domingo, 1 de enero de 2012

Milagro en Milán (1951) - Vittorio De Sica

Vittorio De Sica es autoridad incontestable en el neorrealismo, director legendario y consagrado, las películas de su autoría, por lo general, gozan de un aura especial, todas están dotadas de su don natural de cineasta virtuoso. Dicho esto, paso a una tarea que considero difícil, la de apreciar Milagro en Milán, y digo difícil pues no es nada fácil emitir juicios desfavorables hacia un director al que respeto y admiro sobremanera. Esto se debe a que para hablar sobre esta cinta, necesariamente debo plasmar las que, a mi particular juicio, son unas críticas que no puedo dejar de transmitir. Película considerada dentro del tándem fundador del neorrealismo, y que cronológicamente es película hermana de las prodigiosas El Limpiabotas (1946), Ladrón de Bicicletas (1948), y la un año posterior Umberto D (1952), es una película hermana con todas ellas pues hasta comparten guionista, el genial Cesare Zavattini. Por todos estos íntimos parecidos, me resulta fuertemente llamativo e inusual el hecho de que esta cinta difiera tan abismalmente de las demás, ahora abunda la fantasía, los cantos, los milagros, es una película completamente distinta, con otra directriz, pues no queda ni rastro del retrato crudo de la realidad, del dolor humano, de la degradación de la persona, no queda, paradójicamente, ni rastro del neorrealismo.

           


La cinta inicia como un cuento de hadas (inaudito comienzo), “Erase una vez” nos dice un texto, mientras una alegre y animada música se oye, y en un tranquilo pueblo italiano, una anciana encuentra un bebé en medio de su jardín, en medio de sus coles, lo adopta y lo cría, y el niño, llamado Totò, crece rápidamente. Pero la anciana, la vieja Lolotta (Emma Gramatica), fenece, y el niño se queda solo y triste. Ya joven, Totò (Francesco Golisano), es un bonachón, busca trabajo sin encontrarlo, un vagabundo le roba su maleta, pero lo encuentra y se la obsequia, se hacen amigos, y va a pasar la noche a su residencia. La residencia resulta ser un conjunto de tablas, calaminas acomodadas a modo de hogar, es un gran terreno, un cuchitril donde hay muchas viviendas como esa, hace mucho frío y todos persiguen los rayos del sol. Se establece ahí, siempre risueño y amable, intenta enseñarle algo a los niños, mientras los demás encuentran una hermosa estatua en la basura, siendo al inicio motivo de disputas, pero acaba siendo un bello adorno de su localidad. El siempre presto Totò ayuda a los recién llegados a encontrar casa, y de repente, unos aristócratas discuten, y el supuesto propietario del terreno se lo vende al magnate Mobbi (Guglielmo Barnabò), por lo que es necesario el desalojo de todo el lugar.




Los pobladores no están dispuestos a moverse, y realizan una rifa sorteando un pollo, hay ambiente festivo adorando al sol que calienta un poco el frío y mundanal terreno, y en medio de sus celebraciones, descubren potentes chorros de un líquido inflamable, han encontrado petróleo. Pero la venta está cerrada, y el nuevo dueño, Mobbi, no pretende ceder, aún cuando recibe a una comitiva, encabezada por Totò, que representa a todos, y le piden respete sus numerosas viviendas. Llega el momento del necesario desalojo, agentes policiales echan humo a los residentes, y Totò se sube a un mástil a agitar el pañuelo blanco de la rendición, cuando, arriba en el cielo, se le aparece el espíritu de Lolotta, que le entrega una paloma blanca, con la que recibe la facultad de hacer milagros. Mobbi no cede, ataca a los pobladores con agua, pero Totò aparece numerosos paraguas y protege a todos, y como por arte de magia, los oficiales al mando, en vez de atacar, entonan canciones. Totò se convierte en una suerte de dios en la localidad, cumpliendo infinidad de milagros, ropa, dinero, cambio de color de piel, cumple los deseos de todos, y la avaricia se va generando. De pronto, dos espíritus se llevan la blanca paloma, con lo que el prodigio se va también, y la hermosa estatua cobra vida y danza. La paloma reaparece, y cuando todos habían sido apresados, milagrosamente son liberados, finalmente todos terminan volando, montados en escobas, y sin rumbo definido.





