jueves, 8 de septiembre de 2011

Zentropa (1991) – Lars Von Trier

Con Zentropa (o Europa, como se estrenó en tierras yanquis), Von Trier termina lo que es su primera trilogía, de las tres que se le conocen hasta el momento. Es con la que cierra un trío de películas verdaderamente distintas de todo lo demás, llamativas, provocadoras, cautivantes, de esas que difícilmente se olvidarán, al igual que a su autor, el danés, el auto proclamado heredero de Dreyer. Sí, un tanto pretenciosa y presuntuosa tamaña afirmación, y es que Von Trier cuenta entre sus características un gran y delirante narcisismo. Acertada o no su apreciación, lo que es cierto es que Von Trier ofrece una propuesta fresca e interesante dentro del cine contemporáneo, es un trabajo diferente, sin llegar a ser un simple ejercicio de disparates. Ahora bien, es esta una película del danés de esas que también acarrearán no pocos comentarios en su detrimento, críticas, algunas infundadas, otras no tanto. Estas críticas más que nada apuntan a su conocida y apuntada megalomanía. Es esta una crítica que no comparto. Von Trier por momentos puede usar en exceso una técnica, es cierto. No es innovador ni pionero en recursos técnicos, cierto también, pero el danés se encarga de usarlos con maestría, de crear un nuevo estilo narrativo y expresivo, ahí radica el atractivo del Von Trier inicial de esta trilogía. Si bien abusa por momentos al usar sus recursos, es porque él sencillamente no puede contar una historia con medios consensuales, no conoce el convencionalismo, y la forma (la forma, más que la utilización misma) en que aplica los recursos que considera los más adecuados, siendo distintos, siendo inusuales, pueden despertar en ciertos críticos un rechazo, tacharlo de megalómano, de excesivo, descabellado o que incluso juega con el cine para tomarnos el pelo. Es, hasta cierto punto, comprensible su rechazo, su posición, pero no es una posición que comparta quien escribe.

         

Nuevamente con un ambiente hipnótico, la película comienza con una imagen de vías de tren avanzando, mientras la voz de un mítico sueco nos sirve de narrador, es la voz del genial Max Von Sydow, uno de los consentidos del titán Bergman. Leopold Kessler (Jean Marc-Barr) es un norteamericano que llega a Alemania a pocos días de haber terminado la Segunda Guerra Mundial. En este marco más que desfavorable, consigue obtener un trabajo gracias a la influencia de su tío, y se vuelve revisor del tren de la zona, Zentropa (que es el nombre de la productora de Von Trier en la vida real), y conoce a Katharina Hartmann (Barbara Sukowa), de quien se enamorará, habrá una pronta atracción mutua, pasión. Se le pide, en medio de los maltratos que recibe, que sirva de informador sobre los colaboradores nazis que observe. El padre de ella, Lawrence Hartmann (su frecuente colaborador, el gran actor danés Udo Kier), se suicida cortándose tras afeitarse. Toda la historia sucede en el tren, siempre en el tren, siempre en movimiento, donde incluso Leopold y Katharina se casan. Alemania está ocupada por los aliados, hay una gran opresión a ellos, y en este marco se le solicita a Leopold que coloque una bomba en el tren, lo cual él realiza. Al sentirse engañado, manipulado y utilizado por los alemanes, se arrepiente de haber colocado el explosivo, pero ya es tarde, la bomba explota, destruye el tren, que cae al agua, el agua, siempre presente en los relatos iniciales del danés. La voz en off, Von Sydow dándole indicaciones, como en toda la película, ahora le indica que ha llegado su hora, que va a morir, mientras su cadáver flota y se mueve en el agua, desea librarse de la Europa que ha creado Von Trier, siempre en el agua, uno de los  elementos comunes de la trilogía.


