jueves, 18 de agosto de 2011

También los Enanos empezaron Pequeños (1970) – Werner Herzog

Herzog, en su segundo largometraje nos presenta esta atípica historia, inquietante historia, una narración que llama a entrever más allá de la impresión inicial y ver su mensaje entre líneas. Historia de enanos, unos enanos morbosos, enanos bizarros, viven, ponen en práctica sus costumbres, unas más extravagantes que otras, unas más crueles que otras. En el aislado pueblo de Lanzarote, vive esta agrupación de enanos que gradualmente van a ir demostrando conductas cada vez más extrañas, prácticas paganas, prácticas de humillación, robo, destrucción, pero también escenas de juegos elaboradas minuciosamente por Herzog. Es este un mundo extraño, aislado de todo lo demás, un mundo aparte con sus propias reglas, un paraje surreal, un mundo sólo de enanos. Pero el mayor de los simbolismos es la gradual degradación, por así decirlo, de los enanos, que muestran su lado más cruel, y a la vez humano, conforme avanza el film, en una enseñanza de que el espíritu humano tuene una crueldad innata en él, y que no hay necesidad de ser grande para tener esos impulsos de malicia, libido, inherentes a nuestro espíritu. Quizás el mensaje final está en que al inicio los veíamos más civilizados, más controlados y mesurados, pero conforme avanza la historia, veremos su lado más bizarro, esto representaría el titulo, de que también los enanos empezaron pequeños.


              

La película comienza mostrándonos a los enanos viviendo tranquilamente, de una manera superficial iremos viendo al conjunto de enanos realizando actividades cotidianas, y veremos las características de cada uno, pero esto ambientado con una extraña música folclórica, digo extraña pues resulta llamativo el detalle de que la aguda voz femenina que escuchamos está en español, y esta melodía al inicio solo la veremos cuando figuran los animales de granja, gallinas, equinos, etc., salvo una excepción posterior. Se nos presentan prontamente dos extrañas situaciones. Primero el caso de un enano adulto, que está siendo hostigado por los demás, está recluido en una especie de recinto, donde tiene un prisionero, otro enano joven atado a una silla, y que no deja de reír ante la situación; veremos a los enanos repetidamente apedrear la locación y hostigar al raptor. La otra situación viene a ser una especie de pasatiempo que tienen los enanos, y esta es robar y fastidiar a unos enanos ciegos que también viven en el pueblo; les roban algunos comestibles pero también los molestan por el mero gusto de hacerlo, y los ciegos acaban agitando furibundos unos largos palos, en una casi danza rítmica donde quedan los dos ciegos solos, agitando las varas y defendiéndose del abuso. Sin duda una de las escenas que más perennes quedan en la mente es la del casi ritualista juego, cuando un enano mecánico repara una camioneta, y todos corren tras el vehículo, se suben en él, le arrojan objetos, festejan y ríen, y acá está la excepción antes mencionada, pues esta gran secuencia es ambientada con la melodía folclórica en español, dándole un toque de costumbrismo, de que esta actividad es toda una experiencia. A esto se suma un excelente trabajo de cámara para seguir la acción, en un travelling omnipresente de todo el ritual, un pestañeo de la maestría con la cámara que mostrará luego Herzog en posteriores filmes.




Sin duda el personaje más representativo viene a ser el enano más enano, un diminuto anciano, cuya limitación física le obliga a tener un rol testimonial en todas las actividades, su mera colaboración es una risa, constante y perpetua risa, y se nos presenta la imagen con un plano general del pequeño personaje. Su condición también lo condena a ser objeto de unas prácticas de tortura cruel, como cuando se le encierra con una enana, para que, según los demás, se acuesten. Ridículamente graciosa es la imagen del anciano enano incapaz de desempeñarse, pues es incapaz de subir a la cama, pese a sus intentos, pese a incrementar su altura subiendo en libros, finalmente el enano se ve impotente por no poder siquiera trepar al lecho. En las secuencias finales vemos el mayor grado de desenfreno, de destrucción, vemos unas actividades y marchas paganas, pseudo procesiones incinerando objetos religiosos, es el momento en que los enanos han alcanzado su mayor libertad, lo cual conlleva mayor desbande y descontrol. En una de las secuencias finales veremos también al enano raptor salir finalmente de su claustro, y simplemente pararse frente a un pequeño árbol e increparle cosas a la planta. Atípica película dentro de la filmografía de Herzog, donde aún no despierta el titán de las grandes producciones paisajísticas, pero que por su inusual contenido, por ser una rareza, y viniendo del alemán, se convierte en un atractivo e imperdible filme del gran Werner.



    

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