viernes, 13 de enero de 2012

El Honor de los Prizzi (1985) – John Huston

John Huston, uno de los más exitosos, prestigiosos y prolíferos directores norteamericanos que se haya visto, continuó dirigiendo, de manera incansable, hasta que la existencia se le terminó, hasta que la vida dijo basta. A la edad de 79 años, un prácticamente octogenario Huston rodó ésta, la que sería su penúltima película, Prizzi’s Honor, que recogería una variopinta colección de apreciaciones críticas. La película es una suerte de adaptación paródica de las más grandes leyendas cinematográficas del cine de mafiosos, la referencia incontestable del género de gángsters, de The Godfather (1972), El Padrino, palabras mayores. Haya sido o no su directriz principal, parodiar a la magna cinta referencial, el realizador estadounidense presenta la historia de una poderosa familia mafiosa yanqui, los Prizzi, que durante la realización de sus negocios ven cómo sus intereses se ven contrapuestos con los de su más útil elemento, su sicario de mayor confianza, ahijado del capo mafioso, vínculo profundamente intimo y significativo, generando pues una tensa situación que el director explorará con pasajes conteniendo dosis de cierta clave cómica. La cinta cuenta con la actuación de un grande de nuestra generación, el espectacular Jack Nicholson, además de la sensual Kathleen Turner, y una Anjelica Huston, hija del director, que se vería oscarizada por su representación de una de las hijas Prizzi. Atizada por unos como una menor e insípida sátira de los grandes clásicos de la mafia, admirada por otros como un lúcido ejercicio de cine de gángsters, lo único seguro es que la cinta merece la pena ser vista, por los individuos en ella involucrados, y por la historia misma.

          


La cinta inicia con el nacimiento de un bebé, al que un anciano mafioso ofrece protección absoluta, será su padrino. Tiempo después, se realiza un simbólico acto de sangre con el bebé ya crecido, el padrino Don Corrado Prizzi (William Hickey) renueva su protección. Pasa más tiempo, se está realizando un pomposo y religioso matrimonio, en el que el otrora infante, ahora es un conocido y muy respetado mafioso, es Charley Partanna (Nicholson), que se queda embelesado con una atractiva rubia (Turner), con la que intercambian interesadas miradas. Él la aborda, bailan, pero le pierde rastro sin siquiera poder saber su nombre. Aparece también Maerose Prizzi (Anjelica Huston), que tiene pésima relación con su padre, Dominic Prizzi (Lee Richardson), al igual que con Charley. Partanna, luego de la fiesta, busca desesperadamente a la rubia que lo cautivó, sin éxito, hasta que, de pronto, es ella quien lo llama por teléfono, disculpándose por desaparecer. Se citan para almorzar, ella se llama Irene Walker, casada hace años y abandonada, nace química con Charley, que a punto estuvo de casarse con Maerose en el pasado. Ese mismo día, van hasta California, de donde es ella, él se le declara, es correspondido, consuman su atracción, y hasta hablan de matrimonio. Después, Charley va a Las Vegas, donde unos de los casinos de la familia tiene problemas. Metódico asesino, rápidamente elimina a quien causa problemas a sus benefactores. Pero una gran sorpresa recibe cuando llega a casa la esposa de quien acaba de eliminar, nada más y nada menos que Irene, que, tras cinco años, se ha reunido con su esposo.




