lunes, 3 de octubre de 2011

Key Largo (1948) – John Huston

El legendario John Huston dirige esta notable película con la entrañable pareja Humphrey Bogart-Lauren Bacall. Siete años después de su debut como director, Huston vuelve a dirigir al actor que lo acompañó en aquella ocasión, y nuevamente logra sacar lo mejor de otro gigante de Hollywood, un Humphrey Bogart siete años más maduro que entonces. Ambos plasmarán ese mayor recorrido, tanto Huston tras la cámara, como Bogart interpretando a un personaje un tanto misterioso, lacónico, es Boggie en estado puro, meditabundo, complejo, y a su lado tiene a la hermosa Bacall, conforman una pareja mítica, que traspasó los escenarios, verlos juntos es un privilegio, un goce, su química transgrede los límites de la pantalla. Junto a ellos estará el correcto y gran actor Edward G. Robinson, que tiene en su haber el envidiable logro de haber trabajado con leyendas, tanto de directores (recordemos que ha sido dirigido en más de una ocasión por Fritz Lang, entre otros grandes) como actorales, siendo un ejemplo este trabajo con Boggie.

             




Bogart es Frank McCloud, un veterano de guerra que, acabado el combate, va a buscar a Nora Temple, (Bacall) la viuda de uno de sus dirigidos en las épocas de guerra, y a la vez uno de sus mejores amigos, sino el mejor. Al ir a la posada donde ella trabaja junto a su suegro, que le da nombre al filme, Key Largo, se encuentra con un tranquilo lugar donde conviven yanquis con indios, su tranquilidad parece imperturbable. Es muy bien recibido tanto por Nora como por el padre de su amigo, y pasa agradables momentos rememorando felices pasajes de la vida de su antiguo camarada. De pronto se ven prisioneros en la posada cuando aparece el temible mafioso Johnny Rocco (Robinson), que toma el control del lugar junto con su banda, y ante la venida de un terrible huracán, todos se ven obligados a permanecer ahí, desatándose más de una impensada situación, donde se pondrá a prueba el valor y la integridad de McCloud. Frank dará muestras entonces de su valor como soldado y como persona, logrará defender a los rehenes, ganarse su cariño, y ganarse también el respeto y cierta admiración del mafioso. Como no podía ser de otra forma, el buen Boggie termina salvando el día, elimina a los mafiosos y vuelve con la familia de su amigo, que termina por acogerlo y convertirse en su nueva y propia familia.


                                               
           







El solo hecho de ver en pantalla a la pareja estelar Bogart-Bacall es ya aliciente para ver este filme, ambos bajo la dirección del titán del cine Huston. Siete años después de su primer trabajo juntos, la química entre ambos, Bogart y Huston está intacta, Huston con ya mayor experiencia realiza esta obra, dirigiendo a la Bacall en un papel de mujer intensa, sufrida enviudada pero dispuesta a rehacer su vida; por otro lado, nos presenta a un melancólico Bogart, maduro y testigo de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, un ex combatiente que deambula por el mundo sin rumbo, sin familia, tras las cosas que atestiguó en la guerra, ya nada le puede sorprender demasiado. Huston hace gala de su dominio y capacidad como director de actores. Logra una interesante historia, interpretada por un excelente reparto que incluye al mencionado Edward G. Robinson, razones suficientes para convertir a esta en una película de necesario visionado, por su contenido de trama, y por los excelentes contenidos actorales que se aprecian en ella.


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