Un western que tuvo que sobreponerse
a muchos inconvenientes, a muchas trabas y obstáculos de diversa índole, que
hicieron que una cinta con una trama en principio original y atractiva, se
convierta en un ejercicio tibio, flojo en muchos aspectos, que no es lo mejor
ni por asomo del genial estadounidense John Huston. Supeditada a muchas
impertinentes injerencias por parte de los productores, la cinta fue mutilada en
muchos pasajes, modificada en otros, y termina siendo la versión actual
cualquier cosa, menos un producto 100% de Huston. Sea como fuere, nos presenta
la historia de una familia ranchera, en 1850, en el Oeste yanqui, cuyos
miembros tienen la natural aversión y desprecio por los indios lugareños, pero
que de pronto se ven enfrascados en inesperada situación, cuando se enteren que
verídicamente, por las venas de la hija de la familia corre sangre india, ella
es una mestiza. Los indios irán a reclamar lo que es suyo, pero la muchacha,
inicialmente indecisa, se pone del lado de la familia que la crió, y termina
exterminando a los indios que comparten su sangre. Así de directo y mal
estructurado es el desarrollo del filme, que mucho más se siente que pudo dar,
y que tiene probablemente en su reparto el único y mayor aliciente -aparte de
la dirección de Huston-, y así veremos a Burt Lancaster y a Audrey Hepburn en
los roles principales, y una deliciosa y exquisita trivia, la recordada Lillian
Gish, que trabajara con el mítico mesías del cine, David Wark Griffith, tiene
también rol importante.
En un rancho tejano, una fémina juguetea y cabalga, es
Rachel Zachary (Hepburn), a quien aborda un misterioso sujeto, viejo y tuerto, que le dice que ella no
es de linaje Zachary. Al consultar con su madre, Mattilda (Gish), ésta no sabe
qué decirle, pero se aterra cuando ve luego ella misma al personaje. Llega
después Ben (Lancaster), querido hijo mayor, trae consigo un gran piano. Los
Zachary se reúnen con sus vecinos, los Rawlins, cuyas hijas quieren desposarse
cuanto antes, como Georgia (Kipp Hamilton),
que busca atrapar a Cash Zachary (Audie Murphy), ambas familias buscan unión de sus
vástagos, y Charlie Rawlins (Albert Salmi)
quiere cortejar a Rachel. Flota la preocupación por el tuerto individuo, que
por más de uno visto ha sido; Ben y sus hermanos, Cash y Andy (Doug McClure), buscan en vano en medio de
una tormenta. Intentan todos domar unos salvajes equinos, siendo el
mestizo Johnny Portugal (John Saxon) quien lo logra.Poco después, a la casa de los Zachary llegan
tres indios Kiowas, emisarios aparentemente; por insistencia de Cash, Ben va a
hablar con ellos, se le comunica que Rachel tiene sangre de ellos en las venas, es la
hermana de uno de los tres, ahora la reclaman para su tribu.
Ben rechaza el pedido, y con Cash y los demás avistan cuatro indios, el patriarca Rawlins, Zeb (Charles Bickford), también está alerta. Charlie va a hacer la gran pregunta a Rachel, y ella acepta
entusiasmada, se casarán, pero minutos apenas luego de la aceptación, Charlie
es eliminado por los indios. Desata esto furia en el clan Rawlins, Portugal es
enviado a buscar al misterioso individuo tuerto, es Abe Kelsey
(Joseph Wiseman), a quien se pretende colgar
inmediatamente, pero primero se le hace hablar, afirma que Raquel es una piel
roja, estuvo presente el día que los Zachary la adoptaron tras una confusión de
bebés, y al detallar el origen, Mattilde lo elimina quitando el soporte de la
horca. En el rancho Zachary aparece un documento Kiowa donde se plasma el robo de una hija de su tribu por blancos
armados; no hay duda ya, Raquel es mestiza Kiowa. Cash, asqueado de su hermana,
se va, bien recibido es por Georgia, mientras, en su casa, muchos indios se van sitiando el hogar. La contienda se desata, armados con
escopetas, los Zachary resisten y matan muchos indios, del enfrentamiento, Mattilde resulta muerta, Cash regresa, matan a los
últimos Kiowas, y Ben y Rachel se quedan finalmente juntos, planean boda.