Termina de esta forma una película por demás enigmática. En cualquier otro contexto, la cinta muy probablemente habría sido vista con otros ojos, pero en el contexto donde surgió, en pleno corazón y formación del neorrealismo, resulta inexplicable la naturaleza de la cinta, resulta completamente incoherente con los demás filmes, me refiero, específicamente, al tratamiento que se le da al trasfondo, pues si bien, la degradación, sufrimiento y desesperanza de unos desgraciados sigue siendo lo principal, el tratamiento que se le da a la historia, es lo que difiere tremendamente de sus contemporáneas películas hermanas. Ciertamente es incomprensible que, siendo el mismo director, De Sica, y hasta siendo el mismo guionista, Zavattini, dupla que generó inmortales, inolvidables y desgarradores dramas, hayan entregado, en el espacio de ese mismo lustro, una película que difiera tanto y tan flagrantemente con sus máximas obras, considerando que solo un año después, con Umberto D, se volvería a la tónica de un auténtico neorrealismo. La diferencia se aprecia desde el inicio, el comienzo de érase una vez y una música feliz y animada, música que no se detiene, y que va remarcando situaciones bastante apacibles, agradables, casi hospitalarias, que luego llegarán a su clímax con bailes, cantos, marchas, y no hay que confundirse, la miseria sigue ahí, los cuchitriles, la pobreza, las injusticias siguen ahí, como acoté antes, podría decirse que cambió la forma, pero no el fondo, pero en todo caso, la forma ha variado de una forma sustancial, inexplicable, y hasta podría decirse lamentable, pues estropea el alma del neorrealismo.





Se destroza completamente la realidad, la magia y la fantasía de unos increíbles milagros reemplazaron el realismo y la desnudez de los mejores dramas de De Sica, ahora presentados en una suerte de fábula fantástica, un cuento de hadas, más emparentado con algunos de los más conocidos filmes de Frank Capra que con el crudo y duro neorrealismo italiano. Algo que sí guarda parecido con las otras cintas es el final, que plasma el clímax de las películas, y este particular caso, se representa con un inexplicable milagro, inaudita situación de todos volando sobre escobas como brujas, y que vuelan hacia rumbo desconocido, pone punto final a una cinta que, al menos a mí, me hizo preguntarme todo el tiempo, ¿es acaso esto neorrealismo?, y lo que es más, cuestionar porqué se la escucha no pocas veces como cinta referencial de esta corriente, y en ocasiones hasta llamada neorrealismo mágico, definición que encuentro tan arbitraria como inexistente. Una cinta con sombreros que aparecen y desaparecen, gente volando en escobas, una estatua bailando oníricamente, secuencias que rozan el absurdo y ridículo, como cuando se cumplen milagros a la multitud, película que en otro contexto tendría otra apreciación, pero en este caso, me deja perplejo, y muchos la defenderán, quizás por lo bienintencionado de su mensaje, quizás por las no tan sutiles indirectas cristianas, pero que, en líneas generales, es el trabajo que finalmente menos me atrae y satisface de De Sica en el periodo señalado de tiempo. Eso sí, no deja de ser un trabajo de De Sica. y sin importar la arista desde la que se la analice, debe ser revisada, generando los particulares juicios de cada uno.





6 comentarios:

  1. Bueno, por algo la pelicula esta catalogada como un referente y me da la impresión que Edgar pertenece a ese grupo de personas que opinan que El Principito es simplemente un cuento para niños.

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  2. Hola Yayo. Cierto, el filme es un referente. En ningún momento insinué o dije que la cinta fuera para niños (fábula fantástica no es sinónimo de producto para niños), si lees con la atención debida entenderás que enfatizo en cómo difiere esta película de sus contemporáneas. No critico la temática ni el tratamiento, sino la diferencia flagrante de una cinta en teoría hermanada a las demás. Gracias por leerme.

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  3. Buen trabajo sobre todo de sinapsis e incorporación de fotografías .

    Es cierto q la película es un quiebre en si misma ;la dura realidad q es enfrentada c optimismo por ToTó y q se transforma gracias al trabajo y la organización(la canción de fondo es fundamental y explicíta toda la ideología )y luego viene el delirio ,la magia y el vuelo para salir del enfrentamiento con el poder Dos formas de salir de la miseria ; una viable y q depende de nosotros otra sólo sueño y en la q los hombres y mujeres no intervienen. Dos caminos, una realidad nos queda elegir cual es el viable .
    Por eso es un gran película
    Por eso y porq los personajes son entrañables y abarcan varios estereotipos .
    Por eso y porq tienen un guión maravilloso dice más de lo dice con música, con palabras,con imágenes poéticas y gestos .
    Gracias por permitirme la reflexión .

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    1. Excelente aporte. La cinta es valiosa por supuesto, como todo lo que hizo De Sica, eso está fuera de toda duda.

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  4. No coincido en absoluto con este análisis. La película muestra el contraste entre la ingenuidad de los que no tienen nada, los que asumen que la palabra del poderoso vale mas que la de ellos y los que digitan el destino de los demás. Muestra que la única esperanza de una vida feliz es tan posible como salir volando en escobas. Muestra que a la hora de pedir deseos, los mismos estan atiborrados de necesidades tan básicas que se trastocan en su jerarquía. Así cuando tienen la posibilidad de pedir algo, lo piden desde el lugar donde estan, desde su condición, piden una araña colgante para llevar a su casilla de cartón. Incongruencias de una vida miserable dentro de una sociedad de consumo.

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    1. Eres libre de tu opinión, eres libre de discordar conmigo. Acepto tus puntos, y reafirmo los míos. Saludos.

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