                                             
 





Como acoté al inicio, es esta película la que puede, y me parece que ha acarreado mayores críticas, por su famosa megalomanía. La voz del Von Sydow narrador le dice y ordena a Leopold todo lo que debe hacer a continuación, es como si todo ya estuviera determinado, y es sabido por todos, menos por Leopold. El recurso fotográfico de mezclar blanco y negro con color, esas a veces suaves, a veces fuertes mezclas con color, refuerzan poderosamente muchas imágenes, sumado a una densa música, potencian el poder expresivo de las secuencias, intensifican y remarcan a los personajes y a los momentos. A esto se suma el recurso de las obvias proyecciones traseras (pero no son obvias por casualidad, obviamente y valga la redundancia, es todo un efecto deseado por Von Trier), y los personajes interactuarán con estas imágenes, creando la sensación de que es un sueño mezclado con realidad, es una situación onírica, como la película entera, como la trilogía entera. También notables las imágenes de contrapicado submarino, todo un sello de la trilogía, identificativo. Las secuencias de mayor frecuencia de mezcla blanco y negro-colores son las de la pareja, resaltándolos a ellos de todo lo demás, como si sólo ellos estuvieran vivos entre todos.




Retomará también Von Trier el uso de planos cenitales, que usó también en El Elemento el Crimen, usando esos enfoques “imposibles” para crear una narración visual única. Hay, como siempre en esta etapa suya, un marcado expresionismo en sus imágenes, sobre todo en secuencia de la rotación después de colocar la bomba. Hermosamente poética la imagen final del cadáver flotando en medio de la conjunción de océano y cielo. Von Trier es acusado también de director tirano con sus personajes, y Leopold es un ejemplo de ello, el personaje a quien su propio creador termina por devorar, a quien envía a la perdición a través de las órdenes del narrador. Repito, muchas pueden ser la criticas que acarree este irreverente e inusual danés, muchas las críticas, sobre todo si no se llega a entender los recursos, y más que nada su imposibilidad de narrar sus historias de otra manera, pues esta es la etapa inicial de Von Trier, en estos momentos su concepción visual es incontenible, su tratamiento de la historia y de sus personajes es bestial, y esto es lo que puede crear recelo, rechazo. Modestamente, reivindico su trabajo frente a esas críticas, y dejo a juicio de los propios observadores para que aprecien. Con el poder que me da el dominio de mi propia opinión y juicio, aplaudo a Von Trier, y le agradezco. Gracias Lars, por esta excelente y deliciosa trilogía tuya, la trilogía Europa.


4 comentarios:

  1. Tras ver toda la filmografia del danes loco, salvo Nymphomaniac, "Europa" me sigue pareciendo la cumbre creativa de su realizador, pese a la artificiosidad de la propuesta . Obra fascinante, un retrato demoledor de la decadencia y derrumbe moral de un continente tras el horror nazi, una tensión y ritmo narrativo que se mantiene durante toda la película (lo que no ocurre en ningun otro filme de Von Trier), la música como parte integrante de la trama (lo que tampoco he visto en otro filme del danés) el narrador omnisciente y demiurgico que controla al perplejo y perdido protagonista (frases como "usted ahora hará esto..o aquello"), la escena fantasmal en el vagón del tren con los judios en los barracones de un campo de concentración, los antológicos minutos finales bajo el agua con la carga de angustia que conlleva.... magistral

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    1. Qué bueno ver que hay aún algunos que valoran, y sobre todo que conocen la primera etapa de Von Trier. Perdidos y sobrecogidos por sus actuales ejercicios, son muy pocos los que conocer sus inicios, donde era un artista arrebatadoramente fascinante. Es esta cinta una de las cumbres de su creación, es un momento irrecuperable. Gracias por compartir ciertas opiniones, se nota que conoces, y bien, la filmografía de Lars.

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  2. "El elemento del crimen" con esos decorados apocalipticos y esa fotografia ocre me parece otra joya. Y "Medea" tambien. "Epidemic" me convence menos. Las sobrevaloradas "Rompiendo las olas", "Bailando en la oscuridad" y "Dogville" son buenas ideas mal ejecutadas y que cansan. "Los idiotas" es aun peor. "Anticristo" y "Melancolia" empiezan de forma magnifica pero luego pierden interes.De cuaquier modo, es un cineasta siempre interesante.
    Gracias a ti.

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  3. Buen resumen de algunas de las cintas más representativas del danés. "Los Idiotas" me parece digna de su título, por algún motivo no acabo de encontrarle la vuelta, un triste ejercicio. "Rompiendo las olas", "Bailando en la oscuridad" y "Dogville" son ya otra época, Lars había cambiado, el joven genio estaba quedando irrevocablemente atrás. Aún me falta revisar Nymphomaniac, peor ya tengo una idea bastante clara de qué esperar. Saludos.

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