miércoles, 14 de diciembre de 2011

El largo y cálido verano (1951) - Martin Ritt

El neoyorquino Ritt realiza esta notable película que cuenta con un reparto estelar, con uno de los grandes papeles del gran Paul Newman, donde empezó a demostrar que era más que solo una cara bonita en el ecran, en esta, la que sería su primera actuación junto a la hermosa Joanne Woodward, y además tienen el honor de compartir roles con el legendario y referencial director yanqui, el mítico Orson Welles, que demuestra que tiene talento no solo tras las cámaras, sino también para la actuación, entregándonos aquí una impecable representación. Descollan todos los actores, Newman en uno de esos papeles que tan bien le asienta, el rebelde fugitivo, pirómano temido y a la vez odiado por muchos, que deslumbra a una bella joven, la indomable Woodward, tan hermosa como impredecible, y un Orson Welles en el papel del padre de la joven, acomodado hacendado, dueño y señor de todo, papel acorde a tan magnánimo director, que también como actor sabe deleitar al público. Sin tener una trama excelente, el director Ritt consigue dirigir bien a estos gigantes actores, y presenta una cinta muy digna de ser apreciada.

        


En un pueblo indeterminado, Ben Quick (Newman) está siendo juzgado, acusado de haber incendiado el granero de un pueblerino, es expulsado de ahí. Se va pues, camina y es recogido en la autopista por dos atractivas mujeres, es llevado a otro pueblo, donde un tal Varner es dueño y señor de todo. Una de las chicas, la más joven, es Clara Varner (Woodward), hija menor del hacendado, y la otra es su cuñada, Eula (Lee Remick), casada con el hermano de Clara, Jody Varner (Anthony Franciosa). En la localidad, las mujeres acostumbran desposarse prontamente, tener descendencia y cuidar de su esposo, lo que llena de ansiedad a Clara, que busca encontrar pareja. Quick va a buscar trabajo con Jody, siendo contratado, mientras regresa el padre de él y Clara, el dueño de todo, Will Varner (excelente Welles), vuelve tras haber estado hospitalizado, y se alarma al saber que Quick ha sido contratado en su propiedad, conocedor de sus antecedentes de pirómano, le advierte que modere sus acciones. Sin embargo, el reacio al inicio Will, también hace tratos con Quick, le propone que venda a unos caballos recién capturados, y ante la buena performance de Ben vendiendo a los salvajes equinos, lo va respetando y le va agarrando estima.




Así, se va acercando cada vez más a Varner, y Clara es cortejada por el joven Alan Stewart (Richard Anderson), mientras su padre la presiona para que le de descendencia de una vez, y le comunica que desea que la tenga con Quick. A su vez, el acusado pirómano se va aproximando más a Clara, su aparente dureza y repulsión en realidad esconden atracción también hacia él, se besan, y después Varner le propone a Quick que se case con su hija, que sea su yerno, su status va subiendo notablemente. Esto hace que Jody se sienta desplazado y relegado, mientras Varner cede a las propuestas de unión de su vecina Minnie Littlejohn (Angela Lansbury), Quick sigue cortejando a Clara, lo hace en un picnic, pero la bella joven sigue mostrándose reacia y lo rechaza. Jody, que amenaza a Quick, es engañado después por éste a que busque un supuesto tesoro, unas monedas de plata enterradas en la propiedad desde la guerra civil, encontrando un falso tesoro, enterrado por Quick mismo, siendo ridiculizado, mientras Clara anuncia un supuesto compromiso con Alan. Pero Varner descubre lo ficticio de ese compromiso, pretende forzar la boda con Quick, ante lo cual un enloquecido Jody intenta incendiar el establo con todo y su padre adentro, pero se arrepiente al final, lo salva, y el pueblo culpa naturalmente a Quick. Varner se encarga de que todo se aclare, Quick es exculpado, y cuando parece que quiere irse y dejar todo atrás, finalmente se queda con Clara, forman una familia mientras también Varner hace lo propio con Minnie.




Exitosa y aclamada fue esta cinta, que viene a narrarnos un drama del sur yanqui, representado con todas las características de esta zona, las grandes propiedades, los acomodados terratenientes, y los esclavos negros que sirven sumisamente a sus amos blancos. Si bien la historia no es un espléndido relato, el principal atractivo de la película radica en la calidad interpretativa de sus actores, es así que veremos a un ascendiente y joven Paul Newman enseriándose y empezando ya a entregar sus mejores actuaciones, la siempre hermosa Joanne Woodward que colabora con él por vez primera, y un detalle siempre atractivo, ver actuar al genial realizador Orson Welles, en la que es probablemente la mejor actuación del filme, el poderoso hacendado, dueño de todo, imponente, imperialista en su aspecto, sus gestos, sus acciones, es una remarcable actuación de la que siento que no se distancia mucho de la realidad del señorial e inmortal director de Citizen Kane. Como se dijo, la relativa simpleza de su trama y de su desenlace, se ven compensadas por las atractivas estrellas, a las que Ritt dirige eficientemente, configurando un muy aceptable drama de cine hollywoodense, en el que las estrellas brillan con luz propia.




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