miércoles, 14 de diciembre de 2011

Surgió del fondo del mar (1955) – Robert Gordon

Horror fantástico del director Gordon que nos relata la delirante historia de un octópodo de dimensiones descomunales, un pulpo que ha adquirido un tamaño inverosímil, se encuentra inicialmente en las profundidades del mar, pero que por actividades  de unas embarcaciones sale a la superficie y atormenta la ciudad de San Francisco, debiendo ser detenido a toda costa por las autoridades militares y por los especialistas en animales marinos, mientras se desarrolla un romance entre los personajes indicados para detener el caos. La cinta cuenta con efectos especiales que fueron relativamente novedosos para su época, pero sobre todo, marcó una pequeña referencia en lo que a películas de terror se refiere, enriqueciendo el género que por esos años, década de los 50s, estaba adquiriendo fuerza, y se estaban materializando muchos de sus grandes títulos. No recluta el realizador a relumbrantes estrellas para su película, pero eso queda en segundo plano, y se centra la atención en la historia del monstruo marino. 

          


Inicia la película con un pequeño documental sobre un submarino nuclear, el arma más poderosa y letal de los yanquis, irresistible para lo que sea, excepto lo inexplicable. A continuación vemos la tripulación de ese submarino, que realiza despreocupada sus actividades, hasta que sus aparatos detectan a una gran masa submarina, cuya identidad es una incógnita. Son embestidos, investigan el origen de la masa, pero los buzos enviados no encuentran respuesta. Después, científicos determinan que el tejido recogido pertenece a un pez de gran tamaño, pero no saben exactamente a qué se enfrentan, por lo que pasan semanas investigando. Finalmente la profesora Lesley Joyce (Faith Domergue) lo identifica como a un pulpo, pero sus superiores se muestran incrédulos, hasta que la bestia aparece, ataca una embarcación y a toda su tripulación. Y el comandante Pete Mathews (Kenneth Tobey) es encargado de capturar al gigantesco monstruo, suspendiendo toda navegación por esa zona del Pacífico. Buscan seriamente a la criatura, especialmente en una playa donde están sus huellas, preparan un plan para eliminarlo en las costas de San Francisco, minan y bombardean las aguas, mientras aparece finalmente el descomunal octópodo, produciendo la famosa escena del formidable monstruo envolviendo el conocido puente yanqui, destruyéndolo, al igual que edificios, autos, todo a su paso. Es atacado con fuego, y finalmente arponeado y torpedeado con un proyectil especial, la bestia es sometida y destruida, mientras los protagonistas consolidan su ya iniciado idilio.




Un pequeño clásico dentro del género por entonces efervescente y creciente, el cine del terror que basaba sus historias en criaturas sobrenaturales, monstruos cuyo origen no siempre es especificado o explicado y es que no era necesario, solo se necesitaba la presencia de esos seres, el pánico y el horror que despertaban estas criaturas, que en ocasiones eran monstruos en todo el sentido de la palabra, o en otras eran animales que adquirieron dimensiones extraordinarias, como es el caso presente, con el pulpo que por razones no demasiado claras tiene un tamaño aberrante. Es con las licencias del género que es posible observar las delirantes escenas de los enormes tentáculos del impresionante monstruo paseándose por el puente de San Francisco, por sus calles, sus autopistas, inverosímil espectáculo que desata el pánico en una ciudad donde los aterrados ciudadanos observan incrédulos los gigantescos brazos del pulpo destruyendo sus autos y sus edificios. La narración de la voz en off también nos da un mayor acercamiento de la historia, a modo de bitácora que nos relata con precisión científica los hechos, descubrimientos, acciones y planes que tienen los protagonistas. Interesante la propuesta, que es una joyita dentro de su género.



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