Singular ejercicio cómico el realizado por el gran Stanley Kubrick, que en esta oportunidad nos presenta una cinta repleta de sátira y humorismo hacia las autoridades militares yanquis, una parodia que ridiculiza a los altos mandos yanquis en medio de una situación que está a punto de generar el holocausto nuclear, la tercera guerra mundial y la batalla de armas químicas. Esta entretenida cinta se centra en un desequilibrado general norteamericano que está obsesionado con la idea de las conspiraciones soviéticas, pensando que el proceso de fluorización del agua es unos de los pasos de los rusos para tomar el control, por lo que el militar estadounidense se hace del control de un bombardero B-52 y amenaza con atacar blancos estratégicos, el desastre está a la vuelta de la esquina y las más disparatadas situaciones se sucederán. Cuenta con las actuaciones de Peter Sellers y el gran Sterling Hayden en el papel del desquiciado general, que conforman una cinta correspondiente a una etapa previa a las grandes obras maestras de Kubrick.
Tras una advertencia que más resulta risible, se nos indica que las fuerzas aéreas norteamericanas nunca permitirían que lo que vamos a presenciar sucediera. La acción comienza cuando se menciona que hay un poder nuclear terrible que es manejado por no pocos, y el General Jack Ripper (Hayden) declara alerta roja, mientras ordena a sus subalternos a bordo de bombarderos que realicen inusuales maniobras. Seguidamente, el general Ripper impone altas medidas de seguridad, las comunicaciones se caen, considera que los soviéticos amenazan, va quedando claro que es un demente que está obsesionado con la idea de una conspiración comunista. El demente general salta la cadena de poder y manda a unos bombarderos B-52 a sobrevolar cerca de Rusia, y posteriormente informa que los aviones no pueden ser recuperados. Paralelamente, el presidente norteamericano, consciente ya de la situación, llama a su homólogo soviético para explicarle la embarazosa situación. Acompañando al desequilibrado general, que sigue culpando a los soviéticos de todo, está el capitán Lionel Mandrake (Sellers).
Por otra parte, el estrafalario Doctor Strangelove (Sellers también), habla de la máquina del fin del mundo, de la Tercera Guerra Mundial, es un excéntrico personaje, que después de hablar de los potenciales horrores, afirma que todo se puede controlar. Ripper a su vez afirma que la fluorización del agua de unos años atrás fue un plan de conspiración comunista, mientras es buscado por militares estadounidenses, lo que ellos buscan son unos códigos para recuperar los aviones, hay fuego cruzado, las fuerzas van flaqueando, y Ripper cede ante la presión, y se mata. Luego, un bombardero yanqui es alcanzado por un misil, realizan maniobras de salvamento, y un oficial llega hasta Mandrake, pero aún no tienen los códigos. Después, contactan al presidente mismo, y obtienen los códigos, ordenan retornar a los bombarderos, todos regresan, todos excepto uno, por lo que el riesgo permanece latente. Siguen con su misión, preparan las bombas, pero al momento de soltar una, las compuertas se atascan, y el mayor “King” Kong (Slim Pickens) se encarga de abrirla, cayendo él con todo y bomba, mientras en los refugios hay libidinosos individuos.
Entretenida película en la que Peter Sellers arma un show propio aparte interpretando a casi todos los personajes principales, y es así que lo veremos interpretando al Capitán Lionel Mandrake, así como al presidente estadounidense, y por último al Doctor Strangelove, excéntrico científico que es el que vislumbra lo que podría suceder, habla de la famosa Maquina del Fin del Mundo (Doomsday Machine), del holocausto nuclear, entre otros desastres. La cinta es una divertida y graciosa ridiculización de los oficiales yanquis, los pintan como cachondos y libidinosos, incompetentes, estúpidos, completamente incapaces de controlar la disparatada situación, este grado de parodiar las autoridades de la milicia alcanza incluso al mismo presidente yanqui, que también es retratado como torpe, hilarante y casi infantil, resaltando la graciosa secuencia en que informa a su colega soviético que algo extraño ha sucedido, alguien robó unos bombarderos y su país podría ser bombardeado, las autoridades son un total cero a la izquierda, caricaturesco retrato que hace Kubrick de la milicia de su país. A su vez la película contiene la famosa secuencia del mayor “King” Kong que, en su afán de desatascar las puertas para soltar la bomba, cae montado en el inmenso explosivo, a modo de vaquero que exultante cae hasta la tierra generando la gran explosión y el conocido hongo nuclear que se alza. Kubrick, aún lejos de producir sus películas insignia, realiza esta divertida cinta de ridiculización a sus militares, con la actuación del versátil Peter Sellers y del duro Sterling Hayden, configura una cinta que si bien no descolla, tampoco decepciona. Recomendable.
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