Charley, sorprendido, exige que entregue $360 000, la mitad faltante del dinero robado, ella le asegura que no sabe dónde está la mitad, y él le cree. Pero Dominic no está nada satisfecho con la explicación. Charley se entera luego, por su padre, Angelo (John Randolph), que Irene es también sicario. Un atormentado Charley busca consuelo en los brazos de Maerose, y lo encuentra, contándole toda la historia. Partanna confronta a Irene, le dice que sabe de su oficio, de la estafa, exige el dinero faltante, pero ella lo niega todo, créelo él, y se casan. Luego, Corrado pide a Charley que elimine a quien viene perjudicando a sus casinos, Rosario Filargi “Finlay” (Michael Lombard), e Irene se involucra y toma parte de ello. Proceden, capturan a Finley, pero aparece una mujer, una civil que Irene se ve obligada a liquidar, y su mala fortuna hace que la mujer resulte esposa de un policía. Una resentida Maerose influye en su padre para que mande matar a Charley, la encargada es la mismísima Irene, pero Maerose llega más lejos, y acusa a Irene con su abuelo, Don Corrado, de todo lo que ha cometido. El viejo Corrado se decanta a favor de su ahijado, pero a Irene le exige devuelva 150% del dinero robado. A Charley se le ofrece ser una de las cabezas de la familia, lo que él interpreta como una trampa, Irene propone huir, Partanna, jugar todas sus cartas, la más fuerte es Finley, que es liberado.El interés en Charley como capo es genuino, él es muy valioso, pero para ocupar tal cargo, debe eliminar a quien los ofendió, a Irene. Con pesar, acepta, y la elimina en su natal Califonria, tras lo cual se queda con su siempre devota Maerose.




Termina así la cinta de Huston, una cinta que ciertamente no es su mejor obra, pero jamás desdeñable. El muy curtido y entonces prácticamente octogenario director realiza su particular versión de cine mafioso, donde un delicioso tono comediesco, si bien no es dominador absoluto, se siente durante toda la cinta, que se ve realzada por los giros inesperados, sorpresas que nadie esperaba, enredos entre personajes, situaciones impensadas, aunque, es cierto, quizás se detecte alguna situación y resolución algo livianas. Ese tratamiento, esa comedia, ciertamente llegan a banalizar un poco las serias situaciones, pero después de todo, es una sátira mafiosa, y si bien tienta a los fanáticos del cine del género duro a tacharla por su excesiva comicidad (debo reconocerlo, por algún instante, yo mismo me vi tentado a hacerlo), finalmente es un lúcido y agradable ejercicio del mundo de la mafia, donde el honor está por encima de todo, y de todos, donde el vínculo de padrino a ahijado es sagrado, al igual que la sangre, más espesa que el pan y el vino. Es una divertida versionada de ese universo del hampa que hace el genial Huston, y más de un guiño a El Padrino observaremos, como el rival de los Prizzi, Bocca, principal adversario, que es un chulo, igual que Tattaglia lo fue para los Corleone. Más de un insolente crítico ataca a Huston, desenfunda sus risibles armas, tanto por la directriz del filme, como por la actuación de Anjelica Huston. La ganadora del Oscar por el papel de Maerose, si bien no realiza una actuación inolvidable, nunca desentona, pero el hecho de ser hija del director, despertó suspicacias, sumado a un antecedente, cuando el padre del director, Walter Huston, también fuese oscarizado actuando en la cinta de su hijo, El Tesoro de la Sierra Madre (1948), por la que John también recibiría la estatuilla a Mejor Director. Así, pues, las tres generaciones Huston fueron gloriosamente reconocidas, y aunque a ignorantes críticos eso les mortifique, no hace más que enaltecer un abolengo dorado en el cine yanqui, y en el cine mundial. A Huston se le atiza, por algunos gaznápiros, palurdos e incompetentes, de manera irracional, inentendible e injustificable, de ser un director sobrevalorado, pero haciendo a un lado esas críticas tan pueriles como quienes las esgrimen, debemos prestarle atención a uno de los directores estadounidenses más importantes, laureados y respetables, un auténtico titán del cine que nos regalaría películas de la talla de La Jungla de Asfalto (1950), Moby Dick (1956), Los Desadaptados (1961), Dublineses (1987), y la ya citada El Tesoro de la Sierra Madre, por solo mencionar unos títulos de una filmografía tan extensa como ilustre e inolvidable es su realizador. Huston es un grande entre los grandes, y lo podemos apreciar en esta, una muy disfrutable y recomendable cinta paródica de la mafia, enaltecida también, cómo no, por un Nicholson tan genial como de costumbre. Huston fenecería dos años después de ver la luz esta cinta, su vida terminó, pero su obra permanecerá imperecedera.








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