sosteniendo particular lucha interior, hay complejas fisuras que recorren la mentalidad de nuestros personajes, que nos van haciendo empatizar con ellos, el receptáculo es una inocua mujer que encontrará la forma de salir adelante.










Un bonito y potente simbolismo asimismo se materializa, simbolismo de esos demonios, que no desparecen, en la representación de la creencia india, los Enjuns que creían que un salvaje y satánico caballo habitaba en los vientos del norte, dotando a estos vientos de su infernal brío; el fantástico y etéreo equino es fantasmagórico, relincha y se agita poderosamente, mientras soplan los furiosos vientos. Hermosa figura plasmada, que se funde con el elemento representativo del salvaje viento, que viene a simbolizar el terror, el miedo que persigue a Letty, el equino se amalgama con el viento, materializándose oníricas visiones con materiales situaciones amalgamadas. Pero no sólo eso, los problemas, los traumas, los fantasmas, no cejarán fácilmente en su intento de arruinar a su víctima, y es terriblemente poderosa también la figura de cómo, ya asesinado el frustrado agresor sexual, lo intenta enterrar la fémina, pero los demonios, otra vez, no la dejarán escapar, los demonios, el viento, desenterrará el cadáver. Estupenda representación, los fantasmas desentierran su terror, los tormentos no la abandonarán con facilidad, es un simbolismo de cómo reviven y vuelven sus pesadillas, reviven sus tormentos. Sjöström no podía evitarlo, el dios nórdico debe impregnar de onirismo todo lo que trabaje, su identidad es plena, su alineamiento a sus directrices también, el ídolo de Ingmar Bergman deja patente y latente porqué es referencia principal del gran titán posterior coterráneo suyo. Su fusión de realidad e irrealidad, surrealismo, sueño, hacen que sea casi insólito que se trate de un filme en teoría dentro del género yanqui por antonomasia, el western; es pues Sjöström haciendo western, trabajando secuencias ambientadas con el fondo musical característico de esta corriente, algo atípico que luego, con el hermoso elemento alegórico antes señalado, convierte a este trabajo en algo ya más acorde e identificable con la obra de uno de los mayores autores del cine mudo.








No sería posible dejar de mencionar el curioso hecho de que este filme se pusiera en marcha inicialmente gracias a la iniciativa de la propia Lillian Gish, cuando la fémina artista se encontraba próxima a abandonar los estudios de la Metro Goldwyn Meyer, fue de ella de quien nació el primer esfuerzo para que el proyecto fuera tomando forma, consiguiendo posteriormente -por razones que quien escribe aún desconoce a ciencia cierta, pero que no se tardará en averiguar- la colaboración como director de orquesta del titán cineasta sueco. Y la legendaria actriz, muestra las razones por las que fuese considerada por no pocos años por la otra luminaria del cine, ícono del cine yanqui y mundial, el mítico David Wark Griffith, como su fiel musa. La Gish, curtida, hermosa, plena, nos deja una actuación memorable, uno de los pilares del filme, una entrega a la cámara, a Sjöström, y al cine, conmovedora, una de las actrices referentes del cine mudo nos deja otra de su actuaciones para el recuerdo. Imposible asimismo dejar de conmoverse al verla como un lastimero cachorrito indefenso, frente a su nuevo esposo, temerosa, frágil, inocua, a merced del insistente consorte, infinitamente elocuente es su rostro; o, además, nos deleitaremos con ella en ese inolvidable plano final, mítica representación, ambos amantes fundidos en metafísico abrazo, juntos ahora serán invencibles, afrontarán todo lo que venga sin temor, su amor los hace invulnerables, y Lillian ahora nos dibuja espiritual sonrisa, espiritual alivio, pues un final conciliador tiene lugar, el amor redentor los salvará. La Gish llegó a incidir tanto en el filme, que a poco estuvo de materializarse un final mucho más trágico, en el que Letty era devorada por un viento del norte, pero finalmente se optó por este, esperanzador y redentor final; es que la inolvidable Lillian, actriz y algo más en este filme, es una de las razones de que la cinta sea tan sólida, sin fisuras, perdurable, inolvidable.