Como se mencionó, la trama invitaba a una historia
apasionante, original y atractiva, lamentablemente, esto no se pudo dar, por
motivos ajenos a Huston. Ciertamente pudo ser un gran aporte el filme, con una
complejidad mayor al western convencional, la mezcla racial, sabida la
intolerancia de razas, es un tema que pudo dar mucho mejores frutos. Pero
lamentablemente, termina la cinta ahogándose en la misma trama hartas veces
repetidas, las trilladas batallas de blancos contra indios, y éstos últimos,
cómo no, siendo masacrados a balazos, finalmente asistimos a una cinta en la que
tras las complejas correrías y conflictos sociológicos y raciales, se desemboca
en lo mismo de siempre. Antes que nada vale mencionar que esto se debe a las
mutilaciones y alteraciones que hicieron los productores, y oh sorpresa, entre
ellos estaba el propio Burt Lancaster. Así, se cortaron pasajes del filme, para
remarcar el insípido y postizo idilio de Rachel y Ben, pero se sacrificaron a
cambio incontables elementos. Se sienten sumamente facilistas y simplistas
muchos segmentos, como el hecho de que en una reducida casa, por más que haya
escopetas, cinco individuos resistan y eliminen a decenas de indios, y sin
mencionar que de esos cinco, dos son féminas, una es la ya anciana matriarca,
la otra es una jovencita que jamás tocó un arma…pero ellos resisten los repetidos
ataques de los numerosos indios, incluso al fuego que prenden éstos.
Muchas son las flaquezas del guión, muchas sus
inconsistencias, nuevamente asoman los simplismos, empezando por el personaje
del hermano indio, al que mucho rédito se pudo sacar en el filme; resiste
inauditamente la lluvia de escopetazos, lo suficientemente cerca como para que
su hermana lo vea y oiga por la rendija, y justamente es el último indio en ser
asesinado, mientras la casa se incendia, pero los blancos, salvo la madre, están
intactos; una suerte de casualidades que se sienten pues irreales, todo para
terminar en la pareja que se besa feliz luego de semejante carnicería. Y ojo,
que los masacrados, el sanguinario escenario de su romance, no son ni más ni
menos que su propia sangre, ella se enteró que son su linaje, y minutos después
ya está disparando sin miramientos, con puntería inusitada, y ultima a su
propio hermano a centímetros de distancia. Facilismos que ciertamente estropean
el filme, dejando por los suelos al guión, y decepcionando a quienes esperaban
más de un filme de Huston, pero las injerencias de los productores dan más
sentido a ese sinsentido de filme, en el que uno se pregunta si era necesario
que Audrey Hepburn, con bronceado de por medio, interprete a una india mestiza,
habiendo actrices muchísimo más aptas para el papel, actoral y físicamente; sin
ir más lejos la gran Katy Jurado es una de ellas. Tristemente, la Hepburn
sufriría un accidente en el filme, cayendo del equino que montaba, y perdiendo
al hijo que gestaba. Muy desafortunada cinta, de lo más discreto de Huston, y
buen ejemplo del cáncer que representan las impertinencias no autorizadas en un
filme.
excelente esta pagina,buenisimas las fotos como asi tambien el resumen de la pelicula.
ResponderEliminarGracias por apreciar mi trabajo Beatriz.
ResponderEliminarfelicidades mauricio serdan. muy buenos comentarios y muy buenas fotos. gracias por hacer esto.
ResponderEliminarMi nombre es Edgar, mis apellidos Mauricio Cerdán. Gracias Oscar por apreciar el trabajo realizado.
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