Comedia yanqui la que el director Leo McCarey dirige, comedia romántica con algunos
tintes de melodrama en la que se nos introduce en el idilio casi trunco de dos
personajes afamados en la Gran Manzana. Es la historia de un playboy yanqui,
famoso pintor que se conoce con una cantante de clubs nocturnos en un crucero
transatlántico de Europa a Nueva York, ambos están comprometidos, ambos tienen
parejas por su lado, pero su instantáneo e intenso romance los hace dejar de
lado todo y citarse seis meses después en el edificio Empire State, encuentro
que finalmente no se podrá consumar. La cinta será un viaje por las peripecias
de la pareja, y los obstáculos que finalmente terminan venciendo para
materializar su unión. No es una maravilla, ni el filme, ni la historia, pero
tiene como su escudo y cimiento principal la colaboración e inclusión de dos
estrellas yanquis, el gran y por entonces vigente y de moda Cary Grant, como
el irresistible galán que deslumbra a la hermosa y delicada Deborah Kerr; ambos
conforman la pareja estelar, y que se vuelve a buen seguro el gancho principal
del filme. Empero, cuenta la cinta con la colaboración de un grande, el genial
Delmer Daves -si bien esto no sea ni por error su mejor logro-, que fue uno de
los encargados del guión, y repito, la cinta no es una obra maestra ni mucho
menos, llega a ser cursi por momentos, pero con las colaboraciones, sabe salir
a reflote.
Se inicia la cinta con Nickie Ferrante (Grant), un
acomodado yanqui en un transatlántico, lujo y pompa, ajetreados personajes hay
ahí, entre los que se encuentra Terry McKay (Kerr), y entre ambos nace
prontamente una química. Ferrante goza de cierta fama por su trabajo, y por eso
mismo, Terry intenta no ser vista con él por la prensa, ella tiene un
compromiso. No sin pocos esfuerzos se escabullen de
los reporteros, pero terminan de una u otra forma juntos, comen en
mesas separadas pero juntas, no pueden evitarlo. Van después a ver a la
abuela de Nickie (Cathleen Nesbitt), una anciana que vive en un apacible
espacio, natural y parsimonioso. Tanto tiempo juntos y buen rato,
hace que fluya un beso entre ellos, pero Terry está temerosa, trata de alejarse
de Nickie. Inútil esfuerzo, pues poco después aparece Ned Hathaway (Charles Watts), un impertinente reportero, que tiene
fotografías de ambos disfrutando en una piscina del barco, y ambos, ya cansados,
deciden dejarse llevar sin importar las miradas de escrutinio de la gente.
Llega la final noche, ambos
pactan volver a verse seis meses después en el edificio Empire State.
Desembarcan, se juntan con sus respectivas parejas, Nickie con Lois Clark (Neva Patterson), y Terry con Kenneth Bradley (Richard Denning). Cada uno sigue en lo sucesivo su
vida, Terry con Ken, pero su cabeza está ya en toro lado, mientras Nickie es
entrevistado, y hasta parecen haber preparativos de su futura boda. Terry no puede más, rompe con Ken, y sola ya, comienza a trabajar nuevamente, cantando en clubes nocturnos. Pasan
los seis meses, es el día del encuentro, y fatídicamente ella sufre un
accidente, es atropellada, y no acude a la cita. Nickie se queda plantado, no
sabe qué ha sucedido, se va; Terry entonces comienza a trabajar enseñando canto
a niños, mientras Ken trata de volver con ella. Un buen día se encuentran en la
ópera, ella con el persistente Kenneth. Llega la
navidad, celebraciones, en medio de las cuales Nickie sorpresivamente la
visita, y tras jugar a hacerse los difíciles ambos un momento, terminan
finalmente juntos.
Es una comedia que se siente
durante todo su metraje, preconcebida y materializada pensando en el público
yanqui, es una comedia romántica hecha por el público estadounidense, para el
público estadounidense, cuya principal fuente de deleite estará pues en los
intérpretes. Es un film de amor entre personajes acomodados, de amor entre
personas pudientes, se siente algo ligera la cinta, y tibiamente frívola,
caprichos y disfuerzos de ambos, rozando las cursilerías en muchos momentos,
pero bueno, hay público para todos los géneros. Así, tras asistir a las
peripecias que atraviesan ambos, la pareja materializa su idilio, y es que
claro, no podían tener sino solamente un final, un final feliz, juntos.
Indudablemente el principal aliciente para atraer al espectador será la pareja
estelar, ver a un Cary Grant, al margen de su momento profesional, joven y en vigencia
como galán, acompañando a una joven y radiante Deborah Kerr, hermosa la actriz
para completar la pareja, una pareja en una cinta completamente yanqui, que
erige orgullosa el símbolo de la historia, el Empire State, que se yergue en
toda su magnitud como el emblema del filme, asimismo el escenario donde se
produce el nudo narrativo, el lugar donde se produce el desencuentro que pone
en cierto peligro el romance. Pero el romance evidentemente tendrá final
afortunado para sus protagonistas, y ciertamente, mucho más que eso no hay en
la cinta. Con la mencionada y valgan verdades más anecdótica que otra cosa
participación de Delmer Daves, se configura una cinta para entretener y nada
más, pensada para los paladares blandos y ávidos de historias de amor delicadas
y algo cursis. Aprobado obtiene la cinta, aprobado y nada más.
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