
Las primeras imágenes del filme
nos trasladan a una agitada ciudad germana, en la cual se localiza un muy
elegante hotel, cuyo portero (Jannings), desempeña con singular orgullo y
gallardía su labor, orientando a los huéspedes del hotel, y ayudándolos a cargar sus pesadas maletas. Sin
embargo, el gerente del hotel (Hans Unterkircher) observa con recelo a su trabajador,
y así, mientras el portero cumple con
eficiencia y donosura su trabajo, el gerente lo observa de cerca, planeando algo. Ya en su
casa, vive el portero con su sobrina (Maly Delschaft), atractiva joven que se va a casar, motivo por el cual, en la morada, que es una quinta con numerosas viviendas y ventanas contiguas,
hay movimiento y ajetreo por el venidero suceso. De esa forma, mientras los preparativos continúan y la boda va tomando forma, el botones a su vez continúa
trabajando, defendiendo en una oportunidad a un indefenso infante, que estaba
siendo presa de abusos por parte de sus bravucones camaradas. Al regresar a su puesto
de trabajo, grande será su sorpresa al encontrar a otro individuo haciendo las
veces de botones, y es que algo ha ocurrido, el gerente le comunica que ha
habido ciertas reestructuraciones, y el ahora ya ex botones pasaría a
reemplazar al conserje del hotel.




Excelente filme que sirve de delicioso y atizador retrato burgués, en el que un individuo, víctima de la sociedad, pierde la infinita dignidad de su trabajo, es expuesto a la máxima humillación, pierde su fuente de trabajo y dignidad, e, incapaz de afrontarlo, elige primero montar singular comedia en su casa, pretendiendo que sigue siendo el botones, dejando el traje en custodia mientras cumple sus reales deberes de conserje, cualquier cosa con tal de evitar la vergüenza y el ridículo, cosa que, eventualmente sucederá, y sufrirá la más terrible degradación. Pero la degradación laboral es la de menor potencia, pues es la degradación de su fibra humana la que finalmente termina por despedazar al pobre infeliz. Se desliza así la ácida critica a la sociedad burguesa contemporánea de entonces, al capitalismo y su frialdad, en el que se deshacen de un individuo con la facilidad con que se deshacen de un objeto de escritorio, se le despoja de su trabajo y de su orgullo, el sujeto es cosificado, el sujeto es pisoteado, se lo degrada hasta conducirlo a la total perdición. Para ello, poderosos simbolismos son esgrimidos y son las más elocuentes imágenes del filme, empezando por el uniforme, imponente y señorial atuendo que es el receptáculo de todo, es el símbolo del bienestar inicial, y símbolo de la dignidad, reputación, y respeto perdidos por parte del botones, fastuoso traje con ciertas reminiscencias militares, es el objeto que roba desesperado, su simbolismo es poderoso. Esta también la otra figura, la no menos elocuente puerta giratoria, representando el capitalismo, y su continuo movimiento, el maquinismo por el que humanos entran y salen sin parar cual elementos en una correa transportadora, el rápido e insensible cambio que no se detiene, el automatismo de una sociedad que absorbe y subyuga al individuo. Se configura así un filme que, es cierto, no termina de aterrizar al cien por ciento en el expresionismo, pero desfila por sus principales directrices, se mueve obedeciendo muchos de sus lineamientos capitales, para convertirse en ilustre referente de la corriente, si bien no en piedra angular del mismo. Lógicamente la secuencia onírica, el sueño del botones -el segmento onírico, el fantástico sueño que tiene, es elocuente de cómo se añora la dignidad y posición perdidos-, así como el escarnio comunal de que es víctima el mismo, con toda su distorsión y delirio, son dos de las que mayor peso tienen a la hora de considerar el filme como expresionista. Esta secuencia última mencionada constituye el verdadero final del filme, el más patético desenlace, y el único admisible ciertamente. Las viejas chismosas dan rienda suelta a sus burlas, se vuelven villanas, humillan al desempleado y burlado ex botones, así, de una situación sobre el papel sencilla, se extrae petróleo, de una sencillez, se extrae genialidad, lo genial es sencillo, como Tarkovski aseverara también. Es pertinente comentar aquí el peculiar desenlace que tiene cierto corte final del filme. Como una gracia más que hay que agradecer a la censura, o a los productores de los estudios -ambos muchas veces conformando el mismo cáncer-, exigieron a Murnau un final más conciliador, menos desesperanzador, y es así como surge el epílogo completamente fuera de lugar, un final impropio del filme, ajeno a lo mostrado, que se escinde de todo los antes expuesto, un final feliz al que, como es entendible, Murnau se opuso abiertamente, pero las altas esferas de los estudios mandan, y tenemos un nuevo y triste ejemplo de lo que la censura, o el temor a ella, pueden hacer en un filme. Así veremos al desgraciado protagonista, que se vuelve millonario insólitamente, encontrando una herencia en el baño donde labora, y asistiendo a opíparo banquete, siendo distinguido, y donde lo atiende alguien, un botones. Sea como fuere, un detalle así, aún sin carecer de interés, no puede empañar la totalidad del trabajo, la integridad y unidad de la obra, exceptuando este detalle, y es imposible que termine este artículo, por supuesto, sin mencionar y ensalzar la grandeza de un actor mítico, la leyenda alemana Emil Jannings. Indefectible referente de mayúsculos actores para el cinéfilo versado, Jannings es un genio que supo descollar en cine mudo y cine sonoro, Jannings es realeza del cine clásico, ese cine perdido, y esta sería su primera participación con Murnau, antes de la no menos soberbia El Tartufo (1925), todo el dominio histriónico, todo el amplio repertorio de registros, la expresividad propios del cine mudo fluye en Jannings, magnífico exponente, que realza la cinta con su sola presencia y aporte, la eleva a un nivel superior. Pieza mayor de arte, cine mudo realizado por uno de los titanes del cine, uno de sus padres, Friedrich Wilhelm Plumpe, o simplemente, el maestro Murnau.


Soy estudiante de cine, y genial tu análisis no deja nada afuera, muy completo :D
ResponderEliminarAgradezco tus palabras Seba, pero lo cierto es que la película es formidable.
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