jueves, 22 de septiembre de 2011

El Cochecito (1960) – Marco Ferreri

Otra joyita del cine español que permanece en el ámbito subterráneo, que no goza del relumbrón de otras películas, pero que sin embargo guarda virtudes y bondades para ser un pequeño clásico. El cochecito es una mirada muy humorística a una situación aparentemente ridícula, absurda, pero detrás de esta mirada se encuentra una profunda historia de oscura degradación humana, de realista enajenación, y de cierta censura a la que se enfrentó la película, inevitablemente por el marco franquista en que se rodó. Es muy interesante la forma, un tanto caricaturesca, en que el italiano Ferreri retrata y plasma a los ciudadanos españoles de la época, formando la denominada Corriente del Esperpento, que se desarrolló a fines de la década del 50 y a inicios del 60, con evidentes influencias del teatro esperpéntico del escritos Ramón del Valle Inclán. Ferreri se encarga de mostrarnos a un español de esa época ya no victimizado, ya no desgraciado, sino ya un tanto pendenciero, es una visión más compleja, lo muestra con una actitud un tanto más discutible, de más controversia. Y es que el filme deja un silencioso mensaje que llama a la reflexión, y claro, está la cinta engalanada con la presencia del entrañable José Isbert como el enajenado anciano que lucha por el cochecito del título.

   



El gran Jose Isbert se encarga de representar a Anselmo, un anciano retirado, de clase media baja, que ya entrado en años ve cómo sus amigos son también ancianos, pero con una peculiaridad que él no tiene: a todos los años les pasan factura, están incapacitados, enfermos, y llegan al punto en que dependen de un cochecito para movilizarse. Este cochecito, que da nombre al film, se vuelve una verdadera moda en el entorno de Anselmo, se vuelve parte de las actividades sociales, se vuelve ya más que un aditamento, es un elemento de identidad, valioso para la posición dentro de su círculo social. La impopularidad de no tener cochecito lo lleva a pedirle a su familia el coche, a convertir el coche en su capricho y obsesión. Anselmo insistentemente pide dinero a su familia para su cochecito, pero no lo consigue, sin embargo no se dejará vencer por ese obstáculo. Se produce así el nudo del filme, la coyuntura de la trama, pues Anselmo no tolera la falta de su cochecito, y roba dinero a su familia para obtenerlo. El final de la película es modificado, por la obvia censura franquista, lo cual –es una lástima- acaba mermando la potencia del humor negro que se nos presenta, sobre todo en la mencionada secuencia final, donde es arrestado por robarle el dinero a su hijo. Pese a ello, esta película logra transmitir ese mensaje de enajenación y descomposición personal que sufre el anciano caprichoso, y logra presentar Ferreri su historia con delicioso tono de humor negro.




El Cochecito es otra de esas películas condenadas al casi anonimato y falta de reconocimiento por el contexto en el que le tocó enmarcarse. Pero eso vuelve un desafío y un deber el reivindicarla, el redescubrirla, al apreciarla en toda su dimensión de obra artística, libre de cualquier obstáculo ajeno al arte que supedite su apreciación. Vale mencionar que el final verdadero incluía la bizarra acción de que el anciano asesina a su familia para obtener el coche, lo cual obviamente hace más negro, más morboso, más bizarro el humor del filme. Desde un punto de visto personal, no puedo evitar encontrar cierta (sólo cierta) similitud de esta corriente cinematográfica ibérica, Corriente del Esperpento, con el neorrealismo italiano, con las obvias diferencias contextuales y artísticas de cada movimiento, pero es interesante el paralelo de la intencionalidad de mostrar al ciudadano del país sin mucho ornamento, tal cual es, con sus matices realistas, cada movimiento por supuesto con distintas inclinaciones, distintos estilos y distintas intenciones. Buen trabajo el presentado por Ferreri, digno representante del cine español de esas décadas, y no en vano considerado por algunos críticos como la cumbre de la realización cinematográfica española. Excelente.


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