Otro elemento curioso viene a tallar también en la naturaleza del filme, la naturaleza muda del filme, elemento que cierta polémica puede desatar, pues siendo un filme mudo, parte de su mística, buena parte de esa mística, descansa casualmente en la mudez, en la capacidad transmisora de emociones sin palabras, ni sonidos. Empero, la modernidad llega sin pedir permiso, y, como sabido es, a muchos filmes completamente mudos fueron anexadas bandas sonoras, siendo, para apreciar todos los ángulos, un aporte en ciertos aspectos positiva esta anexión. Al presente filme se le adhiere pues un acompañamiento musical que alcanza momentos verdaderamente exquisitos, sublimes, que se desarrolla severo y dramático, humano e intenso, sirve para multiplicar ciertos momentos, ciertas circunstancias y emociones como el recelo y enajenación de Cora, o la constante aflicción de Letty. Particularmente remarcable a este respecto, la secuencia en la que Letty no se entrega a Lige, la intensidad de la música encontrará severo y ardiente crescendo, la falta de genuina atracción condena al fracaso inicialmente la forzada unión matrimonial, es este el momento en el que el angelical rostro de la Gish alcanza el máximo desamparo, la máxima fragilidad antes mencionada, más elocuente que nunca la faz de la frágil y asustada fémina, ella no tiene opción, el viento, sus temores, no dejan de perseguirla, una lucha, una confrontación con esos miedos, es inevitable. La música, el elemento musical, el acompañamiento sonoro, siempre generará polémica en filmes que al inicio eran netamente mudos, y en este caso, tiene su muy particular aporte, reforzando la imagen del desierto, del viento, siempre el viento, la arena, siempre la arena, hoy y siempre, representan el temor, el terror, el terror omnipresente y asertivo.







Inevitable era que para una empresa cinematográfica de estas características, y dirigida por quien lo está, se sacrifique la narrativa convencional, y se impregne el trabajo de indeleble halo visual; la narración, la expresividad, la estética, volverán a reposar firmemente en las imágenes, en el elemento visual, que será revalidado en este filme por Sjöström, uno de los dómines mayores de ese momento artístico. Ahora bien, lo antes comentado tendrá singular materialización, pues si bien, naturalmente, para un filme de acciones pragmáticas, mundanas, un filme con trama, en teoría, convencional, yanqui, western, la narrativa se vuelve lineal, convencional, empero, el genial Sjöström sabrá impregnar de narración a través de imágenes, sabrá hacer hablar a las imágenes, dotarlas de expresividad. Así, prolongará la narrativa -que reposaba cada vez más en las palabras-, la prolongará para que sigan su transmitiva función a través de imágenes que sirven de cierre, imágenes que son conclusión de determinadas secuencias, las imágenes vuelven a revitalizarse, recobran parte de la fuerza perdida a través de la vena artística del maestro Sjöström. De esta forma, si bien las imágenes no rebosan, como en otras ocasiones con el sueco, de impresionistas halos e iluminaciones en favor de una narración más líneal, apreciaremos detalles que hacen a este filme una atípica joya, detalles oníricos, entre otros, como el de la fantástica equina figura, el desenfreno pleno que crece a la par con la demencia del viento. Este filme es una joya total en muchos sentidos que inicialmente pueden pasar desapercibidos para el no entrenado ojo, y es que la película, de historia aparentemente sencilla, es plena y magistral, primeramente en su riqueza en la puesta en escena, las actuaciones, y un sólido guión, obra y gracia de Frances Marion, basado en homónimo relato de Dorothy Scarborough. Es una rareza, una propuesta de cine, sobre el papel, yanqui, western, rodado con el personal estilo de un sobresaliente director sueco, largometraje que rebosa del genio de alguien del otro lado del océano, genio de otro continente impregnará un producto de la MGM, empresa cien por ciento norteamericano. Para el cinéfilo entendido, es éste un filme imperdible, prodigiosa joya, de gran riqueza visual, que tiene insuperable colofón con ese doble plano final maravilloso, el amor funde a los amantes, y los embarca a un viaje en el que triunfarán ante todo. Es un filme necesario, una exquisita rareza, Victor Sjöström y Lillian Gish juntos, suficiente carta de presentación del atípico trabajo, un filme innegablemente por tintes yanquis dominado, pero con el inconfundible toque del europeo cineasta, de su artístico élan, tan indomable como los vientos del norte que los Enjuns temían.









El maestro.

4 comentarios:

  1. Gracias Silvia. He descontinuado el ritmo, pero se publicará una sorpresa..

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  2. Hola, estimado. Te cuento que tuve que ver esta película para la carrera de guión en Argentina y esta entrada en tu blog me resultó de mucho valor. Tiene todos los condimentos que necesitaba para preparar la clase que daré hoy y por supuesto, en mi informe va la cita a tu blog que es donde extraje la mayor cantidad de información. Un abrazo. Gracias por tu magnífico trabajo.

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  3. Hola!. Muchas gracias por tus palabras!. Me alegra mucho y a la vez enorgullece haber contribuido al trabajo de un colega apreciador del buen cine. Gracias asimismo por contribuir tú a que se disemine más el sitio. Un abrazo igualmente y a seguir todos apreciando cine.

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